"Freemium". Un nuevo modelo de negocio editorial
Las editoriales continúan dándole vueltas a su modelo de negocio y ahora también tratan de adaptarse al modelo “Freemium”, un concepto que lleva años funcionando en la Red, tanto en videojuegos como en servicios de comunicación, de información y otros modelos de negocio.
Nuestro propio proyecto Dosdoce.com se basa desde 2004 en el concepto de “gratis-pago”. Los lectores pueden leer o descargarse gratuitamente cualquiera de nuestros estudios desde nuestro sitio web. No nos importa compartir parte de nuestra experiencia en abierto, pero nuestro conocimiento y análisis más profundos los reservamos para las sesiones de formación y asesoramiento personalizado que realizamos para nuestros clientes de pago.
En breve, la editorial Hachette Audio va comenzar a liberar de manera gratuita para iTunes versiones abreviadas de sus libros un día antes de la publicación impresa de los mismos. Serán podcats gratuitos donde los oyentes podrán oír el comienzo de cada capítulo. En total, casi la mitad del libro. Al parecer la promoción gratuita ya ha funcionado, como lo ha hecho en otros sectores. Una aplicación del modelo Freemium que no tiene porqué limitarse a los audiolibros. Su puesta en marcha en las ediciones digitales de los libros -como en el caso de nuestros estudios- es igualmente válida.
El otro día hablaba con un «capo» del mundo de las revistas y me dio la impresión que no tenía tan claro esto del Freemium. Para él una cosa era el usuario de la red y otro el que compra el producto físico. Y decía tener sus datos. Yo, aún creyendole, creo que al final ambos públicos convergirán en un porcentaje altísimo y la gracia de esto está en adelantarse a las cosas (para no cometer los errores del sector discográfico).
La base es contenidos de pago de auténtico valor añadido o freemium, que es lo mismo.
Yo estuve hace poco reunido con el Dtor. de Comunicación de uno de los grupos editoriales más importantes de España y me decía, con pena, que esa adaptación que se les avecina la ve muy jodida. Comparando con el sector musical, sostenía -con cierta razón- que cuando los bits se liberen, el escritor no podrá hacer «bolos», como hacen los músicos.
Sí, se supone que si lo hacen a tiempo de que la gente no coja el mismo hábito de «emulearse» todo, podrán salvar mejor las ventas legales; pero la realidad es que:
1) Una gran parte de la gente se descargará el libro gratis, pase lo que pase
2) Los dueños de los derechos de un autor que venda miles de libros, serán muy reticentes a migrar al ebook.
3) El consumidor de libros es -por lo general- de un perfil menos tecnológico que el de música, lo que hace prever que el período de convivencia de soporte físico y soporte electrónico será muy superior (y ello hará quizá más difícil para los editores detectar el punto de inflexión para los grandes cambios).
Tomad estos comentarios como merecen: es decir, como las reflexiones «baratas» de alguien que en absoluto conocer el sector editorial. Las dejo más para que quienes sabéis, me rebatáis, que porque crea que pueda estar acertado…
Pablo tienes razón pero me parece que a todo el mundo le toca adaptarse de un modo u otro. Y en esta época más. Esta crisis nos va a traer grandes cambios en formas de trabajar.
Así que no veo tan descabellado que un autor tenga que hacer bolos. Yo, que soy un mega fan de los Stones, en los 80 tenía más que claro que solo iban a hacer un par de giras más en el resto de su carrera y ya llevan 5. Se adaptaron. No les tocaba más narices.
Sobre la pirateria ya existen estudios (perdona ahora no sé donde está el enlace) que demuestran que aquellos que piratean son los que más consumen después el producto. Nunca se había escuchado tanta música como ahora. Hay que capitalizar a toda esa gente, nuevos posibles consumidores de pago.
Pues lo mismo debería, o podría, pasar con los libros. Esto solo hará que popularizar la lectura (o debería) y es trabajo de autores y editores saber sacarles rendimiento económico. Y si no saben como para eso existimos gente como yo 🙂 (con el permiso de los propietarios de está web, claro).
Hola, Pablo, David,
Efectivamente, es cuestión de adaptarse. Y ver estos cambios como nuevos retos en vez de echarse las manos a la cabeza. Las analogías con el sector musical no tienen que porqué ser siempre efectivas en el sector editorial, ya sea de revistas o de libros, con sus diferencias. Pero lo cierto es que existe la ventaja de haber visto primero los fracasos (Emules y demás) y luego los éxitos (iTunes, pagos fraccionados, etc.) del sector musical. Evidentemente el «consumidor» de libros es diferente del de música, pero igualmente lo es, acotando, el lector «literario» del lector de género o de bestseller, por poner dos ejemplos. Cada uno requiere unas estrategias diferentes (los lectores de bestseller son mucho más permeables a este tipo de servicio de pago -como lo empezó siendo el «mainstream» en la música, luego se amplió el mercado a todos los gustos-, y no es poco para empezar hacerlo con los que más venden).
Y además, como dice David, para eso están servicios -freemium- como los de Dosdoce para asesorar
😉