17 noviembre 2008

Los hombres que no amaban a las mujeres




Mikael Blomkvist, un brillante periodista de investigación, sufre uno de los mayores reveses de su vida cuando es acusado y condenado a pasar por prisión por difamar al conocido empresario Hans-Erik Wennerström, poseedor de una más que sospechosa trayectoria profesional.

Director de la revista Millenium  y famoso por su buen hacer y su obsesión por sacar a la luz pública los trapicheos y los negocios turbios del mundo empresarial, Mikael es consciente de que le han tendido una trampa, pero se ve forzado a ceder ante las presiones legales aun a sabiendas de que la verdad está de su lado.

Obligado a abandonar temporalmente la revista y mientras decide qué hacer con su vida, se ve sorprendido por el encargo de Henrik Vanger, un acaudalado empresario retirado, de encontrar a su sobrina Harriet, una joven que desapareció hace treinta y seis años en una isla de Suecia propiedad de la familia Vanger. Desde entonces, intentar resolver el misterio de la desaparición se ha convertido en la obsesión de Henrik, que no puede entender quién le sigue mandando puntualmente por su cumpleaños flores secas enmarcadas, exactamente de la misma forma en que Harriet lo hacía desde siete años antes de su desaparición.

Cerrado el caso y ya prácticamente olvidado después de tanto tiempo, Henrik ve que sus días se acaban, y es entonces cuando encarga a Mikael que retome el caso e intente descubrir la verdad de lo que ocurrió. A cambio le ofrece una generosa suma de dinero y lo que es más importante para Mikael: el testimonio personal de Henrik Vanger para acusar a Wennerström, y así limpiar el honor del periodista y probar que estaba en lo cierto.

Para la investigación, Mikael contará con la ayuda de Lisbeth Salander, una investigadora nada convencional, socialmente inadaptada y que arrastra un pasado lleno de dolor y de sombras.

Aquí arranca la historia de Los hombres que no amaban a las mujeres, del sueco Stieg Larsson, publicada por Ediciones Destino, y que forma parte de la trilogía Millenium, siendo la primera entrega de la misma. Me llama la atención la forma de “suavizar” el título en castellano, pues la traducción del original sueco es “Los hombres que odian a las mujeres”. Me parece mucho más consecuente con el espíritu del relato y con la dureza de muchas de las situaciones que en él se dan.

Este libro es de esos que aparecen no muy a menudo y que justifican la pasión por la lectura. Leyéndolo, me he visto en situaciones que no recordaba, como cepillarme los dientes con el libro abierto por dedicarle incluso esos momentos. Ni que decir tiene que sus 665 páginas han reducido mi media de horas de sueño… Y es que es una historia redonda, sin fisuras, apasionante de principio a fin, estupendamente escrita y muy bien traducida (excelente trabajo de Martin Lexell y Juan José Ortega Román).

En este tipo de género, la cronología y el ritmo son fundamentales para hacer creíble y “compartible” la historia. Larsson, en un alarde de profesionalidad, no deja un cabo suelto ni desvela antes de tiempo lo que debe esperar, realizando un profundo análisis del complejo mundo de las relaciones humanas, con sus miserias y sus virtudes, y desenmascarando al mundo de la empresa desde un meticuloso punto de vista periodístico.

Mikael Blomkvist se nos presenta como un alter ego del propio Larsson: periodista de investigación, activista antifascista, protector de los derechos de cada individuo, enganchado al café para aprovechar las noches y escribir sus libros. Valiente, decidido, astuto, tenaz e imaginativo, consecuente con sus principios, defensor de la verdad y la justicia. Es un personaje cercano y convincente, de esos que puedes llegar a admirar, pero con algunas debilidades administradas sabiamente por Larsson para hacerlo imperfecto, y con ello, de carne y hueso.

Lisbeth Salander es completamente imprevisible, de esas personas que jamás llegarías a conocer realmente. Pero son precisamente sus contradicciones las que hacen que el personaje impregne al lector: frágil y desamparada pero cargada de dureza; egoísta y antisocial pero pidiendo cariño a gritos. El hecho de que no deje de sorprendernos es su mayor arma para hacerse imprescindible. Sin embargo, y a pesar de no ser un personaje “al uso” y de no encontrar prácticamente similitudes con ninguno de nosotros, está concebido y tratado de tal manera que no pierde un ápice de credibilidad.

Lo peor de todo es que Stieg Larsson falleció en 2004 sin llegar a ver publicada ninguna de las obras que componen su trilogía, y además es triste saber que no va a escribir ninguna más. Larsson murió a los 50 años de un ataque al corazón y sin hacer testamento, lo que incluye un injusticia más: al estar amenazado por grupos fascistas ocultó a su compañera para protegerla de ellos, por lo que los derechos de su obra, que debían haber sido para ella, han ido a parar a su padre y su hermano, con quienes no tenía relación. Algo que, desde luego, nunca hubiera permitido, ni él ni Mikael Blomkvist. Pero esto es otra historia, y que por desgracia nos quedaremos sin leer.

Stieg Larsson (Suecia, 1954-2004). Periodista y reportero de guerra muy conocido como experto en los grupos de la extrema derecha antidemocrática, participó a mediados de los ochenta en la fundación del proyecto antiviolencia Stop the Racism, al que siguió en 1995 la Expo Foundation, de cuya revista Expo fue director. Luchador plenamente comprometido contra todo tipo de violencia, escribió varios libros de investigación periodística acerca de los grupos nazis de su país y de las oscuras conexiones entre la extrema derecha y el poder político y financiero. Gran lector y entusiasta del género negro y la ciencia ficción, escribía sus novelas por las noches, prácticamente en secreto. La publicación de Los hombres que no amaban a las mujeres ha supuesto un verdadero fenómeno editorial en Suecia, repetido luego en los países nórdicos, Gran Bretaña y Francia, donde se han vendido millones de ejemplares. Lectores de todo el mundo recomiendan una obra que ha generado una extraordinaria adicción y que en Francia ha sido saludada como una obra maestra, la novela de la década.

Texto:  Iñaki Saldaña (Equipo Dosdoce)




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