13 febrero 2006

Elia Barceló

La escritora Elia Barceló (Alicante, 1957), posee una virtud realmente inestimable; hace que, una vez  hayas leído algo suyo,  digas para ti, casi con ansiedad, que tendrás que leer todo lo que ha publicado y publique en el futuro.

Esta escritora  es conocida sobre todo por sus obras fantásticas, ahora nos ofrece con Disfraces terribles una novela entre realista y criminal que la confirma como una autora capaz de adaptarse a cualquier género con total maestría y sin perder nunca la marca de fábrica de todos sus textos: los misterios, los secretos, la trama emocionante y sorpresiva, los personajes cercanos al lector y llenos de vida y, sobre todo, su facilidad para embeber a los lectores en una lectura siempre gratificante y de una enorme altura literaria.

Tras leer esta novela llegamos a la conclusión de que conocemos muy poco a las personas que nos rodean y queremos. A diario nos creamos unas percepciones sobre personas y sitios basadas en realidades, otras veces en fantasías y/o prejuicios; por ello es importante analizar nuestro pasado con la distancia, y Elia Barceló  nos intenta dar una lección: no debemos juzgar a la gente inmediatamente, sino sólo recordarla e intentar entender porqué actuaron de esa manera en sus vidas.

Como lectores nos merecemos novelas que nos hagan viajar mentalmente, tenemos  demasiados escritores que nos han acostumbrado a los contenidos lineales consistentes en misterio y solución.  Elia Barceló  ha creado un  género de novela criminal que no tira de los típicos clichés más que manidos. En la página 22 de la novela, la autora nos devela toda la trama, aún así quedan en el aire mil preguntas clave que nos incitan a leer el resto de la novela: ¿Qué oscuras presiones llevaron a la confesión de su homosexualidad a este hombre en una época en la que nadie lo hacía? ¿Cuáles fueron las causas de su suicidio? ¿Cuál es el terrible misterio que se esconde detrás de la obra novelística del escritor? ¿Por qué mienten los testigos después de tantos años? ¿Alguien conoce la verdad?.

La narración oscila hacia adelante y hacia atrás en la vida de las personas que rodean al protagonista y refleja las inquietudes de esta persona reflexionando sobre su vida. En los años setenta, el prestigioso cuentista argentino Raúl de la Torre, residente en París, saltó a la fama con la publicación de su primera novela. Su popularidad como novelista del boom latinoamericano fue creciendo con sus siguientes obras, su segundo e inesperado matrimonio, y su implicación política.

Todo ello lo coloca en el punto de mira de las crónicas de sociedad cuando decide descubrir públicamente su homosexualidad o cuando se conoce su suicidio de un pistoletazo. Muchos años después, en el comienzo del nuevo milenio, el joven crítico francés Ariel Lenormand se embarca en la biografía del escritor, entrevistando a quienes lo conocieron: su editor, sus amigos y, sobre todo, Amelia, su desconcertante y sofisticada primera esposa, compañera y apoyo del autor a lo largo de su vida. Pero el enrevesado y misterioso mundo que rodeaba al escritor amenaza con pasar de ser un simple objeto de estudio a convertirse en parte de la vida del joven biógrafo.

Entrevista a Elia Barceló

Os adjuntamos la entrevista que  hemos realizado a Elia que os permitirá conocer con su interés por las cosas ocultas del pasado, los secretos, los misterios, lo que se sale de lo normal. Una veces en clave fantástica y, otras veces, como en Disfraces Terribles, juego en clave realista con sucesos posibles pero tratando de mostrar lo extraordinario dentro de lo normal.

Dosdoce: ¿Qué te parece la ciencia-ficción que se escribe en España?

