02 junio 2006

Conversamos con Javier Giner

Javier Giner debuta con su primera novela, El dedo en el corazón (Ático Ediciones). Hemos entrevistado a este autor con el fin de conocer más a fondo esta novela. Aquellos lectores que quieran conocer a este autor personalmente y conversar con él lo encontrarán de 7 a 8 de la tarde en el Stand SIGLA (número 180-181) de la Feria del LIbro de Madrid.
Comunicación Cultural: ¿Por qué la pérdida de una persona se convierte casi siempre en la medida del amor?
Te tengo que decir que esas palabras no son mías. Corresponden a la primera frase de “Escrito en el cuerpo” de Jeannette Winterson, una escritora a la que admiro muchísimo. En “El dedo en el corazón”, uno de los personajes (Arturo) comienza a leer el libro en un viaje de avión (que es donde más disfruto yo de la lectura) y se queda petrificado ante su primera frase, algo que me ocurrió a mi cuando lo leí. Completamente autobiográfico. Creo que es uno de los mejores comienzos literarios que he leído jamás, y además en forma de interrogante: ¿Por qué la pérdida es la medida del amor? Es contundente y brutal. Entras de lleno en el libro desde la primera frase. Desde un punto de vista personal, creo que todos padecemos de algo y es de darnos cuenta de nuestros sentimientos no mientras los estamos viviendo sino a posteriori. Esa ausencia es, en muchas ocasiones, la que dictamina el amor que hemos sentido. Creo que la frase de Winterson es muy cierta. Y es una putada que sea así. Saber disfrutar de lo que tenemos debería ser obligatorio. En mi opinión, casi nunca lo hacemos.
Comunicación Cultural: Casi todos los personajes de la novela viven en soledad. ¿Por qué crees que la mayoría de las personas necesita reclamar la atención de quienes la rodean para que le hagan un poco de caso?
La soledad es el nexo de unión de todas las historias. Quería hablar de la soledad, de cómo se puede escapar a ella, de cómo en esa escapada, sin haber sido aceptada previamente, podemos perdernos. Quería hablar del dolor físico y emocional de la soledad. Para mí es esa, y no otra, la mayor enfermedad de nuestro tiempo. Si tienes un dolor de cabeza te tomas una aspirina, pero si estás solo, si te sientes solo, ¿qué haces?… Rodearse de gente no es un remedio. Algunos de los personajes del libro se sienten en su momento más solitario rodeados de multitud de personas en grandes ciudades… No creo que sea sólo un reclamo de atención. Creo que somos animales sociales, que encontramos un sentido en relacionarnos con otros, no sólo en el terreno sexual sino a todos los niveles. Ya lo decía Paloma San Basilio: Juntos, café para dos, fumando un cigarrillo a medias… (Ríe). De todas maneras, la canción de San Basilio tampoco es la panacea. Creo que para poder compartir y relacionarnos con otros, tenemos que pasar por saber estar solos. Y eso es algo que ninguno de los personajes de “El dedo en el corazón” hace. Quizá de ahí las consecuencias fatales de sus empeños.
Comunicación Cultural: Varios personajes de la novela tienen la capacidad de leer los deseos de los demás. ¿Qué aporta a una persona esa competencia lectora?
No sé muy bien a lo que te refieres en esta pregunta, la verdad (ríe). En la novela, ahora que pienso sobre ello, no hay personajes que tengan la capacidad extrasensorial de adivinar lo que otros están pensando… Es cierto que muchos, yo diría que todos, de los personajes son personas muy sensibles, hacia sí mismos y hacia todo lo que les rodea, en muchos casos, incluso demasiado, rozando la psicosis. Es cierto que todos los personajes del libro están abiertos por las tripas y son personas que las enseñan. Eso hace, espero por lo menos, que el libro sea muy intenso en las situaciones y emociones que plantea. Los personajes del libro no esconden, sino que enseñan, y algunos, no sólo enseñan, lo ponen en tu cara como diciéndote: ¡Este soy yo! Me gustan ese tipo de personajes, que no tienen nada que perder, porque lo han perdido todo y juegan a la apuesta más alta.
Comunicación Cultural: Cuando intentas dejar de querer a alguien, ¿es la huida hacia adelante la mejor solución, o la única posible?
Creo que es la única posible, pero no debería de convertirse en una huida, como ocurre con los personajes de la novela. No deja de ser la carretera que debes transitar por delante de ti, pero no es necesariamente una huida per se. Las últimas palabras de la novela, muy conscientes, son: “Hacia delante. En movimiento”. En esta vida, o sigues, o te mueres. Es así de simple.
Comunicación Cultural:¿Por qué la mayoría de las novelas de temática gay cuentan con personajes siempre a la deriva, relaciones difíciles y tormentosas y con finales tan tristes?
No creo que sea una cualidad intrínseca de las novelas de temática gay. De hecho, no considero que “El dedo en el corazón” sea una novela de temática gay, ni muchísimo menos. En “El dedo” he intentado aunar todas las formas de amar posibles, entre ellas la de las personas del mismo sexo. Creo que la línea narrativa, desde un punto de vista personal más dura, no corresponde a la de temática gay del libro sino a la de Bárbara, una historia “hetero” incluso con matrimonio y todo. Es cierto que la línea narrativa gay, por así decirlo, es muy “llamativa” por lo que cuenta y las situaciones que se viven en ella. Pero no creo que emocionalmente hablando sea la más tormentosa o difícil. De todos modos, estaba claro desde el principio que las historias de “El dedo” no iban a ser de color de rosas porque los componentes de las mismas no lo eran, nacían del dolor y hablaban de él. Y también quería dejar claro que el dolor duele por igual independientemente de tu orientación sexual o de tu procedencia.
Comunicación Cultural: Cada día nacen en Internet decenas de revistas culturales en formato digital, blogs de creación artística, editoriales digitales, etc. ¿Crees que Internet ampliará la comunidad literaria? ¿Ayuda a descubrir y/o a dar a conocer nuevos talentos?
Creo que sí. Definitivamente cualquier forma o portal en el que se den a conocer nuevos nombres, nuevas formas de sentir o nuevas formas de expresión debe ser recibida con alegría. Internet nos ha abierto las puertas a un tipo de comunicación como nunca antes había existido y eso desde luego, es muy importante. También tiene sus riesgos, como todo. Somos especialistas en dar mal uso a cosas que son maravillosas. Pero ese es otro tema. Desde luego, cualquier página como la vuestra merece un brindis (ríe).
Javier Giner nació en Baracaldo, Vizcaya, en 1977. Cursó sus estudios en Bilbao, Madrid y Nueva Orleans. Después se trasladó a Los Ángeles, donde trabajó en los estudios MGM y estudió escritura y dirección en la Escuela de Cine de Los Angeles. Durante este tiempo escribió y dirigió dos cortometrajes con un denominador común: el gusto por las historias salvajes. Al regresar a Madrid, se integró en el equipo de El Deseo, la productora de Pedro Almodóvar, donde permaneció cuatro años trabajando como responsable de relaciones internacionales.

Leave a Reply