Una autora logra vencer los derechos de autor de IA
Una veterana retirada del ejército de Estados Unidos de 60 años ha desafiado a la Oficina de Derechos de Autor del país al presentar un registro de derechos de autor para una novela autoeditada que había sido escrita en gran parte por ChatGPT.
Ella es Elisa Shupe e intentó forzar a la Oficina de Derechos de Autor a revocar su política sobre propiedad intelectual realizada con IA, ya que el trabajo generado por IA actualmente no puede tener derechos de autor.
El registro inicial no tuvo éxito, sin embargo logró apelar esta decisión y posteriormente consiguió al final que su obra fuera registrada. El registro de derechos de autor de la novela, AI Machinations: Tangled Webs and Typed Words, destaca la batalla en curso con la propiedad intelectual y el trabajo generado por IA, siendo este uno de los primeros casos en los que se concede registro de derechos de autor a un texto creado por IA.
Así, la oficina de derechos de autor ha dejado claro que aunque Shupe no es considerada la autora de todo el texto, sí se la considera la autora de la “selección, coordinación y disposición del texto generado por la inteligencia artificial”. Esto evita que otros copien el libro sin permiso, pero el contenido del libro no está protegido e, hipotéticamente, podría reorganizarse y volverse a publicar como un libro diferente.
La razón de todo este intento por superar las restricciones de derechos de autor e IA se deben, en el particular caso de Shupe, a que no puede escribir debido a las lesiones que sufrió mientras estuvo en el ejército, de tal modo que sólo pudo completar su libro con la ayuda de una inteligencia artificial.
Según ella misma cuenta, trabajar con IA le permite una forma diferente de expresar sus pensamientos, si bien tuvo que dedicar igualmente muchas horas para crear su libro. La apelación de éxito del registro se centró por tanto en las discapacidades de Shupe, comparando su uso de ChatGPT con el de una prótesis de pierna para un amputado.
La apelación también presentó un registro de las indicaciones y comandos que Shupe había usado, así como las ediciones concretas que realizó. Incluía una comparación al detalle del texto inédito generado por IA y el libro final publicado, con casi todas las oraciones ajustadas de alguna forma.
Como avanzamos, Shupe ganó la final la apelación, y es parte de un movimiento más amplio para hacer que la ley de derechos de autor sea más indulgente con el trabajo generado por IA. Al menos en casos excepcionales como el suyo.