06 mayo 2007

José Pedro Croft

José Pedro Croft, por encargo del Museu Calouste Gulbenkian de Lisboa ha realizado una intervención escultórica en el atrio de la institución como parte de los actos de conmemoración de los 50 años del museo.

El Museo y la Fundación, creadas por el industrial del mismo nombre a mediados del siglo XX, albergan una importante colección de arte y arqueología. Entre las obras destacan los conjuntos egipcios y de Oriente Medio y las galerías de pintura con obras de Manet, Turner, Rembrandt o Rubens.
La intervención de Croft versa, precisamente, sobre las vitrinas del museo y su contexto como objeto museológico. Esta institución había jugado un papel importante dentro de la educación artística de Croft y tiene un recuerdo muy marcado de su fascinación por el espacio y por los contenedores, las vitrinas, unos muebles muy característicos, con un diseño de los años setenta que tiene asociado a la institución.
Las obras, con alturas de entre 150 y 300 cm, están construidas de metal y cristal como viene siendo habitual en la obra del artista portugués. Se encuentran situadas cuidadosamente en el atrio de tal forma que establecen una relación muy precisa con el espectador; con la escala humana y con los recorridos que deben realizar en su entorno, y en concreto con las otras obras de arte situadas en el mismo espacio.
En cierto sentido al estar vacías, es como si estuvieran esperando los contenidos que las completen pero al mismo tiempo los materiales reflejan y multiplican la imagen de los visitantes. Pero también podrían ser contenedores de memoria, tanto de obras y restos de historia y cultura, como de recuerdos personales. Sería precisamente ese “paisaje interior” al que se refiere el título, el que albergarían las nuevas “vitrinas” de José Pedro Croft.

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