18 junio 2006

Julia Escobar

Javier Celaya (JC).: El pasado mes de noviembre abriste un blog, ¿qué querías conseguir?

Julia Escobar (JE): Quería buscar un espacio de libertad. Sé que en los lugares que publico tanto crítica literaria como en columnas de opinión puedo decir lo que quiera y nunca he tenido problemas de censura, pero ya sabes que el medio hace al hombre. Muchas veces no eres tú solo, sino que el medio en el que publicas es el que te condiciona, mientras que en tu blog eres tú y tú, tú enfrentado a ti mismo.

Lo que ocurre es que luego te das cuenta de que tampoco es así, de que tú te enfrentas a ti mismo delante de los otros. Yo soy una diarista, llevo un diario, he llevado un diario toda mi vida, que si tuviera que publicarlo o digitalizarlo… Si alguien quisiera gastarse el dinero conmigo serían muchos tomos y mucho trabajo; no me importa decir la edad, voy a hacer sesenta años este verano y llevo escribiendo diario desde los veintisiete…

JC.: ¿Qué diferencias existen entre los blogs y los diarios personales?

JE: Para mí un blog puede tener el formato de diario personal, lo que ocurre es que no te lo leía nadie, esa es la diferencia. La impunidad del diario no la tiene el blog, en el blog no tienes tanta impunidad aunque tú creas que sí. Cuando ya vas a terminar tu entrada, en ese momento vertiginoso de “guardar” te das cuenta de que has dado un paso, has abierto la puerta de tu casa, has abierto la puerta de tu sala de estar, y eso también te condiciona. Yo buscaba con ese blog acabar con el diario íntimo y ahora resulta que estoy con el blog, con el diario íntimo y el escritor del día a día…

JC.: ¿Y qué sensación tienes de esta experiencia que estás viviendo desde noviembre?

JE: Estoy muy contenta, de verdad; la gente me pregunta cosas, me escribe, hay comentarios, no muchos pero los hay, y ya de por sí te parece un milagro que haya una persona que te quiera contestar, y esos comentarios en muchos casos te alientan mucho, porque te das cuenta de que hay gente que está esperando a ver qué opinas tú, y eso es una responsabilidad.

Eso es lo que me hace pensar, y a lo mejor suena un poco grandilocuente lo que voy a decir, que acabas teniendo un compromiso con ese lector, ese lector gratis, porque no paga nada por leerte y tú tampoco cobras nada por intercambiar información; ahí hay una generosidad mayor que en ningún otro acto de escritura, y en el acto de lectura hay una generosidad aún mayor.

Pero en el blog, al tener este vínculo con el lector, un vínculo no querido, nadie te está exigiendo nada, ni siquiera un editor que te lo exija, que es la diferencia con el artículo de opinión, que sí tienes un editor que te exige cierta altura, o cierta línea, no vas a escribir una chorrada. En el blog puedes escribir lo que te dé la gana, pero al ver un poco el eco que tiene, te va a condicionar. Hay personas que esperan a ver lo que opino yo de algo, y lo que yo opino les hace opinar a ellos, y eso les despierta un pensamiento que hace que a veces el comentario sea más bonito que tu propia entrada, y eso te llena de alegría, justifica el hecho de escribir.

JC.: Es común a muchos de los blogueros que estamos entrevistando esa especie de acto de humildad al reconocer que a veces el comentario tiene más valor o enriquece a la entrada que uno mismo ha publicado…

JE: Es un reconocimiento, por supuesto, al talento anónimo de muchas personas que a su vez también tienen su blog, que es una cosa que yo he visto y también se lo agradezco; te introducen en blogs en los que nunca hubiese entrado, te escriben y te contestan que ellos tienen también su blog y eso crea una comunidad porque, como en la muñeca rusa, ese blog te abre a otro blog, y ése a otro blog…

JC.: Esto me lleva precisamente a entrar en la siguiente pregunta. Los blogs como herramienta para fomentar la lectura y la escritura. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

JE: Como lectora de blogs te digo que yo me he enterado de muchas cosas gracias a blogs, y no me refiero a enterarme de la muerte de Rocío Jurado, por ejemplo; el blog no tiene por qué ser informativo, que tampoco pasa nada porque lo sea. El blog tiene que ser más de tipo opinión y reflexión, pero también hay algunos informativos, que tengo por ahí enlazados, y que para mí han sido oro puro.

Pienso, por ejemplo, en uno que se llama Martinito, que contiene mucha información sobre el mundo islámico; es crítico con el mundo islámico, yo también lo soy, coincide con mi opinión, pero por encima de esa opinión es informativo. Trae información que para otra gente puede abrirle una perspectiva hasta favorable al mundo islámico, porque como es información tú la interpretas según tus opiniones, te ofrece la plataforma de información y documentación verídica, veraz; que luego la persona que hace la entrada apostille lo que quiera o tú lo recibas y pienses de ello lo que quieras, es otra cosa. Pero información, mucha más de lo que puedas conseguir en otros medios.

