Libro blanco del audiolibro 2025
El “Livre blanc du livre audio” (Libro blanco del audiolibro) ha sido elaborado por la comisión “Livre Audio” del sindicato profesional PIA, que agrupa a productoras, editoriales y creadores de contenidos de audio en Francia,
Su objetivo es estructurar el sector del audiolibro, defender sus especificidades, sus valores culturales, profesionales y económicos, y anticipar sus desafíos técnicos, legales y artísticos.
Este libro blanco ofrece así una mirada amplia sobre qué es un audiolibros, cómo se produce, cuáles son los distintos formatos, y la importancia de reconocer el audiolibro como una forma artística legítima dentro del mundo editorial.
El documento comienza definiendo el audiolibro de acuerdo con la normativa fiscal (BOFiP, 2024) y la perspectiva del sector editorial (SNE) de aquel país. Lo define entonces como un libro cuya lectura ha sido grabada en un soporte sonoro, reproduciendo esencialmente el mismo contenido que la obra impresa.
La comisión distingue tres formas de audiolibros. El primero sería el audiolibro interpretado, que se trataría de una lectura profesional por uno o más narradores -por ejemplo actores o el propio autor- bajo dirección artística, con grabación en estudio, búsqueda de calidad sonora y fidelidad al texto original.
La segunda sería el audiolibro nativo, que se definirían como obras concebidas desde su origen para ser escuchadas, no derivadas de una versión impresa. La estructura, ritmo y tono estarían entonces pensados para la escucha directa.
La tercera forma de audiolibro sería el generado automáticamente. Es decir, aquellas versiones leídas por voces sintéticas, sin intervención humana como narrador.
Esta clasificación subraya la diversidad de formatos y la importancia de diferenciar entre producción artística y la automatización. El documento defiende especialmente en este caso la versión interpretada como la forma más “auténtica” y de calidad del audiolibro.
En cuanto a la producción, uno de los puntos centrales del documento es explicar el hecho de que producir un audiolibro es un proceso complejo, que involucra múltiples profesionales. Entre ellos el productor (editorial o estudio de audio), el productor ejecutivo, el director artístico, el ingeniero de sonido, el narrador, e incluso los negociadores de derechos.
El proceso incluiría varias etapas, como la selección de obra, el casting del narrador adecuado, la grabación en condiciones profesionales, la edición, limpieza del sonido, mezcla, control de calidad, y post-producción.
Según el ejemplo que ponen, la adaptación de un libro impreso en una obra de unas 10 horas de escucha requeriría, en promedio, unas 60 horas de trabajo del productor ejecutivo. Este dato permite así dimensionar el esfuerzo -artístico, técnico y humano- necesario para un audiolibro de calidad.
De modo que este enfoque busca visibilizar al audiolibro no como una mera trasposición de texto, sino como un “arte” en sí mismo, con estándares profesionales exigentes, compromisos técnicos y necesidad de reconocimiento, tanto artístico, como cultural y económico.
El documento subraya también que los audiolibros están sujetos a derechos de autor y derechos conexos entre autores, intérpretes y productores que deben ser reconocidos y remunerados apropiadamente.
Además, desde el ámbito del PIA se reivindica la diversidad editorial, la “soberanía cultural y digital”, y la importancia de mantener un tejido de producción independiente y variado, frente a una posible estandarización.
La comisión aspira también a que el audiolibro sea reconocido como una forma cultural legítima -no simplemente un accesorio al texto impreso-, promoviendo de este modo su valor artístico, literario y social.
El documento también dedica un capítulo importante al papel de la voz humana en el que explica que la interpretación con narradores profesionales aporta “presencia, emoción, intención, matices”, elementos, según entienden, fundamentales para la experiencia auditiva.
Por ello, esta comisión propone un sello de calidad, el llamado ‘sello de interpretación humana’ “Interprétation Humaine” (IH), destinado a certificar aquellos audiolibros con narración humana de calidad, en oposición a los generados por voces sintéticas.
El texto defiende asimismo la necesidad de advertir al oyente sobre el contenido potencialmente sensible del material (violencia, temáticas difíciles, lenguaje explícito, etc.), mediante advertencias, para que la experiencia de escucha sea consciente, responsable y respetuosa.
Vemos, por tanto, como este Libro blanco supone sobre todo una reivindicación del audiolibro como arte y de sector profesional. Una reivindicación de la legitimidad del audiolibro como forma de expresión literaria, cultural y artística.
El documento está de libre acceso, en francés, en este enlace (Pdf).




