05 mayo 2007

La hermana

Roser, una mujer a la que aprecio, tuvo el detalle de regalarme la última novela publicada en España de Sándor Márai por Salamandra, ‘La Hermana’. Me advirtió que me regalaba una joya, las novelas de Márai son joyas arrancadas a la existencia, pero yo en la lectura de la novela, he descubierto que me regaló también un texto que no deja indiferente a nadie que en su lectura a ratos turba y a ratos aclara, un texto redondo, un círculo redondo realizado con un compás, donde Márai, traza con palabras las líneas de la dureza y la grandiosidad de la vida.

‘La Hermana’ (Editorial Salamandra) corresponde de nuevo al lector fiel de Márai y al lector que lo acaba de descubrir con una realidad contada con una abrupta belleza serena. Quizás con esta novela Sándor Márai rozó la cumbre. Yo creo que sí. Una vez más con autenticidad y plasticidad retrata su realidad, esa realidad, cruda y sin cocinar, pero sin dejar de lado el escoger cada una de las palabras con un propósito firme.

Resulta espectacular en la novela como el escritor consigue que incluso estando el protagonista dentro de la misma muerte, a sus puertas o en el mismo abismo, el texto irradie en cada línea esperanza. Mediante el personaje del pianista Z., consigue que cada uno de los lectores crea en una suerte de esperanza encerrada en nuestras entrañas. Transmite un sereno optimismo al contrario de su gran novela: ‘La mujer justa’ en la cual siembra el desazón pues nos recuerda algo que todos sabemos que: esa mujer justa, esa mujer, hombre o situación justa y perfecta, en el momento en que ocurre nunca es lo que en verdad imaginamos y se convierte en una búsqueda constante, un desasosiego que quema e inquieta. La búsqueda de lo absurdo o de lo que no existe.

‘La Hermana’ es el contrapunto a ‘La mujer justa’. ‘La Hermana’ es una novela serena. En ésta hay un canto constante a la fe, a las ganas de cumplir con ese camino marcado como destino. No hay otra cosa que agarrase a la vida o encontrar un motivo por el cual estar vivo, de existir existe, aunque sea en la distancia y pueda tan solo ser una ilusión óptica, un espejismo que requiera un sacrificio pero que nos mantenga vivos.

“En alguna parte, en alguna ciudad extranjera, E., seguía viviendo para mí. Ya nada sabía de ella tan solo lo esencial, que estaba viva y que, mientras yo viviera, aquel cuerpo frío y aquella alma ardorosa seguirían siendo un recuerdo noble para mí (…) tras tantas declaraciones, tanta mentira, tanto entusiasmo e ilusiones, el instante en que, a través del cuerpo, un alma llama a otra para que vuelva a la vida…Sabía que aquello era un milagro posible entre seres humanos. Así pasaron seis días. Y entonces decidí no morirme (…)” (páginas 211 y 212 de la novela).

‘La Hermana’ viene a ser una de las novelas más optimistas y conciliadoras de las escritas por Sándor Márai, es una falta de consideración con el posible lector contar más pues es como descubrir el secreto que esconde un cofre que durante años ha permanecido escondido y en silencio.

Ese lector al que le aseguro que no dejará indiferente, que le sugerirá constantemente realizarse preguntas y querer encontrar respuestas, ese lector al que le abrirá de nuevo los ojos y le recordará de la vida aspectos que tal vez tenía olvidados. Sándor Márai en cada uno de sus libros consigue poner justamente el dedo en la llaga, hurgar en la herida, recordar lo olvidado, hacernos ver lo que a veces no queremos mirar, pues como uno de los personajes de la novela dice: “ Vivir exige mucha responsabilidad”.

‘La Hermana’ es una rentable lectura. Que les devolverá interesantes dividendos. Aprovéchense de ello.

Sándor Márai nació en 1900 en Kassa, una pequeña ciudad húngara que hoy pertenece a Eslovaquia. Pasó un periodo de exilio voluntario en Europa durante el régimen de Horthy en los años veinte, hasta que abandonó definitivamente su país en 1948 con la llegada del régimen comunista y emigró a Estados Unidos. La subsiguiente prohibición de su obra en Hungría hizo caer en el olvido a quien en ese momento estaba considerado uno de los escritores más importantes de la literatura centroeuropea. Así, habría que esperar varios decenios, hasta el ocaso del comunismo, para que este extraordinario escritor fuese redescubierto en su país y en el mundo entero. Sándor Márai se quitó la vida en 1989 en San Diego, California, pocos meses antes de la caída del muro de Berlín.

Texto escrito por María Aixa Sanz

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