El potencial del uso de robots en bibliotecas para los niños
Parece que las bibliotecas siguen siendo uno de los espacios preferidos donde experimentar con los robots.
De los robots asistentes, pasando por los que revisan estanterías, hasta los que enseñan a manejar los ordenadores y hasta código, hemos pasado, ahora, al robot-bibliotecario para los préstamos.
El robot en cuestión es el ya conocido Pepper, de la compañía Softbankrobotics. Entre sus múltiples usos y funcionalidades, la Biblioteca del Condado de Roanoke en Estados Unidos ha encontrado para este simpático robot el del bibliotecario.
Una de las virtudes conocidas de este modelo es su capacidad para reconocer las diferentes emociones, de tal modo que la sonrisa, el ceño fruncido, la entonación de la voz, o el lenguaje no verbal como la gesticulación o los movimientos de cabeza de un usuario le serán de mucha ayuda a la hora de atenderle.
Aparte, al estar conectado permanentemente a la red, le permite ofrecer toda la información necesaria sobre cualquier entrada y materia de, en este caso, una biblioteca. Asimismo, tiene capacidades de alfabetización digital.
Puede que este tipo de noticias alguien las lea como algo anecdótico, pero lo cierto es que, además, este tipo de tecnología ‘humanoide’ con dotes de sociabilidad resulta ser un buen compañero para los más pequeños, según un estudio de Joseph E. Michaelis y Bilge Mutlu, dos investigadores de la Universidad de Wisconsin.
Según las experiencias de niños de 10 a 12 años durante dos semanas con un robot lector llamado Minnie, en comparación con los que leían con otros niños, la frecuencia y duración de la lectura fueron en ambos grupos similares. Es decir, ambos tipos de actividades de lectura se describieron como experiencias positivas que ayudaron a desarrollar habilidades de lectura y participación entre los niños.
Sin embargo, los niños que leyeron con Minnie dijeron que entendían mejor los textos que con otros. Además, los niños acompañados por el robot mostraron una mayor motivación para leer.
Según los investigadores, estos descubrimientos contribuyen a la comprensión de cómo se puede aprovechar la capacidad de los robots sociales como una herramienta de aprendizaje a medida que los robots sean de un uso más frecuente. Con ello, el ‘aprendizaje social’ se podría ver reforzado en los primeros años de formación.