30 mayo 2008

Pierre Gonnord, Premio de Cultura de la CAM

Pierre Gonnord, fotógrafo francés y residente en Madrid desde 1988, acaba de recibir el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid.
Pierre Gonnord (Cholet, 1963) en la actualidad es uno de los principales exponentes de la práctica del retrato. Su obra ha sido expuesta en diversas ciudades de España -participando en diversas exposiciones organizadas por la Comunidad de Madrid., Francia, Portugal y Estados Unidos. En nuestro país su obra está presente en la prestigiosa galería de arte de Juana de Aizpuru.
El artista ha recorrido diferentes países buscando seres anónimos y peculiares cuya forma de vida evoca una realidad fuera de lo establecido y con los cuales suele establecer una relación que trasciende el esquema de modelo/fotógrafo.
A través de una técnica exquisita y depurada, Gonnord profundiza en el universo privado de cada uno de los personajes que retrata: jóvenes urbanos, vagabundos, geishas, mujeres japonesas tatuadas, outsiders o travestis. Seres transgresores y marginados de la sociedad. Su obra es un retrato minucioso de individuos urbanos, dentro y fuera de sus dominios, que expresan en su mirada la alienación de una lucha diaria por la vida.
En buena medida puede ser considerado un gran renovador y revitalizador del género del retrato, pero siempre desde una lectura atenta de la tradición y sus reglas. La enorme depuración estilística que ofrecen sus imágenes da buena cuenta de ello: hay elementos formales que conectan unas obras con otras, como es la utilización de los grandes formatos, la utilización de una iluminación que ayuda tanto a la descripción como a la interpretación de los sujetos, el rostro como elemento articulador de la mirada del retrato, el fondo negro, y ante todo, la cualidad de los personajes que fotografía.
En ningún momento cae en la tentación clasificatoria que suele dominar en el campo del retrato fotográfico, por el contrario resalta la esencia individual y la historia que habita en los rostros. Los sujetos de sus imágenes se construyen en sí mismos, no remiten a otro lugar que a su propio ser, por eso puede decirse que sus imágenes nos obligan a contemplar y reconocer en cada caso a otro ser humano, testigo y narrador de su propia existencia. La Feria de la Fotografía de París le dedicó una exposición antológica en septiembre de 2006.

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