La importancia de los Big Data en el sector editorial
Cualquiera que esté un poco atento a cómo se están desarrollando los avances en la analítica digital estará más que familiarizado con titulares que señalan el alza o auge de los datos (Big Data) en todo sector que se precie de querer conocer y dar el mejor servicio a sus clientes.
El sector cultural no es una excepción y, por supuesto, esto incluye también al sector editorial. Para las editoriales, hasta hace relativamente poco, los datos que podían tener con la venta de sus libros eran más que limitados; apenas saber en qué librerías estaban colocados y cuántas ventas habían conseguido de cada ejemplar. De eso se ha pasado a la posibilidad de conocer a sus clientes, lectores y potenciales lectores, en ocasiones sin necesidad de intermediarios.
Con la ayuda de las herramientas sociales, las páginas web, las comunidades online, las ventas de libros digitales, etc., los editores tienen más oportunidades que nunca para tener cartografiado el mapa de datos de lo que hay para incluso anticiparse y tomar mejores decisiones. Los análisis de datos han entrado, de este modo, definitivamente el en sector. De nuevo, cuanto más se invierta en este terreno mayores ventajas competitivas se conseguirán.
El conocimiento propio de los Big Data, más allá de lo que únicamente les puedan aportar terceros, se va a convertir en breve en el máximo objetivo de las editoriales. La toma de decisiones va a depender en gran medida de esos datos.
En un reciente y recomendable artículo en Publishers Weekly se llamaba la atención sobre esta nueva necesidad que, según se infiere en el artículo publicado, va a hacer que el sector no dependa tanto o casi exclusivamente de la intuición sino también de un considerable volumen de datos.
Así queda reflejado también en el artículo, donde responsables y directores de diversas áreas de conocidas e importantes editoriales reconocen que van a poner su foco de ahora en adelante, promulgando el valor de los datos -primarios y secundarios- para conseguir mayores inversiones en este campo.
Como es lógico, de poco sirve la inversión si ante datos evidentes no se toman las decisiones correctas o se insiste en querer ir contracorriente porque no se saben o quieren interpretar.
El mercado en el entorno digital se expande, y a través de Internet los contenidos pueden llegar a lugares diferentes e insospechados (por ejemplo, países en los que al aprendizaje del castellano está en auge, todos los años tenemos datos de esta naturaleza), lo cual fuerza a utilizar estrategias diferentes, dado que las costumbres y hábitos son otros.
Ahora, la toma de decisiones en este sentido, el compromiso, lo deben tomar las editoriales en colaboración también con librerías (físicas y online) y bibliotecas.
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