05 noviembre 2018

No tire sus libros impresos. Ni sus libros electrónicos

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Reading hobby concept. Read book in park pleasant leisure. Interesting literature. Woman read book while man read ebook smartphone, por Just dance/Shutterstock

Por Javier Celaya y José A. Vázquez

Parece que se vamos a necesitar unos cuantos años más para que el debate entre la lectura en libros impresos vs en libros electrónicos deje de generar tanta tinta. Desde la aparición y generalización del libro electrónico son muchos los estudios y todavía muchas más las opiniones personales que han sugerido para afirmar que la lectura digital es inferior, en diferentes niveles, que la lectura en papel.

Las distracciones o la retroiluminación (en el caso de soportes tipo Smartphone o tableta), la falta de tacto de papel, el acto de pasar página que ayuda a guardar mentalmente lo leído en la página anterior por segundos, etc., están entre los múltiples argumentos a favor del papel y en contra de lo digital. Parece, o más se evidencia, que en esta supuesta guerra, la lectura, el fondo, lo importante, al cabo, es lo de menos.

Sin duda hay pruebas de estudios que, en escenarios de lectura muy concretos, ponen a los libros impresos en ventaja frente a los libros electrónicos. Pero para no quedarse con los titulares hay que leer –y no todos lo hacen- los informes enteros antes de lanzarse a compartir nada más que eso, un titular. Desgraciadamente, es lo que está ocurriendo con un reciente estudio elaborado por la Estructura de Investigación Interdisciplinar de Lectura (ERI Lectura) de la Universidad de Valencia sobre la lectura titulado “No tire sus libros impresos: un metanálisis sobre los efectos de la lectura de los medios en la comprensión lectora” y llevado a cabo por Pablo Delgado, Cristina Vargas y Ladislao Salmerón, junto a Rakefet Ackerman, del Institute of Technology de Israel.

Las interpretaciones sesgadas hacen que se ponga el foco en titular del estudio y no en su contenido completo y conclusiones finales. Para aquellos que se interesen en leer el informe completo –en gran parte técnico y por tanto quizá escurridizo para algunos, es cierto-, tal informe, a pesar de su titular, no es un estudio que justifique la exclusión de la lectura en formato digital.

De hecho, de manera científicamente fundamentada, advierten de la presencia cada vez mayor de los contenidos digitales para la lectura y de la importancia de tenerlos presentes sobre todo en los ámbitos educativos, donde las nuevas generaciones se van a ver cada vez más abocadas a leer textos que no están en papel, como sabemos que ya sucede desde hace mucho en ambientes académicos. De ahí la importancia de saber los efectos y diferencias de cada una de las lecturas: papel y digital.

Ante anteriores estudios que se han posicionado de forma clara a favor del papel, los autores de este informe, tras analizar 54 estudios internacionales publicados en los últimos 17 años, han determinado que es difícil establecer conclusiones definitivas sobre las ventajas de la lectura en papel frente a las pantallas debido a la complejidad de comparar las metodologías utilizadas en dichos estudios anteriores. No obstante, los investigadores señalan varios patrones que son muy interesantes que analizamos a continuación en detalle.

Por un lado, indican que existe un mayor índice de compresión lectora en libros en papel cuando el estudiante se encuentra en contexto de “presión temporal”, es decir con tiempo limitado (por ejemplo, una evaluación o un examen), pero que apenas hay diferencias en los índices de comprensión lectora en pantallas si el estudiante está leyendo en una situación de estudio normal con su propio ritmo de lectura.

Por otro lado, los investigadores también indican que existe un mayor índice de compresión lectora en libros en papel si los textos leídos son de carácter informativo o educativo, pero que no existen diferencias de comprensión lectora en pantallas si los textos son “únicamente narrativos”. Nada se señala en este caso de que la lectura digital de novelas, ensayos o literatura no sea igual de profunda que con el papel, un argumento muy habitual.

A partir de estos datos, muy resumidos (invitamos, como siempre, a leer el informe completo), las conclusiones apuntan a no dejar que un formato prevalezca sobre el otro, y si bien el papel va a seguir teniendo un papel importante en la formación, del mismo modo la lectura en pantallas es una realidad en la formación de las nuevas generaciones y, por tanto, como hemos avanzado, va a ser fundamental poner atención en la mejora de formato digital.

