Accesibles digitalmente los archivos de los museos
El Ministerio de Cultura presentó el 24 de Noviembre la Red de Bibliotecas de Museos (BIMUS), que. según un comunicado, es un gran proyecto que «permitirá acercar las bibliotecas de los museos estatales a la sociedad, a través de diferentes recursos que posibiliten la visibilidad de los fondos bibliográficos custodiados por estas instituciones».
El principal resultado ha sido la creación de un gran Catálogo Colectivo en línea, que ofrece la posibilidad de consultar todos los fondos de las bibliotecas en castellano, en las lenguas cooficiales y en inglés, pertenecientes a 18 museos de titularidad estatal y gestión directa del Ministerio de Cultura.
Serán accesibles en la Red cerca de 260.000 registros pertenecientes a las bibliotecas participantes que abarcan un amplio período histórico que va desde el siglo XVI a la actualidad.
La creación de BIMUS permite que sean accesibles muchos más recursos como los fondos digitalizados por las distintas instituciones, disponibles en la Biblioteca Virtual de Patrimonio Bibliográfico y en la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, así como contenidos electrónicos de interés común.
BIMUS al igual que BAGE, la red de Bibliotecas de la Administración General del Estado, de momento (y me temo que por mucho tiempo) son poco más que proyectos para los que se han creado deprisa y corriendo unas páginas web de chichinabo, vacias de contenido,y, ya lo veréis, sin ningún mantenimiento.
En estas próximas fechas festivas en las que algunos tendrán tiempo libre, en lo mejor que pueden gastarlo es una buena lectura, especialmente de las que tengan pendientes. Consultar estos fondos bibliográficos me parece una opción estupenda. Además, son de fácil acceso, porque resulta penoso que haya libros difíciles de obtener. Por ejemplo, después de la demanda civil cursada por determinado partido político conservador contra Sergi Durà, y la coacción de la cadena de radio religiosa por antonomasia a las distribuidoras, la novelita ‘Coincidencias’, en la que se mezcla el sexo, las señoritas con minifalda y los políticos poco honrados, es un libro difícil de encontrar, ya que la copias distribuidas en la Fnac, el Corte Inglés y la Casa del Libro se han agotado o quitado de la venta; me he cerciorado. El dueño de Ambra, la pequeña librería que me lo ha conseguido, me ha dicho que, entre altas dosis de sexo, se burla sin clemencia alguna de políticos corruptos y de otras cosas. Hay párrafos como éste, contra la tortura animal:
«… Pasa, sobrino, pasa y siéntate. Te decía que os sentáis con el concejal a comer y os lo inventáis; no se te habrá ocurrido dejar a cuarenta obreros en el paro y a mi amigo Pablito sin negocio, ¿verdad? Pues entonces. Hombre, yo que sé, pues que desmonten una avenida y la vuelvan a montar. Organizáis un concurso público, que sólo cumpla las condiciones Pablito y ya está».
La novela no tiene desperdicio, parece ser, pero para haceros con ella tendríais que encargarla. Es una pena que se obstaculice la circulación de algunas obras; da mucho coraje y le hace pensar a una en qué país estamos.