09 noviembre 2011

El futuro del libro de texto y las nuevas formas de compartir la lectura

El pasado 25 de octubre se celebraron en Madrid las III Jornadas Técnicas organizadas por la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE). Bajo el lema «Nuevas formas de lectura: un nuevo lector y negocio para un nuevo siglo» fueron convocados siete expertos que compartieron con los asistentes sus reflexiones sobre los cambios habidos y las tendencias de futuro que vienen propiciando los avances tecnológicos. Parte de las respuestas a por qué vamos adquiriendo nuevos hábitos en relación al acto de leer la encontramos en la evolución de los soportes electrónicos y en la creciente aceptación por parte del usuario de las plataformas multimedia que ofrecen servicios en la nube y que favorecen la interactuación entre comunidades de individuos que comparten afinidades lectoras.

En efecto, desde diferentes enfoques, los ponentes invitaron al auditorio a reflexionar sobre las tendencias transformadoras que necesariamente están teniendo lugar en el seno del sector editorial y coincidieron en la opinión de que el lector es un ente cada vez menos aislado. La idea de que la lectura es una actividad que de manera creciente se comparte a nivel social, ocupó el centro del debate. ¿Quedará relegada al pasado la concepción que tenemos de lo que significa leer en solitario? Esta fue una de las preguntas que permaneció en la mente de todos los asistentes.

Para Edward Nawotka -primero de los ponentes y director de Publishing Perspectives-, el paisaje de la edición ha cambiado, «ahora hay menos lectores por editor», afirmó, y no ocultó la existencia de cierta «tensión» entre la tecnología y el mundo del libro. Advirtió a los editores presentes que el momento actual es de competencia y que éstos, como conservadores de la cultura, con ayuda de la tecnología deben luchar por su mercado y no seguir perdiendo autoridad. Puso varios ejemplos de autores que han logrado el éxito tras autopublicar su obra. «El número de libros autopublicados en EE UU se elevó de 500.000 a 3,2 millones el año pasado», afirmó.

«Cada libro tiene su propio ecosistema», prosiguió Nawotka al referirse a los que serían algunos de los posibles modelos de negocio para los editores, dado que «debemos hablar de contenido más que de formatos, estamos rompiendo el marco del libro y la distribución se diversifica». Por un lado, se situaría la venta de libros a la carta y la posibilidad de adquirir los libros de manera fragmentada; por otro, y partiendo del convencimiento de que el futuro es móvil, vemos cómo las compañías tecnológicas se asocian con empresas editoras que crean contenidos destinados a ser leídos en móviles para así ofrecer valor añadido a los dispositivos de lectura que comercializan. En EE UU nos encontramos ante un mercado creciente de manera que «el valor de los materiales educativos creados para dispositivos móviles ascenderá a 15 mil millones de dólares en 2015», según Edward Nawotka.

Pese a que los datos no sean extrapolables a la realidad de nuestro país, Nawotka finalizó su intervención destacando la importancia del español como oportunidad para nuestro sector editorial y la potencialidad de nuestros productos culturales en el mercado mundial. El director de Publishing Perspectives animó a los editores presentes a aprovechar este activo económico.

Prefieren el papel (de momento)

Len Valhos, director general de Book Industry Study Group (BISG), comenzó ofreciendo datos sobre el tamaño del mercado del libro en EE UU y prosiguió compartiendo las conclusiones del estudio que han realizado en ese país sobre el comportamiento de los lectores de libros electrónicos en cualquier tipo de dispositivo. En una de las encuestas de dicho estudio preguntaron por la preferencia en el formato (libro impreso o digital) a la hora de adquirir los libros. «Más del 75% contestó que preferían el impreso», afirmó Valhos, y que, por tanto, la llamada explosión digital en EE UU no es aplicable a las publicaciones educativas.

