03 diciembre 2008

Velecío Editores

Desde las páginas de Dosdoce y Comunicación Cultural siempre nos gusta dar a conocer esas editoriales que no se dedican a la publicación de best-sellers, sino que apuestan por autores clásicos y libros de calidad, como es el caso de Impedimenta, Acantilado, Libros del Asteroide y Editorial Periférica.
En esta línea se encuentra Velecío Editores, una editorial cuyo objetivo son los long-sellers, aquellos libros que no son superventas pero aportan a lo largo de su historia un goteo de continuas ventas. Son objeto de Velecío Editores los libros de calidad y los grandes olvidados, redescubriendo y actualizando a algunos autores clásicos al tiempo que proponiendo a los lectores a nuevos y desconocidos autores. Como resultado de esta política editorial los lectores nos encontramos con unos libros de cuidada edición y un más que seleccionado contenido.
De entre las últimas novedades de Velecío Editores destacamos y recomendamos las tres siguientes obras:
La muchacha de los ojos de oro, de Honoré de Balzac.
«La muchacha de los ojos de oro» es la magnífica e inolvidable historia en la que la lujuria brota del misterio, el Oriente abre sus ojos soñolientos en el París siempre despierto, la aventura se entrelaza con la realidad, las flores del alma se abren al borde del delirio y de la muerte, y el presente es iluminado con una antorcha tan potente, que lo vemos ante nosotros como las grandes épocas ancestrales… No sé qué afanes pueden anidar en la fantasía de un lector que no se sacien con los libros de este hombre». (Hugo von Hofmannsthal)
Tristán o el pesimismo, de Armando Palacio Valdés.
Tristán, influenciado por un pesimismo de época, decide saldar los excesos de su misantropía llevando su delirio hasta el límite. Mientras, Reynoso se ve obligado a tomar una importante decisión, para lo que ha de enfrentarse a su propio código ético, lejos de convenciones morales sociales o religiosas. Clara y Elena, respectivamente, serán las víctimas o beneficiarias de las resoluciones de ambos personajes, tan antagónicos.
Cora, de George Sand.
La chica a la que vemos a través de la ventana, leyendo con la cabeza inclinada sobre su mano, se llama Cora. Georges, recién llegado a la ciudad, siente fascinación, al igual que los otros jóvenes de su edad, por la literatura romántica y fantástica, en concreto por los cuentos de E.T.A. Hoffmann. Como el mismo protagonista cuenta, el «contagio de lo fantástico» se ha expandido por la ciudad, y él cree haber encontrado en Cora la encarnación de esas sublimes fantasías.

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