JC.: Hablando de medios digitales y medios tradicionales, ¿qué diferencias ves en cuanto a expresar una opinión en un blog o en una revista cultural tradicional?

JE: Que a lo mejor una revista cultural tradicional no permite a quien escribe ser tan personal, ser tan individualista ni tan egocéntrico.

JC.: ¿Y crees que eso es positivo a la hora de reseñar o criticar una novela?

R.: Yo creo que todo lo que sea que al autor de lo que está escribiendo se le vean sus gustos, sus preferencias, desarrolle su capacidad interpretativa en el sentido más absoluto de la palabra, leer una cosa e interpretarla, esto es esto, o me parece esto, o me sugiere esto, pues está muy bien.

A mí esas cosas que hacen algunos suplementos de simplemente contar el argumento (ojalá hicieran eso, la mayor parte de las veces no lo hacen) y luego analizarlo según el contexto literario de la época, del momento, hacer una cosa completamente escolar, completamente académica, pero no sabes ni la persona que lo escribe, ni si le ha gustado, qué le ha podido eso sugerir, nada, no se ve el yo de ese escritor por ningún sitio.

Me parece que el yo del escritor tiene que estar continuamente en lo que escribe. La mayor parte de los autores y de los suplementos literarios confunden la crítica literaria con la crítica textual; una es la textual, que tiene todo su lenguaje y todo su procedimiento y donde no entra para nada cómo te llamas, ni si te gusta la niebla o el sol, y otra es esa crítica que tanto molestaba a Proust de si te gusta levantarte temprano o acostarte tarde, o si conoces a fulanito o si tu madre era un feminista o lo que sea, que es algo que ha hecho mucho bien, y ha despertado el interés de la gente.

JC.: Hicimos el pasado año un estudio sobre el uso de las nuevas tecnologías en las editoriales españolas, y llegamos a la conclusión de que éstas no se comunican suficientemente con sus lectores y no contemplan el formato del libro electrónico. ¿Por qué crees que son tan reacias al uso de Internet y a la implantación de estas tecnologías para la edición de libros?

JE: En todo momento hay una acción – reacción, y un deseo enorme de conservar lo que está, y un miedo muy grande a la pérdida de la tiranía de lo escrito. La tiranía del libro supone que si no es un libro, con una cubierta, un lomo y un olor a libro, no es una obra. La literatura por Internet no sabe, no huele, no tiene color, solamente tiene contenido, y eso a la gente le asusta, a los escritores les asusta, y deberían darse cuenta de que Internet podría ser un portal del libro, no sólo porque se puedan vender más.

Cualquier persona que tenga niños se dará cuenta de cómo se manejan estos en Internet, utilizan el navegador, los buscadores, saben qué página quieren,… Ríndanse, señores editores, porque no tienen ustedes nada que hacer, y al rendirse pónganse al servicio de la cultura a través de Internet, porque es ahí adonde se van a asomar, antes van a hacer eso que abrir un libro. Luego también lo abren, pero después de haber estado en el ordenador. Son dos experiencias complementarias, no hay por qué renunciar al libro

JC.: Hemos hablado de todos los aspectos positivos. Veamos aspectos negativos de los blogs…

JE: Un aspecto negativo de los blogs es el hecho de que por culpa de mucha gente el blog se convierta en un lugar para dirimir peleas a través de una cadena de insultos, y que por este tipo de cosas el bloguero haga demasiado caso y se condicione en exceso por los comentarios. Yo misma me he visto en el caso de ¿contesto? ¿no contesto? Es mejor no entrar al toro, no preocuparse demasiado y que las cosas no te influyan tanto.

Como ejemplo de este aspecto negativo, yo una vez entré al toro y escribí una réplica a uno que me dijo que yo había asesinado a García Lorca. La dejé ahí y tuvo muchos comentarios y muchos lectores. Y luego pensé: ¿Por qué he tenido que entrar, por qué he tenido que darle explicaciones a esta persona? Esa es la parte negativa, por qué me había importado tanto como para escribir una entrada solamente para eso. Y en el otro lado, su derecho, el decir lo que él piense, es su punto de vista. Pero es el lado negativo de la libertad, la libertad tiene eso.

JC: Es cierto que a algunos escritores les cuesta estar ahí y dar la cara ante este tipo de canales de comunicación, estar dispuesto a recibir crítica,… tienes que estar muy seguro de ti mismo para poder asumir estas situaciones.

JE: El blog es muy expuesto, el blog no es para personas que no tengan la personalidad definida. Tienes que tener una falta de pudor, en algunos casos, considerable. Yo, personalmente, hace quince años que no tengo ningún pudor, ninguno, puedo hablar de lo que sea y me pueden decir lo que quieran. Bueno, entre otras cosas porque ya soy mayor. Es uno de los privilegios de la edad, tener cierta impunidad para opinar, para recibir también crítica.

Excepto aquella vez que contesté a Asesinando a Lorca, fue una entrada que quedó celebrada y bonita, pero de todos modos me resultó dolorosa, y yo no escribo para sufrir, sino para aliviarme incluso, bueno, como escribo el diario: yo lo llamo “el retrete del alma”.

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