Exitoso comienzo del Anillo en Bayreuth
Alrededor de las diez de la noche de ayer, en el Festpielhaus de Bayreuth, concluía La Walkyria, segunda de las óperas que componen El Anillo del Nibelungo, de Richard Wagner. Como sucediera el día anterior con El Oro del Rhin, la función se cerró con prolongados y entusiastas aplausos de los espectadores, que celebraron, por encima de todo, la excepcional dirección musical de Christian Thielemann.
Este éxito no hace más que aumentar el interés y la expectación sobre cómo se van a desarrollar las dos óperas que quedan para completar el ciclo: Sigfrido, mañana sábado 29, y El Ocaso de los Dioses, el lunes 31. Como avisamos en nuestro anterior post, ambas, así como el resto de las óperas del festival, se podrán seguir, en directo, a partir de las cuatro de la tarde, a través de Radio Clásica, de RNE.
Se nos antoja, pues, que este va a ser un Anillo marcado por la personalidad de su director musical. Pero quizás lo sea por lo contrario de lo que se le atribuye, como que es el continuador de la tradición alemana en la dirección de la obra. Esto es cierto porque Christian es alemán, pero a lo mejor sólo por eso. Ayer y el día anterior no escuchamos traducciones compactas sino llenas de matices, de transparencia en los sonidos, de riqueza arrebatadora en los colores de una orquesta especial, surgidos de un foso especial. Una concepción personal, que bebe de muchas de las ilustres tradiciones anteriores, pero que es el trabajo de un músico ante lo que él mismo ha entendido como la cumbre de sus sueños profesionales.
El director de escena, Tankred Dorst, y su equipo han preferido esperar a la última ópera de la tetralogía para saludar sobre el escenario y someterse al veredicto del público; señal de que su concepción es de conjunto. Hasta ahora lo que hemos podido ver en fotos, como la que ilustra estas líneas procedente del primer cuadro del El Oro del Rhin, tiene más que ver con lo mítico y lo onírico, llevado incluso a la ciencia ficción, que propuestas anteriores con elementos más contemporáneos y cotidianos.
Los cantantes también han alcanzado un nivel notable, aunque con algunos matices. A un gran nivel estuvieron Adrianne Pieczonka (Sieglinde), Falk Struckmann (Wotan), Kwangchul Youn (Hunding) y, en el siguiente escalón, algo irregular, Linda Watson (Brünnhilde), aunque cantó muy bien en los momentos clave de la partitura.
Ahora queda ver cómo concluyen las dos óperas que restan. Hasta ahora está resultando muy satisfactoria. Espero que a alguien de la dirección de la colina se le haya ocurrido grabarlo de DVD.
Texto: Felipe Santos
Fotos: AP, Münchner Philharmoniker