03 agosto 2005

De viaje con Espido Freire, Lorenzo Silva y Manuel Leguineche

Así son los escritores que entrevistamos por su afinidad a los libros de viajes.  Un trío que además se presenta este verano con nuevos títulos en las librerías.

Lorenzo Silva, actual Premio Primavera de Novela, con "Carta Blanca", Espido Freire, que regresa con "Querida Jane, Querida Charlotte" y Manuel Leguineche, que indaga en la biografía de Wilfred Thesiger "El último explorador: La vida del lengendario Wilfred Thesiger".
 

¿Por qué viajar?

Espido Freire: Porque sólo se tiene una vida y es horrible recluirla en un sólo lugar

Lorenzo Silva: A veces por narices, y conviene reciclar la experiencia en positivo. Y cuando nada ni nadie te obliga, por conocer lo que desconoces del mundo y de ti.

Manuel Leguineche: Para pasear un sueño, escapar de rutinas y agobios, lo de todo el mundo. A veces se sabe mejor de lo que se huye que lo que se busca. Cada uno tiene sus razones. Lo esencial es no perder el sentido del humor. Y del amor, si es que lo tienes.

¿Qué destino fue el último que elegiste?

Espido Freire: El que elegí, fue Cádiz, la preciosa costa de Zahara de los Atunes, Bolonia, Tarifa… El que no pude elegir, pero fui igualmente y con placer, Estados Unidos, primero a la falda de las montañas rocosas, en Colorado, luego a California.

Lorenzo Silva: Elegido por mí, Sicilia. Una buena elección, por cierto.

Manuel Leguineche: Casi todos mis viajes son profesionales, como reportero. Estuve en Jordania en la última crisis del Golfo. Mi viejo amigo Sadam Hussein me negó el visado. Tengo tal deformación profesional al cabo de los años que me cuesta viajar por viajar.

¿Lo más parecido a viajar es leer libros?

Espido Freire: Lo más parecido a viajar es soñar dormido e imaginar despierto. Leer es otra cosa, un contrincante cercano, otra pasión absorbente.

Lorenzo Silva: Depende del libro y del viaje. Pero fue mi sucedáneo cuando no podía comprar billetes de avión. Y a veces el sucedáneo gana al original.

Manuel Leguineche: Sí, y hablar de ellos, evocarlos. Repasar las notas que tomaste. Repasar nuevas rutas en el mapamundi. Y tener al lado a alguien a quien no le aburran tus batallitas.

Un viaje que guardes en la memoria.

Espido Freire: Un crucero de quince días que nos llevó a recorrer la Patagonia Chilena, Tierra de Fuego, Ushuaia. Inolvidable.

Lorenzo Silva: Lisboa, 1988. Fue el primero fuera de España.

Manuel Leguineche: El turista sabe cuándo empieza y termina el viaje, el viajero sabe cuándo empieza pero no cuándo termina. Esta última modalidad es la que elijo. Al final, de todo lo que has vivido o viajado, se hace una síntesis. Hay días en que volverías a Asia; otros, a Latinoamérica, o a África, según el estado de ánimo.

¿Tal y como están los tiempos, ¿mejor quedarse en casa?

Espido Freire: No, nunca, no creo que pudiera soportarlo. La ciudad sólo es tolerable porque no tiene puertas, y por lo tanto, podemos escaparnos de ella.

Lorenzo Silva: En estos tiempos, tu casa es lo primero que te pueden volar.

Manuel Leguineche: Ni hablar, eso sería lo último. El viaje te permite escapar de tu mismidad y de sus costumbres fijas. Hay que oxigenarse, dejar de mirarse al ombligo, acercarse, con modestia, a otras culturas. Y dejar de comparar, que si mi abuela cocina mejor que aquí, que si….No somos los reyes del mambo. Además, ya decía Cervantes que viajar hace a los hombres (y a las mujeres) discretos.

Tres ideas sanas para realizar durante las vacaciones.

Espido Freire: Dormir mucho, todo lo posible, entre sábanas bonitas y con luz natural para despertanos. Comer sano, para recuperar todas las energías perdidas y los sabores olvidados. Caminar hasta el cansancio, sentir de nuevo los músculos y el dolor sano de estar vivo y cansado, para dormir bien, para comer mejor.

Lorenzo Silva: Subir a un monte, nadar en el mar, olvidarte de las cosas que crees que tienes.

Manuel Leguineche: Primero, no llegues con demasiado tiempo de antelación al aeropuerto, es el primer síntoma de vejez. Al hacer la maleta, quita parte de la ropa y mete más dinero. Envía las tarjetas postales antes de partir. Es la única manera de que lleguen antes de tu regreso. Y no lo olvides, partir es vivir…

Texto:  Beatriz Celaya

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