Ideas para fomentar la lectura frente a las pantallas

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En un momento en que las pantallas dominan gran parte del ocio y la cultura, la edición de libros parece vivir una crisis: muchas personas leen menos, los modelos de negocio tradicionales no se adaptan suficientemente rápido y la competencia del contenido digital se intensifica.
Sin embargo, según un estudio de la consultora Bain & Company, la industria editorial aún tiene razones de esperanza -y vías concretas de mejora- gracias a dos fuerzas clave: la atención profunda que los libros todavía suscitan y el valor que los lectores asignan a la creación humana.
De entrada, el estudio muestra que los libros ocupan un lugar singular entre los medios: la encuesta de consumo de medios de mayo de 2025 indica que más del 60% de los lectores estadounidenses afirman prestar atención completa cuando leen un libro, lo cual no ocurre con otro formato como vídeo, música o incluso juegos.
Además, alrededor del 60% de los encuestados dicen que desearían leer más. Esto resulta ser indicador claro de que, aunque el tiempo de lectura haya disminuido, el deseo permanece.
Otro aspecto relevante del informe es la percepción sobre el contenido generado por inteligencia artificial. Más del 70% de los consumidores afirmaron que estarían menos interesados en leer un libro generado en parte o totalmente por IA.
Esto marca una ventaja clara para los editores que apuestan por la voz humana, el talento autoral y los editores profesionales. En un mundo inundado por contenido automático, la diferenciación vendría así de la calidad, el autor y la creatividad auténtica.
Para aprovechar estas ventajas, el informe de Bain & Company propone tres grandes ejes de actuación para la industria editorial:
- Captar nuevos lectores: según las recomendaciones del informe es imprescindible que las editoriales refuercen el mensaje de que leer libros es una alternativa real al dominio digital de pantallas. Ya no basta con “estar en redes”, señalan, la industria debe posicionarse como vehículo de desconexión y foco, apelando al hecho de que los libros permiten mayor concentración y menor multitarea que otros formatos.
- Incrementar el consumo entre quienes ya leen: es decir, fomentar comunidades lectoras activas -a través de clubes, plataformas sociales, recomendaciones, redes de lectores- puede ayudar a que cada lector lea más títulos por año. Según el estudio, más de un tercio de los lectores dicen que “recomendado por familia, amigos o comunidad” es un factor clave en su elección de libro.
- Capturar mayor valor económico por lector: se trataría de monetizar más allá del libro físico o digital. La franquicia de propiedad intelectual -merchandising, eventos en vivo, ediciones especiales-, la ampliación de formatos (audiolibros, novelas gráficas) y las ediciones de lujo son oportunidades aún desaprovechadas en la mayoría de editoriales.
Por último, consideran una transformación operativa como esencial. En este caso se recomienda automatizar procesos que no son creativos -cadena de suministro, análisis de datos, marketing- para liberar recursos hacia el talento, la autoría y la innovación.




