13 noviembre 2006

Pilar Bellver

Pilar Bellver (Jaén, 1961) estudió Periodismo en la Complutense de Madrid. Ha vivido y trabajado en Madrid como directora creativa de una agencia de publicidad. Ha publicado dos novelas; una corta, que ganó un premio nacional de novela breve, titulada La tercera vez (1997) y editada con el patrocinio de la Diputación de Murcia, y la novela larga a la que esta breve pertenecía, Veinticuatro veces (Lumen, 2000).

¿La novela está basada en experiencias personales?

Sí, es altamente autobiográfica. No tanto en la peripecia sino en lo que tiene que ver con el trabajo. He trabajado muchos años en una agencia de publicidad, aunque estudié periodismo, y todo lo que tiene que ver con el análisis del mundo de la publicidad es mi experiencia.

También es autobiográfica en el hecho de dejar la publicidad y los motivos que llevan a ello. No creo que se pueda escribir de otra manera que no sea reflejando parte de tus experiencias vividas.

La protagonista de tu novela es una mujer; ¿crees que si hubiera sido un  hombre habría tomado la decisión de dejarlo todo de la misma manera?

No, en mi novela eso es imposible. A mí nunca se me ocurriría ponerme en la piel de un hombre y escribir una novela en la que el protagonista fuera un hombre; no tengo derecho. Yo no soy quién para suplantar la voz de un hombre; ellos ya lo han hecho bastante en la historia literaria con las mujeres y espero que se den cuenta de que no son quiénes para hacerlo.

Pueden poner personajes femeninos, incluso es algo que me divierte, ver la concepción que tienen de nosotras, pero lo que no pueden hacer es coger la voz de una mujer y menos en primera persona.

La novela está escrita en primera persona, como todas mis novelas, y, por supuesto, la protagonista tiene que ser una mujer.

¿Serías capaz de tomar esa misma decisión?

No es una decisión tan heroica y creo que la está tomando mucha gente sin darse cuenta de que las verdaderas razones pueden ser éticas. Es necesario que los escritores analicemos, veamos por debajo de las cosas… Tu visión del mundo es lo que te convierte en escritora.

Estamos menos preparados de lo que creemos para vivir deshonestamente.

¿Se trata de una novela enfocada exclusivamente al público femenino?

Primero es una novela escrita por una mujer. Otra de las líneas narrativas tiene que ver con el enfrentamiento amor-deseo;  por eso se llama “el tratado de las almas impuras”, necesitamos el deseo, no somos amor. Cuando los cristianos crearon su Dios inventaron una definición que parecía perfecta: Dios es amor; ¿y el deseo? El deseo es impuro; entonces, somos almas impuras.

Ese enfrentamiento amor-deseo ha sido contado muchas veces a lo largo de la historia y ha llegado a nuestros días siempre enfocado desde la perspectiva de los hombres y con una concepción de la mujer muy pura porque “somos más amor”. Yo no me siento reflejada desde ese punto de vista, ni siquiera en las novelas del siglo XIX sobre adulterio, porque están contadas en primera persona por un hombre.

Últimamente empiezan las mujeres a contar su amor y su deseo, aunque sigue siendo muy escaso. Y, en este caso, el deseo de una mujer por otra mujer es más escaso todavía. Por tanto, sí es una novela de mujeres y sí la van a entender mejor las mujeres. Además, no tiene personajes interesantes masculinos.

¿Por qué se empeñan en decir “novelas de mujeres” cuando no se dice “novelas para hombres”?

Lo universal es lo masculino; el resto debe ser definido. Cuando logras introducir el concepto de lo universal como lo que tú quieres que sea lo universal es un triunfo, eso es lo que han hecho los hombres, conseguir que lo suyo sea lo universal. Lo nuestro tiene que llamarse de alguna manera y yo creo que sí es una literatura de mujeres, pero eso no quiere decir que no sea tan universal como la de los hombres.

Como profesional de la publicidad y el periodismo, ¿qué opinas de los compromisos de la primera frente a la objetividad de la segunda?

La publicidad es “mala” por su esencia, por su razón de ser, pero no tanto por sus fines. Intentar vender algo no es malo, pero la forma en que lo hace es terrible, es tendenciosa, mentirosa y sugestiva. Hasta cuando es informativa es falsa, porque nadie paga para hablar mal de sí mismo. El lenguaje publicitario es perverso para el pensamiento crítico.

Los medios de comunicación a veces también lo hacen, pero no de esa forma tan  mala. Además no está en su esencia, su naturaleza se basa en procurar la objetividad.

En la novela se ataca en varias ocasiones al sistema de las agencias de publicidad. ¿Crees que es realmente engañosa?

No puede ser cierta porque si dijera la verdad negaría su esencia. No es tan malo lo que dice el mensaje como las veces que oyes el mensaje.

¿Qué opinión te merecen las preocupaciones generales de la sociedad actual?

Una de las líneas narrativas de la novela se refiere a la ética del trabajo. La protagonista deja un puesto extraordinariamente bien pagado porque no lo soporta, aunque ella se cree que es para escribir guiones de cine. Ella no se atreve a confesar las razones verdaderas, que son más honestas, sobre su decisión.

Hemos llegado a un punto en el que una confesión de honestidad no es creíble, y ella misma no se lo cree (aunque luego se da cuenta). Actualmente nadie se cuestiona la ética del trabajo, hemos perdido la responsabilidad sobre nuestros actos individuales.

El ejemplo de vida que estamos construyendo en los países ricos no es muy ético, estamos en franca decadencia. Los padres asumen la responsabilidad de los actos de sus hijos y esto impide crear personas fuertes como ocurría en generaciones anteriores, cuando había que buscarse la vida enfrentándose a mayores dificultades.

Tras tu experiencia de haber publicado en editoriales grandes y medianas, ¿qué ventajas e inconvenientes te han supuesto ver tu novela publicada en una editorial pequeña?

El principal aspecto que las diferencia son los intereses, cuanto más pequeña más honesta. Por lo general, las editoriales pequeñas no publican libros malos porque no les compensa; sin embargo, las editoriales grandes publican de todo. La experiencia con las más pequeñas, teniendo en cuenta lo anterior, la encuentro muy positiva.

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