28 noviembre 2018

¿En qué se diferencia leer un libro de escuchar un audiolibro?

Reading vs. ListeningDesde un punto de vista académico, todos sabemos que leer un libro en papel o en pantallas no es lo mismo que escuchar un audiolibro, pero no dejan de ser diferentes caminos que nos llevan a un mismo destino. Cada formato crea y genera unas experiencias lectoras, recuerdos y emociones complementarias. En este contexto, denigrar la lectura en pantallas o la escucha de audiolibros es contraproducente para el mundo del libro dado que estos formatos pueden ayudar al sector a recuperar lectores o hasta crear nuevas audiencias. Lo importante es leer, independientemente del formato (libro en papel, ebooks y audiolibros).

Según los doctores Art Markman y Bob Duke, de la Universidad de Texas, los resultados de leer y oír, aun siendo distintos, no son ninguno mejor o peor que el otro. Lo único es que cerebro procesa la información de forma diferente.

En una conversación publicada en formato podcasts por diversos canales, estos doctores que ofrecen píldoras divulgativas de carácter científico –Two Guys on your Head– sobre cómo funciona nuestro cerebro, discuten en un episodio titulado ‘Reading vs. Listening’, las diferencias entre estos dos modos de enfrentarse a un texto: leyéndolo u oyéndolo.

Según estos expertos, que además han hecho estudios sobre las respuestas cerebrales en cada caso, el acto de leer supone estar mirando símbolos en una página, y el cerebro está ocupado llenando todos los espacios en blanco, algo que ya señalaba la ‘Teoría de la recepeción‘ -con Wolfgang Iser a la cabeza- al hablar de llenar los espacios en blanco o de indeterminación.

Del mismo modo, la mente llena, por así decir, los sonidos de las voces, la escena, la inflexión, el significado más profundo, la trama, etc. Con los audiolibros, muchos de esos espacios están dados, si bien permite prestar atención a otros detalles.

Por otra parte, cuando alguien oye audiolibros, como no puede volver atrás y hacer un acto inmediato parecido a la relectura, es mucho más probable que haga un mejor esfuerzo al tratar de extraer la esencia de lo que la voz quiso decir en la locución, más que cuando uno lee, que sí puede retomar la lectura cuando se quiera (ponen el ejemplo de la lectura de Shakespeare, cuya obra, aseguran, es más fácil de comprender oída que leída).

En cada caso los recuerdos del texto son diferentes según el modo en que se ‘consumen’. En un experimento que el Dr. Markman llevó a cabo en su laboratorio, vio que cuando escuchamos locuciones como por ejemplo unos proverbios, es más probable al oírlos se conecten con otros proverbios que tienen un mismo significado similar más profundo. Esto también tiene relación con la posibilidad o no de volver a atrás en un texto.

Por el contrario, cuando se lee ese mismo proverbio, es más probable que se recuerden otros proverbios que usan palabras o sustantivos similares o iguales. Es decir, leyendo el escoge los elementos de manera más literal.

También señalan los doctores que una diferencia esencial entre los audiolibros y le lectura es que los primeros pueden provocar un respuesta más emocional frente al contenido, sobre todo porque se asemeja a una experiencia social, donde poder oír diferentes matices vocales que señalan sarcasmo, ironía, etc., como los que se pueden escuchar en una conversación entre personas.

De hecho, la lectura es un acto solitario, y un audiolibro se puede oír con otras personas, lo que permite ver diferentes tipos de reacciones, tiene un componente social que puede hacer de la experiencia algo más interactivo.

Por tanto, son maneras diferentes de disfrutar de las obras escritas y cada una puede ser complemento de la otra.

Se puede oír toda la conversación en este enlace.

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