26 julio 2006

La hermandad de la uva

John Fante es un gran desconocido en nuestro país, pero sin lugar a dudas es uno de los maestros del arte narrativo norteamericano. Los personajes que se encuentran en sus novelas casi  nunca son héroes,  más bien son vagos y maleantes con un gran sentido del humor. En esta novela, Fante realiza un retrato nada conformista sobre el día a día de nuestras vidas;  las desilusiones, las metas no conseguidas, el sentido de culpabilidad, el papel de la religión católica en nuestros hábitos diarios… El autor describe con perfecta ironía  todas estas situaciones y nos aporta una visión crítica de la vida.

El mejor cantero de América, el viejo Nick Molise, está de nuevo en crisis con su mujer. Ninguno de los hijos quiere intervenir, Nick no tiene intención de pedir nada a nadie, y menos cuando se lo pasa de maravilla con sus viejos amigos y alberga un montón de proyectos. Su sueño era una tribu de hijos seguidores de su arte, y en cambio tiene un guardafrenos, un empleadillo de banca y un escritor. Henry se embarca en un avión para sumergirse en el mundo de sus padres. Su padre lo invita a una empresa inútil y absurda: construir un secadero de pieles de ciervo, en un pueblo a dos mil metros de altura. Henry duda, después acepta, atraído por la panda de chiflados amiguitos de papá…

John Fante (1909-1983), hijo de emigrantes italianos de procedencia muy humilde, trabajó como guionista en Hollywood y dedicó su vida a la literatura, aunque sólo alcanzó el pleno reconocimiento de crítica y público después de su muerte. Su obra alcanzó la gloria en Europa antes que en su propio país, en el que fue reconocido póstumamente y premiado en 1987 con el Lifetime Achievement Award por el PEN.

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