18 marzo 2015

Los campos magnéticos de los espacios físicos

En algunas ocasiones hemos hablado de cómo la tecnología sensorial, de geolocalización, o los beacons, que tuvimos la ocasión de ver cómo funcionaban, se están convirtiendo en piezas muy útiles para la construcción de nuevas experiencias en las visitas a museos, bibliotecas o centros culturales, en general.

Como ocurre con muchas de las tecnologías que vemos con frecuencia, muchas veces, la combinación de varias configura la cartografía ideal de cómo implementar aquellas en estos espacios.

Cada una de ellas tiene sus virtudes, pero también sus limitaciones. En el caso de los ejemplos citados, las distancias o el correcto funcionamiento de los móviles son requisitos indispensables para que puedan cumplir su función.

Pues bien, cuando apenas vemos cómo comienzan a implantarse los beacons en los espacios culturales, la tecnología de posicionamiento o de campos magnéticos se abre camino para aportar una mayor precisión en los datos sobre la localización de las personas que visitan, por ejemplo, una exposición.

Un documento de la compañía OpusResearch da cuenta de algunas de las ventajas de la aplicación de los campos magnéticos en interiores.

Esta tecnología que llevan algunos animales incorporadas, como los murciélagos, puede ser replicada por dispositivos móviles, que pueden detectar cambios en los campos magnéticos y, por tanto, el movimiento de las personas entro de espacios físicos.

La exactitud del posicionamiento de visitantes o consumidores dentro de un lugar puede ayudar a los responsables de tales espacios a ubicar mejor sus productos o sus obras, según el caso.

Según el mencionado documento, aproximadamente el 15% de los consumidores abandonan las tiendas o no compran porque no pueden encontrar el producto que están buscando. Las pérdidas, tanto monetarias como de valor de experiencia en la visita, pueden ser enormes.

Merece la pena buscar la recompensa de los visitantes gracias a la precisión a través de esta tecnología y el móvil.

De nuevo, aquellas tecnologías que a veces vemos en las películas salen a la calle para tener una función menos espectacular pero de mayor valor para los responsables de los espacios culturales y los usuarios de a pie.

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