Deudas pendientes
Lo único inesperado dentro de su rutina diaria es su repentino encuentro con Trendy, su mejor amigo durante la adolescencia y a quien llevaba muchos años sin ver, pero este reencuentro durará poco, pues unas horas más tarde Trendy aparece asesinado en la calle Fuencarral, en pleno centro de Madrid. Pablo se verá a partir de ahora inmerso en una investigación criminal que le obligará, incentivado por la presión del inspector de policía Antonio Roche, a recordar sus vivencias a los 17 años, su humilde barrio de siempre, sus amigos Nora, Mosca, Javier, el bar La Rueda, y a bucear entre tantos sentimientos, inquietudes y confusas emociones que, de algún modo, necesitan una explicación y más de un porqué.
Con un interesante planteamiento y un buen estilo literario, aunque quizá desarrollado en exceso y con cierta reiteración en la exposición, Deudas pendientes nos transporta a ese complicado mundo de la adolescencia y sus relaciones personales, sus frustraciones e inquietudes, sus malentendidos nunca aclarados, las amistades eternas, los amores perdidos, y el modo en que todo ello marca la evolución de cada individuo hasta el punto de necesitar buscar soluciones a problemas pasados para poder seguir viviendo.
Debo decir que me ha sorprendido la falta de rigor a la hora de corregir y revisar el texto: tildes que sobran, otras que faltan, y algún que otro error de ortografía tan garrafal que más de uno hubiera suspendido durante esa adolescencia de la que antes hablábamos…
Antonio Jiménez Barca nació en Madrid en octubre de 1966. Se licenció en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid y vivió un año en París y otro en Praga. Desde 1994 trabaja como redactor en el periódico El País. Deudas pendientes es su primera novela.