19 mayo 2006

Conversamos con Verónica Portell

Quizá el nombre les suene porque Verónica es hija de José María Portell, primer periodista asesinado por ETA en 1978. A Verónica hay que presentarla así, porque este primer libro suyo parece haber nacido de una catarsis interior, de un hecho biográfico que ella misma ha transcendido para convertirlo en novela donde 20 voces íntimas nos ofrecen su mirada sobre el drama vasco.
Sin embargo, esta no es una novela política, sino realmente íntima, donde los personajes dejan de ser quienes son en su vida pública para convertirse en personas ante el dolor. Hablamos con su autora y nos sorprende saber que está escribiendo una segunda parte donde da voz a los personajes que habitan una Euskadi en paz. “Ya había escrito alguno antes del alto el fuego permanente, tenía que imaginarme esa Euskadi; ahora ya no es necesario, la paz llegó el día después al acto de presentación de mi libro, fue mágico”.
Verónica Portell Torres (Portugalete, 1969) es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco. En la actualidad ocupa el cargo de Jefa de Prensa en la zona Noroeste de FEVE. Y sin embargo, te entiendo (Editorial Hiria) es su primera novela.
Redacción.- Has sabido ponerte en la piel de los terroristas, los mismos que mataron a tu padre; ¿te preguntas si ellos te leerán o sabrán entenderte a ti?
Verónica Portell.- Me gustaría que me leyesen. Serviría para derribar prejuicios también para ellos. El libro aborda todas las sensibilidades: el sufrimiento que siente una madre al conocer la noticia del secuestro del hijo, también hay quien describe el dolor al rememorar la muerte de su hija en un atentado, el impacto emocional de los padres, sean de una ideología o de otra.
Redacción.- Tu libro sale a la luz en un momento realmente oportuno (en Bilbao se presenta un día antes de la tregua definitiva de ETA). Quisiera saber qué sientes al enterarte de esta tregua.
V.P.- He sido la primera sorprendida por la coincidencia en el tiempo de ambos hechos. Ha sido una casualidad maravillosa. Mi libro ha nacido bajo la mejor estrella. Yo confío en que esta vez la tregua sea definitiva. Se dan los condicionantes necesarios para que sea así. La sociedad está saturada, harta.
Redacción.- Me sorprende el lado humano con el que enfocas cada uno de tus personajes, el del preso, el de la mujer, el secuestrado, el del Lehendakari, el del terrorista, y me quedo con la sensación de que te cuesta odiar.
V.P. El odio no habita en mí. No sé utilizar esa palabra ni en mis pensamientos ni en los actos cotidianos. Me considero afortunada por ello. Para mí, todos somos personas humanas independientemente de lo que cada uno piense o haga con su vida. Sentir, sentimos todos. Es absurdo pensar lo contrario.
Redacción.- Pienso que, sobre este tema, todavía tienes mucho que decir. Sé que no quieres dar un sentido político a tu libro, pero ¿no crees que gente como tú, no como víctima del terrorismo sino como intelectual, podrías apoyar, junto a otros intelectuales, la concordia y acabar con el odio?
V.P.- Mi libro no tiene una intencionalidad política. Tan sólo pretendo que llegue al centro de la diana del corazón de cada persona, independientemente de que sea un político, un terrorista, un votante del Partido Popular o un nacionalista. Busco que cada uno se identifique con los sentimientos del otro, la empatía. Mi vínculo es mi sociedad, mi generación, con ella me identifico yo. Soy permeable a las circunstancias de mi entorno, cambio con ellas. Si mis relatos ayudan a derribar ciertos prejuicios habré logrado mucho, para mí eso es bastante. También los he derribado yo al escribirlos durante ese ejercicio de introspección. Me gusta ser grano de arena que aporta algo positivo en el conjunto, ser pieza de puzzle. No sé cuál será mi papel en el futuro si es que tengo alguno. Vivo mi presente.
Redacción.- Muchos de tus relatos no revelan la identidad del protagonista hasta las líneas finales, de tal forma que mientras el personaje desgrana su intimidad puede ser cualquiera: el terrorista, el secuestrado, el juez… ¿eliges este juego por algo especial?
V.P.- Sí. Me gusta despistar al lector, que se sorprenda en el último párrafo, que crea que habla el terrorista, la madre del asesinado y que al final no sean ellos sino otros bien distintos. Esa es la conclusión final, decir que Euskadi y sus habitantes, como en cualquier otra tierra del mundo, nos movemos más por sentimientos que por ideologías.
Redacción.- Después de este debut, ¿temes haberte encasillado y que sea difícil juzgar tu lado literario?
V.P.- Soy consciente de que se está promocionando tanto el libro por ser quien soy. No soy tan ingenua. Sin embargo, me enorgullece pensar que ese hecho ha dado una voz más alta a mis personajes. Quizás si otra persona los hubiera creado permanecerían silenciosos en alguna balda perdida. Me agrada también pensar que quien compra el libro pensando que es otro más con la temática vasca como telón de fondo, finalice su lectura y me diga que se ha emocionado con lo que siente cada uno de ellos, independientemente de que sea la historia del preso o la del secuestrado.
Entrevista realizada por Beatriz Henao

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