01 julio 2013

Max Gutenberg, la mascota de Dosdoce

Queridos lectores de Dosdoce:

Aunque muchos de vosotros me conoceréis, quiero presentarme de una manera, digamos, oficial. Mi nombre es Max Gutenberg, y soy la mascota de Dosdoce. Está mal que yo lo diga, pero me considero un perro inteligente, cariñoso y lleno de energía. Y guapo. Es así, ¿por qué negarlo? 🙂

Voy rompiendo corazones allá donde vaya, y no solamente entre el mundo de quienes andamos a cuatro patas. Bueno, si he de ser sincero os diré que reparto mi tiempo entre las dos y las cuatro patas, sí, sí, como lo oís. Dicen que los perros de mi raza son los que más tiempo se mantienen sobre las patas traseras, y además mi veterinario le ha dicho a mis amos que nunca había visto un maltés tan musculado… Será por los larguísimos paseos que hago cada día con Javier, con quien no solo quemo las aceras sin piedad, sino con quien visito museos, galerías de arte, librerías y centros comerciales. Dentro del arte no todo lo entiendo, esa es la verdad, pero reconozco que cuando puedo moverme libremente entre las obras (en aquellas galerías cuyos propietarios son mis amigos) el arte se ve y se disfruta de otra manera, dónde va a parar.

A pesar de ser miembro de Dosdoce y ser el perejil de todas las salsas (siempre estoy en medio de las conversaciones, soy testigo de infinidad de videoconferencias e incluso asisto a reuniones de trabajo), he de deciros algo sin rodeos: no me va el rollo digital. ¿Qué podría hacer con una tableta, con un smartphone o un portátil? En una palabra: nada. Lo mío es el papel, y con el paso de los días (que no de los años, que aún no los cuento en plural) reconozco que me he convertido en un fetichista. Ese olor del papel, su tacto y textura, sus diferentes calidades (no me gusta cualquiera, soy un can sibarita). Donde esté una buena bola de papel que se quiten todos los juguetes del mundo. A mis amos, cuando vuelven de viaje, les encanta ver cómo busco entre su equipaje mi regalo, que siempre traen (son unos santos), pero no se dan cuenta de que a mí lo que realmente me gusta es una bola de papel (de periódico, un folio con anotaciones, un extracto bancario…). Soy capaz de pulverizarla en segundos sin comerme ni una letra. Mis amos están intentando que al menos lea los textos antes de hacerlos trizas, pero creo que eso me llevará más tiempo.

Me encanta dormir (entre tanta actividad es normal…), y os confiaré un secreto: no hay como echar la siesta sobre un buen libro. Los he probado de diferente número de páginas, de tapa dura, de piel, libros de bolsillo… Pero lo realmente importante es que tenga suficiente calidad literaria; si no, ni sueño reparador ni gaitas. No señor, por ahí no paso.

En fin, a lo que voy. Como estoy con el guapo subido y ya soy famoso en mi barrio (y en mis lugares de vacaciones y hasta en Lavapiés, donde vive mi madrina Elena), me gustaría también ser la estrella de Internet, quizá en agradecimiento a mis amos, ya que es su medio… Y por eso he decidido apuntarme al III Concurso Fotográfico de Mascotas que organiza anualmente la cadena hotelera norteamericana Kimpton, la favorita con diferencia de mis “jefes” y no solo por lo estupendos hoteles que son y lo encantador de su personal: tienen infinidad de detalles con sus huéspedes (como esa tradición de invitarlos cada tarde a unos buenos vinos y canapés), apoyan activamente desde su fundación hace más de 30 años a la comunidad LGTB y son abiertamente “pet friendly” (me colman de atenciones siempre que voy a uno de ellos…). No hace falta decir que los Kimpton Hotels son también mis preferidos.

Aquí os dejo el enlace del concurso fotográfico de mascotas.  Me haríais muy feliz si me votáis (y a mis amos ni te cuento…). Solo tenéis que pinchar en el enlace y poner mi nombre en el buscador: Max Gutenberg. Y si os apetece, darme vuestro voto. Muchas gracias a todos de antemano.

Por cierto, ya os habréis imaginado el porqué de mi apellido: Gutenberg. Max Gutenberg. Guau, cómo suena, qué pasada… Y es que donde esté el papel…

Aprovecho para desearos, en nombre de todos los que formamos Dosdoce, unas estupendas vacaciones para descansar, viajar, tomar el sol (con mucha precaución) y por supuesto leer, leer y leer. Yo voy a supervisar el equipaje de los jefes para asegurarme de que, además de los cacharros electrónicos, metan en la maleta algún libro de papel, que yo en vacaciones no perdono la siesta ni un día, y hacerla sobre una tableta es una auténtica tortura, que lo he probado y lo sé.

Bueno, entonces… ¿me votáis?

Feliz verano a todos y un millón de gracias.

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