27 octubre 2006

Una Ariadne auf Naxos de altura

La temporada de ópera del Teatro Real ha tenido un buen comienzo. Aunque sorprenda el hecho de que el coliseo elija esta obra de Richard Strauss para abrir su programación, lo cierto es que la producción ha alcanzado un nivel muy notable. Era una apuesta arriesgada.
Lo mejor ha sido sin duda el aspecto vocal y musical. Extraordinarias Diana Damrau (Zerbinetta), Joyce DiDonato (El compositor) y Anne Schwanewilms (Primadonna-Ariadne). La primera (en la foto) viene de triunfar en Salzburgo este verano como la Reina de la Noche en la producción de Die Zauberflöte, dirigida por Muti. Cantante de carácter, dotada de una extraordinaria capacidad teatral y una voz arrolladora, se ha metido al público madrileño en el bolsillo con un papel de gran dificultad. Esperemos de nuevo verla por aquí. Seguro que los responsables del estupendo Ciclo de Lied del Teatro de la Zarzuela ya la tienen en su agenda.
Joyce DiDonato, que ya cantó en este mismo teatro La Cenerentola, de Rossini, protagonizó una excelente primera parte y Anne Schwanewilms estuvo convincente en su Ariadne. El nivel vocal se complementó con un buen trabajo de la orquesta, muy atenta a los detalles, como acostumbra Jesús López Cobos.
La dirección de escena de Christof Loy, procedente de una producción del Covent Garden de 2002, fue lo más desigual. Se entendía bien lo que quería conseguir. Una muy teatral y conseguida primera parte, con un escenario dividido en dos que simultaneaba la acción. Y una segunda parte destinada a trasladar un Naxos sombrío, situado en una habitación de hotel vacía con unas cuantas velas por toda iluminación. En el centro, Ariadne y su soledad. El problema llegó con los visitantes. Personajes de la mitología fueron sustituidos por un punki, un motero y un yuppie. Quizá aquí la traducción contemporánea de Loy del mito de Ariadna no siguió la lógica que nos presentaba. Al final, las notas escalofriantes de Zerbinetta y el buen hacer de los cantantes y la orquesta aupó la función hasta un éxito notable.
Texto: Felipe Santos

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