Elia Barceló: Después de unos años en los que la ciencia ficción estaba excesivamente influenciada por los modelos anglosajones, especialmente estadounidenses, hemos llegado al estado actual, altamente satisfactorio, en el que la ciencia ficción escrita en España ha alcanzado una voz propia. Nuestros autores se desenvuelven a la perfeccción en todo tipo de temas, direcciones y subgéneros, con gran calidad literaria y con la tensión, el interés y el sentido de la maravilla que es la marca de fábrica de toda buena obra de ciencia ficción. Buena prueba de ello es que cada vez hay más editores que publican novelas, dentro y fuera de colecciones especializadas, y que las obras escritas originalmente en español empiezan a ser traducidas a otras lenguas en Europa. También empiezan a aparecer antologías europeas de ciencia ficción –como la recientemente publicada en Alemania “Eine Trillion Euro”, compilada por Andreas Eschbach- en las que aparecen relatos españoles junto a otros procedentes de Francia, Italia, Finlandia, Grecia, Alemania, etc. También hay varias revistas europeas como Galaktica, en Hungría, o Elephterotypia, en Grecia, que están empezando a publicar autores españoles en los mismos términos que los anglosajones, lo que prueba la calidad de los textos creados en nuestro país.

¿A qué se debe la falta de editoriales/libreros en España que apuesten en firme por el género de la ciencia ficción?

La verdad es que por el momento no podemos quejarnos demasiado de esa falta. Existen varias colecciones especializadas en grandes editoriales – Minotauro, de Planeta, con una colección de ciencia ficción , una de fantasy y una de terror; Nova, de Ediciones B-, y otras editoriales más pequeñas dedicadas exclusivamente a ciencia ficción y género fantástico –Gigamesh; Bibliópolis-. Hay varias revistas profesionales y semiprofesionales –Gigamesh, Galaxia, Solaris, Artifex, por ejemplo- y muchos sitios web exclusivamente consagrados al género. Además hay que añadir que otras editoriales generalistas tampoco desdeñan la publicación de ciencia ficción y fantástico, aunque no tengan una colección concreta, como es el caso de la madrileña Lengua de Trapo que apuesta por una novela innovadora. También hay libreros especializados en muchas ciudades españolas. Lo que pasa es que el público aficionado a la ciencia ficción es minoritario –se calcula entre dos y cuatro mil lectores habituales- y las mujeres lectoras no parecen sentir mucho interés por el género, quizá porque la etiqueta induce a error y piensan que se trata de algo técnico y científico, sin referentes humanos, lo que no es en absoluto cierto. La ciencia ficción habla, como toda la literatura, del ser humano, de sus conflictos, sus miedos, sus relaciones, sus pequeñas o grandes victorias frente al mundo y, por supuesto, también de sus fracasos, pero colocándolos habitualmente en un entorno nuevo, imaginado o extrapolado a partir de lo que nos rodea.

¿Crees que la ciencia-ficción es una vía para analizar el cambio de siglo XX- XXI? 

Creo, incluso, que es una de las mejores vías porque es el único género literario que tiene en cuenta los nuevos desarrollos y las nuevas tecnologías, antes de que se produzcan e impacten de plano en la sociedad. Los autores de ciencia ficción llevan décadas explorando, por ejemplo, los problemas éticos, económicos, religiosos y de todo tipo derivados de la clonación, de la manipulación genética, de los transplantes masivos, de la robotización, de la sociedad informatizada y manipulada por los medios de comunicación, de la realidad virtual, de tantas y tantas cosas que hace veinte o treinta años parecían locuras sin fundamento y ahora afectan nuestras vidas diarias.

Por desgracia, el cine de Hollywood ha hecho que para un amplio sector de público la ciencia ficción haya quedado fijada como un producto de mero entretenemiento que habla del espacio, de los extraterrestres y de cosas que no nos afectan en nuestro aquí y ahora. Es una visión muy pobre y muy limitada que actúa de barrera para que los lectores con inquietudes lleguen a descubrir un género potente, impactante y profundo.

¿Qué aporta al lector el género de la Ciencia Ficción?

