29 diciembre 2006

El Met se va al cine

Mañana es el día. La sesión matinal de Die Zauberflöte, de Mozart, que se representa estos días en el Metropolitan Opera House de Nueva York, se podrá ver, en alta definición y en transimisión vía satélite, en salas de cine de 6 países: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Noruega, Dinamarca y Japón. ¿No está España? No, no está España. ¿Y por qué?

Este acontecimiento no es sino otra nuestra más de la miopía de nuestros programadores musicales y culturales. Somos la envidia de Europa por la cantidad y calidad de nuestros auditorios: los más nuevos, los mejores. Cada parroquia grande tiene el suyo. Y debe ser un motivo de orgullo. Pero tras los fastos de la inauguración viene el encefalograma plano. Unas veces por dinero y otras, por la falta de compromiso e imaginación de los gestores de turno, normalmente políticos. Ahí está el maravilloso Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, muerto de risa, y tantos otros, en los que la música se ha dejado a un lado y el que era auditorio se ha convertido en lugar para congresos, banquetes y saraos, que, dicen, dan más dinero.
Sin embargo, a nadie se le ha ocurrido explorar la posibilidad de hacerse con la tecnología para que espectáculos como el que ofrece el Met, puedan verse también en cualquier rincón de España. ¿Que la tecnología es cara? En el país del pelotazo inmobiliario y con el mayor número de billetes de 500 euros en circulación, decir esto suena a sarcasmo, pero seamos serios: creo que puede ser accesible con una buena política de patrocinio.
Retransmisiones como las que va a realizar el Met son la mejor forma de ver lo que hacen otros teatros y, también, de mostrar lo que hacemos en España. Por eso es una tecnología nada desdeñable para teatros que aspiran a ser un referente en la producción operística internacional. Otro tanto podríamos hablar de los conciertos. Así que, a ver si hay suerte, y a alguien se le ocurre contactar con el Met, meterse en el circuito y ofrecer un producto que, no tengo ninguna duda, tiene demanda. No es igual que ir al teatro, pero tiene más calidad que verlo en el DVD de casa.
El Teatro Real tiene esta tecnología y la ha utilizado para reponer algunas de sus producciones, como La Traviata o La Boheme. El problema puede ser de fechas, pero ¿por qué no hermanarse con el Met, poder ver sus producciones aquí y que vean las nuestras allá?
Hasta seis títulos tiene previsto transmitir en directo el Met, en horario matinal, para que el cambio horario permita su recepción en Europa y Asia. Después de la que se emite mañana, se podrán ver I Puritani, con Anna Netrebko; El primer emperador, la nueva ópera del compositor chino Tan Dun, con Plácido Domingo y dirección de escena de Zhang Yimou; Eugene Oneguin, con Reneé Fleming y Dmitri Hvorostovsky; Il Barbiere di Siviglia, con Juan Diego Flórez; e Il Trittico, con dirección de escena de un asiduo de Broadway, Jack O’Brien.
Doce cámaras estarán pendientes de las evoluciones de los personajes en el teatro, que llegarán por satélite en formato alta definitición y sonido digital a todas las salas. Las entradas cuestan algo más que el cine convencional y menos que una entrada a la ópera: 15 dólares (unos 12 euros al cambio) en Estados Unidos y 12 libras (unos 18 euros) en el Reino Unido. Ojalá pronto podamos verlas por aquí.
Texto: Felipe Santos

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