26 julio 2006

Belver Yin

¿Por qué se reedita una novela año tras año? “Belver Yin”, primera novela de Jesús Ferrero, se ha vuelto a reeditar. Teniendo en cuenta que en España salen al mercado anualmente entre 60.000 y 80.000 títulos nuevos, que una novela lleve 23 años reeditándose es para hacer pensar en la historia que cuenta y en lo que dice. ¿Qué nos atrae de “Belver Yin”? La novela comienza su carrera pública en Barcelona, en 1982, donde se la otorga el premio que lleva el nombre de la ciudad. Entonces se leíamos con interés a norteamericanos como Faulkner, Dos Passos, a los franceses del “nouveau roman”, y a los escritores del “boom” latinoamericano que venían desde la década de los 60 ganando lectores. El proceso de reforma política en España nos llevó, habiendo esperado cambios profundos en la sociedad, a una situación de desesperanza, de pérdida de ilusiones, de desorientación, se creó una atmósfera de abandono. Ante la desilusión que generaron aquellos que parecían haber prometido tanto se instaló en la sociedad una falta de horizonte para los asuntos comunes a todos, se extendió la inhibición social y se tradujo en un deseo de escapada y búsqueda individual e imprecisa. Si los años 60 y primera mitad de los 70 la novela española exponía en temas y formas la ruptura que se iba produciendo con el pasado, por medio de la experimentación literaria -en correspondencia con la atmósfera social- incorporando los avances y cambios habidos en las literaturas extranjeras desde los años 20, puestas a buscar el espíritu del ser humano del siglo, con la muerte del dictador en el 75, los nuevos escritores se internan en la memoria, reflexionan y critican, pero llegados los 80 -esos años de desaliento- se pusieron a trabajar con historias características del momento: personajes sin ánimo, sin ideales, confundidos, o novelas que situaban a sus personajes espacial y temporalmente lejos, extraños al entorno en el que se vivía el fraude. Los personajes emprendían una búsqueda de sí mismos, trataban de reconocer lo que eran, lo que somos, y comprender lo que había pasado y lo que pasaba. En los años anteriores, la experimentación literaria había abandonado la organización de la novela por capítulos, el personaje protagonista, la narración de una historia como aventura y tantas otras cosas, los escritores trabajaron contra la novela en el sentido tradicional siguiendo los caminos de lucha contra la antigua sociedad, algunos escritores y teóricos sostenían que la novela como tal había muerto, pero la nueva creación, representando los nuevos comportamientos, recuperó parte de aquellos elementos para unir a las aportaciones experimentales y crear con el conjunto la última novela española. En los años 80 el experimentalismo apenas tenía lectores, y los escritores españoles asumieron la responsabilidad de sacar de la encrucijada en la que se encontraba la literatura el punto de vista nuevo capaz de mostrar el mundo. Con ello generaron, ¿podríamos denominarla “corriente”?, lo que se llamó “la nueva novela”. Aquí es dónde aparece “Belver Yin”, novela de exquisito lirismo y gran sensualidad, primera “nueva novela”. “Belver Yin”: punto de encuentro de lo clásico y de lo contemporáneo. La obra está dividida en Breviario y tres Partes al estilo clásico, de las cuales la primera y la tercera tienen el mismo número de capítulos, y, si apuramos, hasta el mismo número de páginas. Su aire de misterio y exotismo empieza por los mismos títulos, algunos de ellos son: “La balada de Dragón Lady”, “La talla perdida”, “Una noche en Cantón”, “El arte de amar”, “El otro río”, “El pasillo de las seis garzas”, “Profundas transparencias”, “Desembarco en Hué”. “Belver Yin” nos habla del río de la vida, de la búsqueda en la que estamos inmersos, del eterno retorno a nosotros mismos. Es una tragedia griega, tragedia para los personajes en general, donde el destino de los dos protagonistas se intuye pues queda fuera de lo escrito. Como en la vida, no sabemos todo y menos el futuro, tan solo podemos imaginarlo. El asunto que nos cuenta puede recordar al lector a “Edipo Rey”: El hijo mata al padre sin saber que es su padre, se casa con su madre, sin saber que es su madre, y tiene hijos con ella. El conocimiento de quienes son sus progenitores le hará desgraciado. Es posible que recuerde a “Electra”: el hijo vuelve para vengar el asesinato de su padre, mata a su madre y a su tío. La construcción y la intencionalidad de “Belver Yin” ha seguido también a Shakespeare: la novela no se levanta según el principio de unidad de acción si no el de las analogías, sistema por el que se repite la anécdota, y como en una sucesión de espejos cóncavos y convexos –en la novela hay un continuo juego de espejos- el conflicto principal se repite en otros personajes, pero el reflejo de tal conflicto en ellos presenta a éste y a los actores deformados. Shakespeare repite el asunto principal de los protagonistas, deformado en todos los personajes de la escala social que aparecen en sus obras, ¿por qué todos tenemos los mismos conflictos? Hay un capítulo que alude subrepticiamente a “Hamlet”, es el titulado “Retrato de Tomijuro”, en él se habla de la doble personalidad, de la sexualidad de los personajes, se menciona el viaje que uno de ellos hace desde Dinamarca -Hamlet hizo el viaje desde Dinamarca- de cómo el destino conduce a Belver Yin a amar a su hermana y a incitar al hijo de ésta para que mate a su propio padre. “Electra”, “Hamlet”, “A Electra le sienta bien el luto”, tratan el tema del asesinato del padre por parte de la madre y su amante y la venganza que lleva a cabo el hijo. En “Belver Yin” el hijo venga a la madre por el engaño del marido con un amante.