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Three aisan children, Three sister, lay on the floor and use a laptop to do their schoolwork, por HealthyTechSTUDIO/Shutterstock

Con esto, advierten a las administraciones públicas que deberían tomar medidas para enseñar a las nuevas generaciones a leer mejor en pantallas con el fin de garantizar que se obtienen los mismos resultados de compresión lectora en pantallas que en papel. Es decir, hacer que los hábitos lectores sean igual de productivos, si se quiere, y no relacionar o imponer un tipo de lectura rápida o superficial cuando se habla de leer en pantallas.

Igual que leer no es sólo leer novelas. Leer en Whatsapp no es lo mismo que leer un periódico online, que un ensayo filosófico o científico en PDF, y que una novela –aunque sea de un clásico- en formato ePub. Aquí debe estar la distinción y el foco de la formación o alfabetización digital.

El formato digital y en pantallas ofrecen nuevas oportunidades de compartir el conocimiento y por ello hay que ser rigurosos con lo que estas van influir y suponer en generaciones futuras, sin por ello desmerecer la realidad de los resultados científicos que señalan la importancia del papel, como es el caso, y en un ejemplo concreto con el factor tiempo de manera destacada.

Todo esto no hace sino poner  en evidencia la importancia de seguir investigando, y parte de este tipo de investigaciones deberían correr a cargo del sector editorial, principal interesado, aunque a veces parece que prefiere el titular que la profundización en un tema que le incumbe de lleno.

Desde nuestro punto de vista deberían financiar la realización de más estudios similares a este con el fin de garantizar que tomamos las medidas necesarias para tener lectores competentes en esta era digital que  inevitablemente se ve abocada a leer cada vez más en pantallas. Como apuntan los investigadores del estudio que comentamos, las competencias digitales correctas en entornos académicos que requieren un mayor esfuerzo –no como la de lectura por placer-, “harían posible eliminar la inferioridad de la pantalla, en términos de rendimiento y exceso de confianza, incluso en un marco de tiempo limitado”.

Del mismo modo, precisamente por esta necesidad de alfabetización y rigor frente a la realidad que hoy se impone, las campañas de fomento la lectura deberían centrarse también en el formato digital y no dar sólo protagonismo al papel, como pasa en la mayoría de las campañas en favor de la lectura. Si el sector editorial no fomenta por igual la lectura en pantallas como lo hace con el papel, no ayuda a que los lectores futuros sean igual de competentes. Al final perderemos todos porque, insistimos, la lectura digital, sea en formato que sea, es inevitable en su avance.

Se quiere insistir en generalizar que leer en pantallas no es leer, sin detenerse -como ha hecho el presente estudio- en analizar las condiciones diferentes de lectura que existen. La lectura en pantallas es inevitable en todos los niveles. Irónicamente, el estudio del que hablamos será leído por la mayoría de las personas en formato digital (aunque también está disponible en formato papel, por ejemplo en la biblioteca de la Universidad de Valencia); esperamos –como así suponemos- que nuestras competencias lectoras en pantallas sean iguales que en papel para haber hecho una buena lectura del mismo.

 

1 Response

  1. Félix Maocho

    En mi opinión, la compresión lectora es mejor entre un libro y un ebook, por la sencilla razón que el libro contiene un texto especialmente diseñado para ser impreso en papel, mientras que el ebook, es solo el escaneado de un texto que no está diseñado para ser soportado en un soporte digital.
    Si comparamos diccionarios, enciclopedias y atlas, que si se han diseñado para ser soportado sobre soporte digital, con sus correspondientes en papel, tal diferencia, de existir, está claramente a favor del contenido digital.
    ¿Quien prefiere buscar en los diccionarios del RAE, o en la web de la RAE?. ¿Quien prefiere buscar en la Enciclopedia Britanica, o en Wikipedia? ¿Quien prefiere buscar en el Atlas de Aguilar, o en Google Maps?.

    Pero debemos observar que Wikipedia, diccionaro y mapa, no son escaneado de lo que se hace en papel, sino productos especialmente diseñados para el solorte digital.

    ¿No demuestra esto que el ebook es simplemente una «fotocopia digital de un libro»? ¿Quien prefiere leer una novela en un mazo de fotocopias de las páginas del libro, o en un libro impreso?.
    Falta hacer literatura, que aproveche las posibilidades del medio digital y soslaye sus inconvenientes, que también los tiene.

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