23 marzo 2009

París. El libro resiste


Con alrededor de 40.000 visitantes más que el año pasado, la Feria del Libro en París ha sido un gran éxito, sobre todo para prever el futuro del libro. Un éxito que se puede resumir en una cifra: 20.000 libros expuestos. Este resultado alentador es reflejo del mercado del libro, que parece resistir la desaceleración económica. El libro ha hecho palidecer de envidia a sus jóvenes “primos”, el DVD y CD. El sector de la música es el más afectado de los tres por la crisis.
Además, la Feria de nuestros vecinos franceses ha servido para sacar algunas conclusiones que en este momento son acuciantes.
¿Por qué resiste mejor el sector del libro?
Una de sus conclusiones es que el papel sigue siendo todavía mejor que Internet. La primera razón es de carácter psicológico: “El libro continúa siendo un refugio para los franceses, el papel todavía tiene futuro a pesar de la dinámica de la era digital”, dijo Serge Eyrolles, Director del Sindicato Nacional de Editores. El libro impreso es considerado insustituible por la mayoría de los lectores. No creen que haya forma de leer una novela en la pantalla, por no hablar de un cómic o manga.
No hace falta recordar que la relación de los franceses con el libro es muy diferente a la de nuestro país. No hay más que pasear por París -y por otras ciudades francesas- para ver que en cada vuelta de la esquina vamos a encontrarnos con una librería. Librerías temáticas, grandes, pequeñas, perfectamente expuestas, y siempre con ofertas de libros prácticamente nuevos, o porque están rozados o sucios -como en Alemania-, un gesto que difícilmente veríamos hacer a nuestros queridos libreros patrios. De modo que, con una red de librerías similar es mucho más sencillo tener una relación directa con los libros sin necesidad de acudir permanentemente a la Red para ver las novedades o acercarse a las grandes superficies especializadas. Todo por no tener una librería cercana. Con todo, este aparente rechazo en realidad no es tal, las editoriales francesas están bastante más adelantadas en cuanto a digitalización y previsión del cambio del sector editorial. Son los lectores los que no tienen prisa.
A la pregunta “¿Tiene la intención de pagar para descargar en los sitios de contenido cultural”, el 40% de los franceses dijo «sí» a una película, vídeo o disco. Sólo el 5% contestaron lo mismo para un libro. Incluso con respecto a la compra de libros, los lectores quieren ver, tocar, etc. Según un estudio de GfK, la compra on-line de libros, representa sólo el 6% del volumen de negocios de la venta de libros. Los supermercados y las librerías tradicionales siguen estando profundamente arraigadas entre los franceses como lugares de provisión de contenidos culturales y aún representan el 59% del canal de distribución.


No hace falte añadir nada a lo dicho más arriba en cuanto a su red de librerías. Aquello es otra cosa. Aunque desconocemos si en la pregunta se incluía el precio de estos libros. Pero insistimos, sin un soporte o lector electrónico todavía en casa -que no es como leer en la pantalla del ordenador ni mucho menos-, estas estadísticas son bastante lógicas. Además, los que deben adelantarse y ser avisados con respecto a la digitalización de sus títulos para no quedarse atrás no deben ser tanto los lectores cuanto los editores.
La diversidad.
La otra razón de esta relativa buena salud es la extrema diversidad de la oferta. Las librerías llevan una gran parte de su volumen de negocio con títulos de los que venden sólo cuatro o cinco ejemplares al año en cada una de ellas. El Sindicato Nacional de Editores concluyó que los veinte libros más vendidos del año representan sólo el 5% del mercado. Todo lo contrario de lo que ocurre en la industria musical, donde los primeros 100 discos de las listas de éxitos representan ya la mitad del volumen del negocio.
El precio único.
A diferencia de otros sectores, la “república de las letras” sabe el precio de los libros. Esta ley ha contribuido a mantener a flote a muchas bibliotecas. El pasado mes de mayo la Société des Gens de Lettres, Sindicato Nacional de Editores y el Sindicato de Libreros Franceses se unieron por primera vez para defender su «nicho específico».
La labor de los bibliotecarios.
Por último, si el mercado resiste también es gracias a la enorme labor realizada por las bibliotecas. Son clave en términos de influencia. Se han adaptado a cada uno de los nuevos cambios -algunas ya venden lectores electrónicos- y, a petición de sus clientes, han creado eventos y reuniones que son auténticas pequeñas ferias del libro.
Todos los detalles en este artículo de Le Figaro
José Antonio Vázquez

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