II

Sobrecogernos es un objetivo de la tragedia. Si el destino es la marca irresistible de éstas obras, la condición humana es la masa con la que se hacen, y Jesús Ferrero trabaja con esa patente. En “Belver Yin” el destino marca, arrastra a los protagonistas, dos hermanos gemelos y sietemesinos, Yin, él, y Yan, ella, que han nacido para amarse. El Yin y el Yan, el principio femenino del Tao y el fundamento masculino del cielo, lo masculino y lo femenino están cambiados en ellos dos para que inexorablemente la ambigüedad haga que se necesiten, se busquen, y se unan. La novela es la expresión del antagonismo y la unión entre ambos principios, es también la expresión de la búsqueda y el punto de partida. Duplicidad y unicidad. Yin, él, el principio femenino del Tao, resultará un personaje imprescindible -de ahí el título- inspirando, sugiriendo, informando a Yan, ella, el fundamento masculino del cielo, para que tome la iniciativa y lleve a cabo las acciones pertinentes y los cambios. La novela es circular, recupera la teoría del eterno retorno –siempre volvemos al mismo punto de partida, pero nunca en la misma circunstancia- simbolizando la vuelta al principio de la vida, termina prácticamente con “La Balada de Dragon Lady”, canción con la que había empezado el texto. Las relaciones entre los hermanos, de caracteres en contraposición con sus nombres, se exponen formando parte de la naturaleza, de la misma manera que las relaciones entre los restantes personajes, mostrándolos cómo son no en la superficie, si no en lo profundo de su ser. “Belver Yin” trata la heterosexualidad, la bisexualidad y la homosexualidad como formas de relación humana. La consideración de moral o inmoral no pertenece a la naturaleza, la naturaleza no discute sobre moralidad, no son relaciones morales ni inmorales, pertenecen al terreno de lo místico y lo mítico, concepciones inmovilistas que instituyen, graban y persiguen. No me resisto a destacar en “Belver Yin” un aspecto poco o nada comentado y que siempre me ha llamado la atención: el trabajo de Jesús Ferrero, su autor, con los números. Los pitagóricos, los judíos en la Cábala, los cristianos…, han hecho de los números símbolos, y, aprovechados para la expresión del lenguaje literario, lenguaje simbólico, llegan como un recurso más a la novela de una manera discreta, como han llegado los colores por ejemplo, incitando a una lectura oculta, remarcando caracteres, asociando espacios y funciones, de modo que el lector medio, que no tiene por qué advertir el carácter estratégico de estos elementos, lee y lleva a su subconsciente una interpretación simbólica del texto; así por ejemplo en “Belver Yin” encontramos el 2, remarcado por los 2 hermanos y su carácter ambiguo, va a estar asociado al amor y a la hermandad, el 4, múltiplo de 2, va a asociarse a los nacionales chinos, el 3 estará asociado a los extranjeros, a la bisexualidad, hay triángulos amorosos, y a la muerte, el 5 se relacionará con los extranjeros, el 6, también múltiplo de 2, se asocia a la ambigüedad, el 7 tendrá que ver con los chinos que se relacionan con extranjeros, por ejemplo los dos hermanos, obsérvese el número último de los años que se mencionan, 1934, 1935, las circunstancias que señalan, los elementos que forman parte de la escena, podríamos continuar presentando más números y asociándolos a situaciones, líneas narrativas, actitudes, podríamos leer la novela desde ellos. El descubrimiento de éste tipo de construcción interna es siempre una sorpresa, pues se puede observar como los diferentes elementos que forman parte de nuestra cultura pueden ser utilizados para acentuar el sentido del texto; izquierda y derecha también sirven a éste propósito, cuando se menciona el lado izquierdo éste tiene que ver con los extranjeros y con Goel, hijo de Yan y de su marido inglés, y la derecha quedará sólo para los nativos, tanto uno como otro se asocian con los números correspondientes en cada escena. Por último los hermanos, en su huida, suben a un barco extranjero, el “Britania”, que sale a las 3 de la tarde. Este par de datos son dos presagios, el barco es extranjero y el número es el 3, elementos -extranjeros y 3- asociados a la muerte, pero lo que podemos imaginar que les espera queda fuera de la novela. “Belver Yin” es un alegato a favor de la búsqueda y la defensa del “yo” como diferencia e identidad, expresiones del espíritu humano.

En su día “Belver Yin” fue un libro perturbador, hoy, después de tantos años se edita en los sellos más importantes. En 1982 agrandó de forma insospechada las dimensiones de la literatura española, acabó con esquemas puritanos provenientes de una sociedad cerrada a la libertad y empobrecida mentalmente, aprovechó las enseñanzas tan novedosas que los escritores anteriores aportaban, y nos habló, en una situación de crisis, de la necesaria búsqueda a la que estábamos abocados. Después de tantos años sigue conquistando lectores, conmocionando. Una novela clásica y contemporánea.

Ramón Pedregal Casanova (Valverde de Jucar (Cuenca) 1951) estudió en la Universidad Complutense de Madrid Ciencias Políticas y en la Escuela de Letras. Asesor literario de la Editorial Lengua de Trapo. Dirige una Escuela de Literatura (Biblioteca Municipal. Las Rozas. Madrid) y  es profesor de novela contemporánea española y de relato breve en la Escuela de Letras. Tiene publicaciones literarias, reportajes, entrevistas, crítica, ensayo, en revistas y diarios como Revista Delibros, Añil (revista de cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha), Cuadernos del Matemático, El Cenital, Lateral, Platea, Diario Ya, Diario Lanza (Ciudad Real), La Nueva España (Asturias).

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