05 agosto 2006

Los detectives salvajes

Tras la pista de una escritora desaparecida en México, Arturo Belano y Ulises Lima, los "detectives salvajes", recorren escenarios de lo más variado: México, Nicaragua, Estados Unidos, Francia, España, Austria, Israel, África… durante nada menos que 20 años, de 1976 a 1996.

Los personajes que encuentran son tan variados como los paisajes que recorren: desde un torero jubilado que no es español sino mexicano, una estudiante que lee a Sade (y, claro, es francesa), un neonazi loco, un fotógrafo español y desesperado y hasta Clara Cabeza, supuesta ex secretaria de Octavio Paz (capítulo 24, que puede leerse en www.letras.s5.com, en la sección de Roberto Bolaño).

Huidas, muertes, prostitutas, poetas y muchos otros temas aparecen en la interesante escritura de Bolaño, que plasma de una manera notable el lenguaje oral, tarea nada sencilla, por cierto ("Para tal menester lo llamaba por teléfono desde mi departamento o desde donde estuviera y le decía a la sirvienta: ¿don Octavio ya se tomó las pastillas de las ocho? y la sirvienta iba a mirar y si las píldoras que yo le había dejado dispuestas en un envase de plástico aún estaban allí, pues yo le ordenaba: llévaselas y que se las tome. A veces no hablaba con la sirvienta sino con la señora, pero yo igual: ¿se tomó su medicina don Octavio?, y la señora María José se ponía a reír y me decía ay Clarisa, ella a veces me llamaba Clarisa, no sé por qué, al final vas a conseguir que me ponga celosa, y cuando la señora María José decía eso yo como que me ruborizaba y como que tenía miedo de que ella viera cómo me ruborizaba, tonta que es una, ¿cómo iba a verlo si estábamos hablando por teléfono?, pero igual seguía llamando e insistiendo en que se tomara sus medicamentos a su hora, porque si no, no sirven para nada, ¿verdad?"). Con un tono que oscila entre el humor y la ferocidad más absoluta, Bolaño nos invita a recorrer una aventura interesante e inesperada. Este libro obtuvo el Premio Herralde de Novela en 1998.

Roberto Bolaño nació en Santiago de Chile en 1953 y murió el pasado año. Vivió en México desde los 15 años y regresó a Chile en 1972. Fue gracias a unos detectives amigos (¿lejana inspiración para la novela que nos ocupa?) que pudo escapar del régimen de Pinochet y volver a México. Anagrama también ha publicado los cuentos de Llamadas telefónicas (Premio Municipal de Santiago de Chile) y las novelas Estrella distante, Amuleto, Monsieur Pain.

El argentino Rodrigo Fresán lo recuerda -y define a la vez su escritura, y a lo mejor, América latina- así: "(…) sudaca volador que nació en Chile en 1953 pero murió en el universo en 2003 (…)” En sus últimos tiempos, Bolaño jugueteaba con la idea de crear una antología de la nueva literatura latinoamericana. Primero pensó en llamarla Continente, pero enseguida le divirtió el título de Invasión y formar a sus elegidos como si se tratara de una unidad de combate: `Unos pocos y muy calificados comandos ninja, algunos cuantos marines, y el resto… ¡a la Cruz Roja!´, se reía a carcajadas. Descansa en paz, Roberto. Tus libros seguirán dando guerra. Siempre.

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