Las dos cosas que aporta toda buena literatura: placer y reflexión. Pero a estos dos elementos se unen también la extrapolación de sociedades y mundos probables o posibles, lo que hace necesario que el lector sea curioso, abierto de mente y muy cómplice del autor, porque para leer ciencia ficción y disfrutarla plenamente hace falta colaborar un poco más que en otras obras en la creación del mundo que nos propone el texto y suspender nuestra incredulidad por un tiempo más largo para sumergirnos en ese paisaje desacostumbrado. A cambio, una buena novela de ciencia ficción nos deja unas impresiones más duraderas y nos hace plantearnos a fondo muchas cuestiones que quizá, sin ella, no se nos habrían pasado por la mente.

¿Por qué la mayoría de las obras de CF tiene ese sabor amargo que casi siempre vaticinan mundos futuros pesimistas?

Porque los autores de ciencia ficción procuran estar al día de lo que está pasando a nuestro alrededor y tratan de imaginar las consecuencias de las innovaciones que ahora nos parecen prácticas y positivas hasta el punto de que olvidamos qué puede pasar. Mientras un tercio de la población mundial muere de hambre y de enfermedades que aquí tenemos controladas, otro tercio se radicaliza y el nuestro se va haciendo egocéntrico y apático. La sociedad de bienestar que hemos creado en el mundo occidental nos está llevando a la idiotización, al consumismo sin sentido y a la vulgaridad más ramplona; se han perdido muchos ideales, nos volvemos egoístas y olvidamos los principios éticos más elementales; nuestra industria está destruyendo el planeta que nos alberga, mientras nuestro desarrollo técnico aún no nos permite abandonarlo para cambiar de hogar; hemos empezado a manipular genéticamente los vegetales y animales con los que compartimos la Tierra sin saber qué consecuencias traerá consigo esa manipulación; no conseguimos vivir en paz entre nosotros, siendo todos humanos, por cuestiones como la voluntad de Dios; la violencia –real y virtual- se está adueñando de nuestras relaciones… ¿Cómo puede uno permitirse imaginar un futuro positivo y feliz, teniendo en cuenta que el futuro es consecuencia directa de lo que estamos haciendo aquí y ahora? Lo que pasa es que muchos lectores, cuando eligen una novela para descansar después de una jornada de trabajo no quieren que se les recuerde – a través de unos personajes con los que se identifican- que o cambiamos pronto de camino o nos habremos metido en un callejón sin salida.

¿Quiénes son tus autores favoritos y qué lecturas recomendarías de este género?

 A pesar de lo que acabo de decir, yo soy optimista por naturaleza y me gustan los autores que se plantean cuestiones importantes pero con un fondo de esperanza en el ser humano. De los clásicos, y sólo como botón de muestrs, me gustan Ray Bradbury, Ursula K. Le Guin y James Tiptree, Jr.; de entre los más modernos, Connie Willis y Dan Simmons, y de los españoles, César Mallorquí, Rafael Reig, Rodolfo Martínez, Rafael Marín, Juan Miguel Aguilera, Javier Negrete, León Arsenal y Félix J. Palma, todos muy diferentes en temas y estilos.

Como recomendar títulos se haría muy largo, lo mejor que puede hacer alguien que se interese por probar el género es acudir a una librería especializada o a una revista o comunidad on-line y pedir sugerencias de lectura; estoy segura de que lo tratarán maravillosamente y, después de preguntarle por sus gustos aproximados, le aconsejarán en consecuencia. A los aficionados a la ciencia ficción nos encanta compartir los libros que nos han marcado como “1984” Orwell/ “Un mundo feliz”, Huxley/“Crónicas marcianas”, “Farenheit 451”, Bradbury/ “La mano izquierda de la oscuridad”, La serie de Terramar, Le Guin/ Relatos de Tiptree/ “El libro del día del juicio final”, “Tránsito”, Willis/ “Hyperión”, Simmons/ “El círculo de Jericó”, “El coleccionista de sellos”, Mallorquí/ “Sangre a borbotones”, Reig/“La sonrisa del gato”, “El sueño del rey rojo”, Martínez/ “Lágrimas de luz”, Marín/ “Rilha”, Aguilera/ “La espada de fuego”, Negrete/ “Máscaras de matar”, Arsenal/ “El amante de vidrio”, Palma.

