28 julio 2025

ChatGPT podría reducir nuestra actividad cerebral

Imagen de Sanket  Mishra en Pexels

Imagen de Sanket Mishra en Pexels

Según el último estudio del MIT Media Lab, el impacto en nuestra inteligencia de la IA sería mucho mayor de lo que imaginamos hasta la fecha.

Con el fin de sacar conclusiones iniciales sobre el uso de la inteligencia artificial en nuestra vida diaria, el equipo de investigación del MIT convocó a un grupo de 54 participantes de entre 18 y 39 años.

Aunque esta muestra todavía no permite afirmar una tendencia general, y actualmente es sólo una versión preliminar, este estudio permite destacar ciertos comportamientos que los usuarios habituales de ChatGPT probablemente ya han notado.

De hecho, los investigadores decidieron dividir a los participantes en tres grupos de este estudio con un primer grupo con acceso a ChatGPT, un segundo grupo pudo buscar en Google, y un grupo final que tuvo que apelar a su memoria, sin ninguna ayuda externa.

Los investigadores no se limitaron a leer los resultados de los ejercicios solicitados a los participantes. De hecho, para ser lo más fácticos y objetivos posibles, el equipo de investigadores decidió utilizar señales EEG (electroencefalograma) que consisten en registrar la actividad cerebral utilizando electrodos.

Aunque los investigadores notaron que el grupo con acceso sólo a su memoria hacía algunas más conexiones cerebrales que el grupo que tenía acceso a las búsquedas de Google, no se puede decir lo mismo del grupo que tenía acceso a la herramienta de OpenAI.

Más allá de las conexiones cerebrales que están disminuyendo para los usuarios de ChatGPT, las cifras destacadas en este estudio son igualmente preocupantes. Cuando se le pregunta después de realizar estos diferentes ejercicios, el 83% de los participantes que usaron ChatGPT no pueden nombrar lo que habían escrito unos minutos antes en comparación con el 11,1% para aquellos que no tienen acceso a ninguna herramienta.

Así, durante cuatro meses, los usuarios habituales de IA obtuvieron un rendimiento consistentemente inferior a nivel neuronal, lingüístico y conductual. Estos resultados plantean inquietudes sobre las implicaciones educativas a largo plazo de la dependencia a este tipo de herramientas y subrayan la necesidad de una investigación más profunda sobre el papel de la IA en el aprendizaje.

Estas preocupaciones del uso a veces abusivo de la IA se unen a las que ya vimos sobre aquellos que comenzaban a tener una dependencia emocional con la herramienta. Aún queda bastante por conocer en cuanto a la relación excesiva con este tipo de software avanzado.

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