¿Qué valoran los estudiantes al adquirir un libro de texto, digital o impreso? «El precio es lo principal», respondió Valhos. La comodidad, el acceso al contenido, la posibilidad de interactuar, el coste de envío y la velocidad de entrega, son también aspectos valiosos para los estudiantes. La falta de conectividad y el hecho de que a final de curso ya no sea posible acceder a los contenidos ni revenderlos para recuperar parte de lo invertido, son algunas de las desventajas del libro de texto en soporte electrónico a juicio de los participantes en el estudio.

Otros datos de interés apuntados por el director general de BISG fueron que más del 50% de los estudiantes que usan libros de texto digitales los leen en portátiles y que sólo el 46% de los que poseen tabletas la utiliza para leer. La fotocopia de capítulos de libros de otros estudiantes sigue siendo una práctica extendida entre más del 40% de estudiantes universitarios.

Como conclusión final del estudio, Valhos admitió que los estudiantes no están familiarizados todavía con el potencial que el proceso de aprendizaje interactivo va a aportar y que si todavía siguen prefiriendo lo impreso a lo digital, sólo es una cuestión de tiempo; se debe a la falta de experiencia de estos usuarios, «pero cuando se acercan al libro digital, descubren el valor y las posibilidades del mismo», por lo que «si mejoran las tabletas u otros dispositivos, el mercado del libro electrónico crecerá y se usarán menos los portátiles para leer», afirmó.

En opinión de Len Valhos, «son los estudiantes los que con sus hábitos están ralentizando el cambio en los libros de texto digitales, no los editores». En cualquier caso, adelantó que en 2012 la mitad de los lectores leerá en digital en EE UU.

Experiencias nacionales

Durante la segunda parte de las III Jornadas Técnicas de ANELE tuvimos la oportunidad de conocer algunas experiencias nacionales por parte de tres profesionales del mundo académico que favorecieron la reflexión sobre la transformación que está teniendo lugar en la sociedad en relación con los nuevos hábitos de acceso a la información y la gestión del conocimiento. La mesa de debate «Lectura en pantallas: un nuevo lector para un nuevo siglo» estuvo integrada por Gemma Lluch, profesora titular en la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación de la Universitat de Valencia; Luis González, director general adjunto de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez; y José Manuel Lucía Megías, catedrático de Filología Románica de la Universidad Complutense de Madrid. En mayor o menor medida, todos ellos incidieron en el concepto de lectura social o lectura compartida.

Gemma Lluch compartió datos de las investigaciones que se llevan a cabo en su universidad sobre la interactividad entre lectores y autores. Introdujo el término de «trashumancia virtual» y calificó como necesaria la «calidad de la relación mediador-lector». A este respecto, refirió una experiencia desde una doble perspectiva: la de la editorial y la de una autora como Laura Gallego a partir de Memorias de Idhún, su conocida trilogía de libros de fantasía y aventura. Para Lluch, «a los lectores, sobre todo jóvenes, les encanta charlar con el autor a través de sus propias páginas web. Luego lo comparten todo en Twitter o Facebook». Los jóvenes aprenden cada vez más «fuera de la escuela». En ese sentido, a su juicio, los editores de libro de texto deberían de pensar más en espacios multimedia interactivos como alternativa a los libros de texto tradicionales favoreciendo así la «trashumancia virtual».

Para Luis González, director general adjunto de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, el entorno digital ha cambiado la experiencia de leer, la lectura ya no es algo individual, sino que, gracias a la tecnología, los lectores están conectados, incluso con la editorial y el autor («desaparece la jerarquía en relación con los autores»). Asimismo, destacó algunos aspectos de interés tenidos en cuenta en las investigaciones que llevan a cabo desde la institución que dirige, como la comprensión lectora profunda y la figura del lector interactivo. «Los lectores ocasionales se adaptan mejor a los nuevos medios que los lectores habituales y son estos últimos los que siguen practicando la lectura profunda en papel». En el caso de los lectores más jóvenes -prosiguió-, se suma la componente lúdica al proceso, de manera que el juego y la lectura casi se confunden entre éstos, mientras los adultos se limitan a leer en los nuevos dispositivos. En relación al contexto educativo actual, para el director general adjunto de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez «es muy difícil encajar todo lo que está propiciando la tecnología».

