03 noviembre 2015

A propósito de un modelo iTunes para la edición académica

Imagen superior cortesía de Shutterstock

Marcus Arvan, profesor de filosofía, se preguntaba hace unos días en su blog a propósito de un artículo en The Guardian sobre la posibilidad de repensar en un modelo iTunes para los libros académicos.

La razón no es otra que el alto precio de muchos de los libros de esta categoría, quizá asumible para librerías y bibliotecas universitarias, pero no tanto para los consumidores finales: investigadores, estudiantes y en ocasiones también docentes.

La posibilidad de ofrecer capítulos o fragmentos de libros no es algo nuevo, si bien tampoco está generalizado. Precisamente es el sector académico uno de los que mejor pueden adaptarse a este sistema.

Las razones esgrimidas por Arvan en defensa de este modelo de oferta fragmentada son las que precisamente lo hicieron surgir: o bien lees los primeros capítulos y el libro no te gusta, por lo que se podría comprar solo un primer capítulo, o bien conoces el libro y sólo necesitas unos capítulos determinados para el estudio o la investigación.

Como señala el profesor, una ventaja tanto para autores como editores en el uso de la oferta de contenido fragmentado es que las obras en este formato pueden llegar, además, a más personas.

Si un libro académico cuesta de 50 a 80€, quizá ningún lector pueda siquiera pensar en hojearlo, mientras que ofrecer capítulos a un precio asequible puede abrir la posibilidad de que, al menos, más lectores compren algún fragmento.A su vez, aquellos que adquieren parte a un menor precio estarían más dispuestos a comprar capítulos adicionales o incluso el libro completo.

Un modelo que parece viable y del que hemos conocido un caso reciente de fragmentación de contenido –y no de ámbito académico en este caso- a través de la plataforma Slicebooks.

A vosotros, ¿qué os parece a vosotros este sistema de contenido fragmentado?

1 Response

  1. Hola, desde nuestro punto de vista, sería una pena que se implantara ese tipo de modelo en las publicaciones académicas, pues al fin y al cabo su fin último es servir como material de divulgación y promover el aprendizaje. Creemos que habría que optar por modelos digitales más abiertos y más centrados en dar servicio que en vender producto.

    Un saludo.
    wibooki

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