04 agosto 2006

Cartas de la monja portuguesa

En 1669 aparecía en París un pequeño volumen titulado “Cartas portuguesas” que contenía las cinco misivas que Mariana Alcoforado, monja portuguesa del convento de Beja, en el Alentejo, había escrito al conde Chamilly, capitán de la caballería francesa que había participado en el asedio de Ferreira. La historia que había unido a ambos personajes nada tiene de particular: Mariana había sido seducida por el conde y éste, olvidadizo, había partido para Francia dando por terminada su aventura. Sin embargo, estas cartas pasaron a la historia como una de las más rotundas expresiones del amor femenino: la monja portuguesa, abnegadamente enamorada, escribía desde su celda dando rienda suelta a su pasión ensimismada, a sus quejas y desvaríos, y dejando un testimonio imperecedero—sea o no real su autoría—, un auténtico breviario de amor.

Mariana Alcoforado (Beja, 1640-1723) era la segunda de ocho hermanos de una poderosa familia portuguesa e ingresó en el convento de la Concepción de su ciudad natal a los once años, donde pasó el resto de sus días. La autoría de las cartas a las que aquí nos referimos ha sido, sin embargo, cuestión controvertida: Gabriel-Joseph Guilleragues (pseudónimo de G.-J. Lavagne, 1628-1685) es considerado hoy como el autor real de las palabras de sor Mariana.

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