30 abril 2009

Impresión Bajo Demanda en librerías y bibliotecas. El lector decide

Es posible que el último modelo de la máquina de impresión bajo demanda Espresso Book Machine vaya a ser un nuevo y controvertido tema de debate en el sector editorial. Sin entrar en la calidad final del resultado que, evidentemente no es –todavía- el mismo que el de un libro impreso según el método tradicional, no podemos limitarnos a poner mala cara ante el invento sin ver cómo funciona y analizar sus posibles ventajas o inconvenientes. La impresión bajo demanda in situ puede convertirse en una vía de ingresos complementaria para las librerías y las bibliotecas al ofrecer a sus clientes un servicio sin intermediarios (plataformas de autoedición digital) y sin costes de envío.
Su funcionamiento es muy sencillo: el lector pide un título determinado, éste se descarga en formato digital de la plataforma de origen en un par de minutos. Se puede elegir el formato, el cuerpo de letra, el interlineado, etc. Con la elección se reformatea el archivo (una de las ventajas de no estar digitalizados en formatos como el PDF, sino en códigos que permiten la transformación del texto a su elección). Luego se escoge el papel, la cubierta –que puede ser más o menos personalizada, si se desea (este tipo de opciones adicionales llevan su suplemento en los costos), y la maquina ya se encarga de cortar los pliegos, encolar el lomo (todavía no los cose, pero quién sabe si algún día…), pegar y después secar. Y listo. Entre los cinco y diez minutos el lector tiene en la mano el libro que deseaba.
¿Cuáles pueden ser algunas de las ventajas de este aparato, y para quiénes? La primera es que las librerías y bibliotecas van a tener un fondo ilimitado de títulos a disposición del lector –siempre y cuando editoriales y bibliotecas terminen de digitalizar sus fondos-, luego los títulos descatalogados van a terminar por desaparecer. Directamente, el primer favorecido es el lector, que es quien demanda los libros y quien decide qué libro desea. El lector se acerca directamente el punto de venta sin intermediarios, una clara ventaja a favor del editor, que prescinde de intermediarios, uno de los principales beneficios de la Impresión Bajo Demanda.
En la reciente edición de TOC en Nueva York tuvimos ocasión de conversar con los gestores de la máquina. Nos dijeron que ya han vendido once de ellas. Su precio es aproximadamente de 80.000 dólares, y su alquiler oscila entre los 2.000 y 3.000 dólares mensuales, con opción a compra. Sus principales clientes van a ser las grandes librerías, pero pensamos que pequeñas librerías o bibliotecas podrían agruparse para sacar el máximo rendimiento a este fenómeno.
Quizá parezca todavía un aparato caro, quizá pensemos que la calidad no sea del todo la de un libro de imprenta, pero lo realidad es que el lector está cada vez menos dispuesto a aceptar que existan fondos descatalogados y que tenga que pasar más de un día para tener en sus manos el libro que desea. Hay quienes piensan que este invento no tiene mucho sentido, camino ya de la digitalización total y del libro electrónico. En realidad es sólo una opción más.
Bueno o menos bueno habrá que pensar en ello.

1 Response

  1. Decididamente, es sólo una opción más. Sorprende que en España la noticia haya aparecido en varios noticieros, en los que llegaron a decir burradas tan estratosféricas como que ésta máquina es «el invento más importante desde la imprenta de Gutenberg.» Al menos Johannes, que en paz descanse, ya no puede oír semejante sandez.
    Espero que lo hayan dicho porque esos medios tienen intereses o compromisos con los fabricantes, porque de lo contrario me asusta y mucho el extraño varemo que usan para describir el lanzamiento de la promocionada «Espresso Book Machine».
    Julián Chappa

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