Los jardines, bibliotecas y museos son beneficiosos para la salud
Según el informe de la Universidad de Oxford titulado «¿De qué manera pueden los jardines, las bibliotecas y los museos mejorar el bienestar a través de la prescripción social?», estos espacios son beneficiosos para la salud y el bienestar de los residentes cercanos, en este caso de los de Oxfordshire.
El estudio suma la experiencia y los conocimientos de los investigadores de salud del Centro de Medicina Basada en la Evidencia (CEBM) de la Universidad de Oxford, médicos generales, especialistas del sector del patrimonio en Jardines, Bibliotecas y Museos de la Universidad (GLAM) y público o beneficiarios de tales espacios.
La prescripción social adopta un enfoque más holístico de la salud al permitir que los médicos de cabecera y otros trabajadores de atención primaria refieran a un paciente a grupos o servicios comunitarios que pueden ofrecer apoyo práctico, social o emocional.
El informe muestra que estos entornos pueden apoyar la salud y el bienestar al ayudar a las personas a aprender cosas nuevas, desarrollar nuevas habilidades, y establecer conexiones sociales.
La investigación identificó tres conceptos clave que apuntalan el potencial de las actividades en jardines, bibliotecas y museos para mejorar la salud.
El primero es que los espacios culturales pueden ser vistos como “paisajes terapéuticos”, espacios que conducen a la curación y que sirven como ubicación para las redes sociales y la actividad terapéutica.
El segundo es que participar en estas actividades “crea una sensación de fluidez”, que es un estado en el que las personas se involucran tanto en una actividad que nada más parece importar.
Este “flujo” o fluidez ayuda a las personas a concentrarse en una actividad en cuestión en alguno de estos espacios, lo que significa que se olvidan de otras preocupaciones.
Finalmente, las actividades de jardines, bibliotecas y museos “se basan en el capital social” al fomentar la socialización y la construcción de comunidades sociales y relaciones recíprocas, que a su vez pueden contribuir a una salud y bienestar positivos.
Según el Dr. Kamal Mahtani, profesor asociado y director adjunto del CEBM, existe una gran variedad de factores sociales, ambientales y económicos que pueden afectar la salud y el bienestar de una persona, como son estrés o la ansiedad causados por dificultades financieras o la depresión relacionada con el aislamiento social.
Una receta social podría ayudar a facilitar a un paciente otra ayuda y apoyo, por ejemplo, asesoramiento ciudadano o grupos de actividades en lugares específicos como son los jardines públicos, museos y bibliotecas.
Es importante señalar –añade el Dr. Mahtani- que esta prescripción o receta social no es necesariamente un reemplazo de la medicación, sino más bien una actividad beneficiosa que reconoce que la salud y el bienestar pueden ser “más complejos que una enfermedad biológica”