26 julio 2011

La historia escrita a máquina

Tan acostumbrados a utilizar el ordenador que ya casi ni nos acordamos de aquella que fue su predecesora: la máquina de escribir. Hoy día ya casi nadie conserva una, incluso seguramente le preguntas a un niño y no haya visto nunca una en su vida.

Éste es el momento de echar un vistazo atrás al ya casi olvidado y curioso mundo de las máquinas de escribir (comprobaréis que además de curioso, también sorprendente) y de enseñar a los más peques cómo se escribían antes las cosas cuando no lo hacíamos a mano y no disponíamos de un ordenador: La Ciudad de Cultura de Galicia nos trae una exposición que reúne más de 120 unidades seleccionadas de entre unas 3.500 de las que dispone la Colección Sirvent, que representan lo más destacado de la historia universal de las máquinas de escribir, complementando la muestra con  una significativa selección de carteles publicitarios, cajas originales de cintas de escritura y otros instrumentos, como los protectores de cheques, afilalápices, fotografías y curiosos métodos de mecanografía.

La organización, y por supuesto sus comisarios, David Barro y Alfredo Sirvent, proponen un recorrido cronológico que comienza con la emblemática Sholes & Glidden (1873), conocida mundialmente como The Typewriter. Fue la primera máquina de escribir producida comercialmente y que trabajaba únicamente con mayúsculas, una herramienta que se suministraba con una mesa que nos recuerda a las de las máquinas de coser, así como su primera decoración.

Otras como la Crandall-New Modell (1884) nos descubren decoraciones en oro y madre perla y utilizan un cilindro impresor en vertical.

Curiosas son también otras máquinas como la alemana Thürey (1909), que se asemeja a un instrumento musical y de la que solo se conocen cinco en todo el mundo; la Brooks (1887), que imprime de atrás hacia delante; la Polygraph (1903), una de las más buscadas por coleccionistas de todo el mundo y que en teclado curvo sólo se fabricó el modelo aquí presentado; la ODELL (1888), de base redonda -este primer modelo es el único que se fabricó con cuatro pies con forma de garra; o la Columbia (1885), que utilizó un sistema de espaciado proporcional que daba el espacio según el tamaño de la letra.

Se pueden encontrar máquinas de escribir normales, de escribir música, de taquigrafía (estenotipias), de escritura en braille, de escribir sobre superficies planas, de juguete, de escritura encriptada para espías, de abecedario japonés, árabe, máquinas con símbolos de la S.S., etc.

Para el que no lo sepa, la Ciudad de la Cultura de Galicia se yergue, en la cima del monte Gaiás. Si quieres saber cómo llegar, pincha aquí.

La exposición podrá visitarse hasta el 9 de octubre de 2011.

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