Por su parte, José Manuel Lucía Megías, afirmó que la capacidad de formar parte de una comunidad es la experiencia que más demanda el usuario. «Los cambios de soporte son más rápidos que los que se deberían de dar en nuestros hábitos de lectura», según el catedrático de Filología Románica, para quien en el momento actual asistimos al cambio de la «lectura silenciosa», o individual, por la «lectura social». «La tecnología nos está permitiendo recuperar la experiencia social que nos daba la oralidad. Es lo que debería esperarse de las nuevas generaciones, pero no se está produciendo en la práctica con la rapidez esperada», admitió convencido.

José Manuel Lucía Megías finalizó su ponencia afirmando que su experiencia como profesor universitario le lleva a pedir al editor «atender a la demanda de la comunidad educativa. La tecnología no tendrá éxito si no se tienen en cuenta a los profesores», concluyó.

Conversaciones de libros en la Red e innovación educativa

Las experiencias internacionales compartidas en el marco de las III Jornadas Técnicas ANELE 2011 fueron retomadas cuando llegó el turno de Claire Armitstead, coordinadora del canal de libros en Twitter del periódico The Guardian. @GuardianBooks es la segunda cuenta con más seguidores del rotativo británico. El 8% del tráfico a la web del periódico llega a través de las redes sociales, fundamentalmente Facebook y de la que es considerada como mayor plataforma de microblogging, Twitter. La tendencia de recomendar libros a través de plataformas de lectura compartida es creciente, según afirmó Armitstead en el transcurso de la entrevista concedida a www.aviondepapel.tv.

Armitstead compartió con el auditorio su experiencia con niños a través de la lectura de clásicos y afirmó haber impedido el cierre de varias bibliotecas gracias al desarrollo de proyectos con jóvenes. La coordinadora del canal de libros en Twitter de The Guardian aconsejó a los editores adaptarse al cambio desarrollando nuevas habilidades al igual que han tenido que hacer los periodistas para poder llevar a cabo el trabajo que hacen actualmente.

La conferencia de clausura de las III Jornadas Técnicas ANELE 2011 corrió a cargo de Gareth Mills, director de FutureLab y miembro de 21st Century Learning Alliance, quien avisó a los presentes de que hablaría en calidad de profesor para referirse a las ideas que deseaba compartir con ellos en relación a la necesaria innovación en el ámbito educativo. Para Mills «los profesores deben empezar a ser diseñadores del aprendizaje, ir más allá del libro de texto, más allá del aula, integrar comunidades de aprendizaje para compartir conocimiento». Pero, a su juicio, los docentes se ven frenados en sus tentativas de redefinir los procesos de aprendizaje porque desconocen en qué medida van a verse afectados los estándares educativos por la tecnología. Ilustró gráficamente su presentación con un «Árbol del conocimiento» porque «no sólo importan las ramas del saber, sino también las raíces» y lanzó la siguiente pregunta al aire: «¿qué actitudes deben tener los jóvenes cuando salgan del colegio?». La respuesta fue construida por varios de los asistentes que coincidieron en la opinión de que debería primar la colaboración, el trabajo en equipo y la pasión por el aprendizaje.

El director de FutureLab aseguró que «la experiencia demuestra que es posible mejorar la adquisición de conocimientos haciendo participar a los alumnos en los procesos de creación, volviéndoles más activos y permitiendo que colaboren con otros estudiantes, no sólo de su entorno, sino de otros lugares del mundo». Para ilustrar tal argumento Mills proyectó un vídeo en el que aparecían niños aprendiendo a hacer un blog. Destacó que el feedback que éstos recibían a través de los comentarios ejercía sobre ellos una fuerte motivación. Para ejemplificar cómo funciona la tecnología como recurso de aprendizaje, dio a conocer la herramienta Create-A-Scape y finalizó su intervención pronunciando lo siguiente: «No vendamos libros, vendamos experiencia, no productos individuales, sino servicio para todos».

Con las palabras de agradecimiento de José Moyano, Presidente de ANELE, se dieron por clausuradas las III Jornadas Técnicas.

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