04 julio 2017

Réquiem por una startup del mundo del libro

closure_announcementSiempre es triste decir adiós y más aún si es a un ser querido… pero en este caso no me estoy despidiendo de una persona sino de una iniciativa digital que no tendría que haber visto su cierre de forma tan prematura.

Hace apenas tres años conocí a dos entusiastas emprendedoras de Barcelona que se ganaron mi confianza y total apoyo desde el primer día convirtiéndome en pequeño accionista de su proyecto, The Spanish Bookstage, la primera plataforma profesional especializada en derechos de autor en lengua española. Tras acumular años de experiencia profesional en el mundo de la edición, Anna Ascolies y Martina Torrades se animaron a poner en marcha esta plataforma digital para cubrir un servicio profesional de información sobre compra y venta de derechos de autor con el que ya contaban otros mercados internacionales -con plataformas como IPR, PubMatch, entre otras- pero que sorprendentemente no existía en los mercados en español.

La plataforma tuvo una excelente acogida por parte de las editoriales y las agencias literarias, ayudando a potenciar la visibilidad de los escritores en español de ambos lados del Atlántico e incrementar la venta de los derechos de sus obras en múltiples idiomas, así como en diversos formatos (papel, ebook, audiolibro). A pesar de esta acogida, The Spanish Bookstage acaba de anunciar que se ve obligada a cesar su actividad empresarial a finales de este mes de julio.

Siento mucho su cierre, ya que al colaborar con sus promotoras os puedo asegurar que este cierre no se debe a una mala gestión empresarial del proyecto -aunque algunos errores sin duda hemos cometido- o a un uso inadecuado de los recursos financieros, como desgraciadamente hemos visto en otros proyectos digitales. Anna y Martina han hecho un esfuerzo sobrehumano por sacar este proyecto adelante. Pese a que la plataforma había conseguido buena parte de los objetivos marcados en su primera fase del proyecto, era necesario alcanzar un acuerdo estratégico dentro de la industria editorial que permitiese consolidar el mismo. Lamentablemente, no han encontrado un compromiso suficientemente fuerte para garantizar el desarrollo de la plataforma a medio y largo plazo, obligándoles a “hundir el barco” antes de malvenderlo y perder la dignidad empresarial, lo último que un emprendedor debe perder.

¿Nos podemos permitir depender cada día más de las ferias internacionales para vender los derechos de las obras de nuestros autores?

Todo emprendedor es consciente del riesgo que asume al lanzar una iniciativa, y más aún si es digital. Sin embargo, la consolidación de alianzas estratégicas en otros países entre instituciones, ferias y plataformas digitales similares a The Spanish Bookstage invita a reflexionar colectivamente sobre si estamos perdiendo demasiadas oportunidades en la carrera digital que acaba de comenzar y que determinará el futuro peso de la industria del libro en español en el siglo XXI.

Dado que no estamos hablando de cifras astronómicas de inversión, ni de deudas acumuladas ni nada por el estilo, me sorprende la falta de interés del sector editorial por apoyar una iniciativa que ayudaría a dar más peso y credibilidad a la industria del libro en español en los mercados internacionales. ¿Nos podemos permitir depender cada día más de las ferias internacionales para vender los derechos de las obras de nuestros autores? Esta preocupante dependencia coincide con la triste y gradual desaparición de la presencia de las editoriales españolas en ferias internacionales como London Book Fair o BookExpo, por mencionar tan solo un par de ellas… ¿No tendría sentido apoyar firmemente una plataforma sectorial que permitiera dar mayor visibilidad a las obras de los autores que publican en español para que los derechos de sus obras sean adquiridos en otros idiomas?

Tras analizar la situación llego a la conclusión de que la falta de interés por casi todo “lo digital” se debe a cierta actitud que amenaza con lastrar la actividad de todos los que nos dedicamos al mundo del libro: la escasa vocación de compromiso a medio plazo en iniciativas digitales de futuro por parte del sector.

Intentando entender la era digital

No es el primer proyecto digital del mundo del libro que veo desaparecer injustamente y sospecho, desgraciadamente, que no será el último… No obstante, seguiré con mi empeño en ayudar a los profesionales del sector a entender mejor la era digital que nos ha tocado vivir.

Una de las mayores satisfacciones que me han dado los 13 años que llevo al frente de Dosdoce.com es ver cómo una idea, un pequeño proyecto, va creciendo y consolidándose. A lo largo de este tiempo he tenido la oportunidad de conocer a muchos emprendedores que han compartido conmigo sus ideas y entusiasmo dándome entrada accionarial en sus proyectos. Es todo un privilegio poder ver por dentro la evolución de un proyecto digital: sus dificultades diarias, sus logros, el empeño de sus socios fundadores por seguir adelante, así como las lecciones aprendidas de las decisiones tomadas que han resultado ser erróneas. De todo se aprende. Son admirables el entusiasmo y la entrega de estos emprendedores y su apuesta firme por ayudar al sector cultural a beneficiarse de las oportunidades que ofrece Internet.

Tal y como indican Anna y Martina en su carta de despedida, me siento orgulloso de haber colaborado en esta iniciativa, ya que seguimos creyendo fervientemente que el mercado editorial en lengua española, que aúna tantísimos países y riqueza cultural, merece disponer de una herramienta propia e independiente para seguir promocionando en el extranjero la producción de su industria, de sus profesionales y, sobre todo, de sus autores, los auténticos artífices del legado que compartimos. Confiamos en que el día de mañana surja otra iniciativa similar que pueda obtener las alianzas estratégicas necesarias para poder crecer y consolidarse como requiere.

Por último, deseo a Anna y Martina mucho éxito en su próximo reto profesional, y pueden estar seguras de que volverán a contar con mi apoyo en cualquier iniciativa que pongan en marcha.

Javier Celaya

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