Podría nombrar decenas de novelas que me gustaron, pero tampoco es cosa de hacer un diccionario. Lo mejor es acudir a Gigamesh, si uno es de Barcelona, o a Bibliópolis, en Madrid. En casi todas las ciudades hay una librería especializada, y on-line, en Cyberdark, Bibliópolis, BEM, etc, se encuentra mucha información y mucha ayuda.

Poco a poco vemos que más creadores están de vuelta hacia lo real, no sólo en la literatura, sino también en el cine, en el teatro. Nos parece un fenómeno interesante; ¿crees que la gente está harta de ficciones?  En este escenario, ¿cuál es el futuro de la ciencia-ficción?

 Me parece imposible que la gente se canse de la ficción. No hay que olvidar que por real que parezca la temática y la trama de una novela, toda novela es ficción. Los grandes temas de la literatura, que son los grandes temas que preocupan a los humanos por el simple hecho de serlo, son siempre los mismos, tanto si están tratados en clave de ciencia ficción, de novela negra, de novela realista o de cualquier otra cosa. El amor, el dolor, la muerte, el miedo, la traición, la violencia, la mentira, la locura, la inmortalidad, la trascendencia, el bien y el mal… ¿qué novela seria (o película u obra de teatro) no trata esos temas? A mí, por poner un ejemplo, los personajes de Almodóvar me resultan en muchos casos mucho más extraños que muchos personajes que conozco a través de la ciencia ficción. Y precisamente en el umbral del aniversario de la publicación de Don Quijote es curioso que sigamos dándole vueltas al binomio realidad-fantástico. Todo lo que existe o existió o existirá o podría existir es materia literaria porque es materia de reflexión y nos afecta. El futuro de la ciencia ficción es el mismo que el de toda la literatura: mientras quede gente que quiera ver el mundo por los ojos de otro y quiera dejarse llevar por una historia inventada (tanto si parece cotidana como si no) habrá gente que invente esas historias para compartirlas. Yo diría incluso que los narradores seguirán existiendo aunque no quede nadie que quiera oírlos porque está en la naturaleza humana contar historias, aunque sea para uno mismo.

Cada día nacen en Internet decenas de revistas digitales, weblogs literarios, editoriales digitales, etc. ¿Crees que Internet ampliará la comunidad literaria? ¿Ayuda a descubrir y/o dar a conocer nuevos talentos?

Creo que una parte de la necesidad humana de que le cuenten cuentos puede ser cubierta por todas esas fuentes a través de Internet, pero el problema que tenemos ahí es que, al no haber ningún tipo de criba y un auténtico oceano de información, es difícil encontrar textos que cumplan las exigencias literarias. Se ofrece mucho, en cantidad, y mucho menos en calidad, mientras que a través de las editoriales que publican libros en papel se tiene al menos la garantía de una selección y, si uno confía en una colección, sabe que cumplirá aproximadamente sus expectativas. Estoy a favor del Internet y de que cada uno haga público lo que ha escrito, pero yo sigo amando los libros tridimensionales de toda la vida. Sin embargo me gustan las revistas on-line porque las recibes de inmediato, el material que aparece ya está filtrado y, si algo me interesa especialmente, puedo imprimirlo y archivarlo.

En cuanto a los nuevos talentos, yo pienso que si alguien tiene talento de verdad (y constancia en el esfuerzo), siempre acaba descubriéndose, a través del medio que sea.

Texto: Redacción Dosdoce

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