30 noviembre 2008

Juan Insúa

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Por Beatriz Celaya

 

Desde que Juan Insúa fuera contratado temporalmente por el Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) para concebir y dirigir el ciclo de exposiciones Las ciudades y sus escritores hasta hoy, han pasado dieciséis años. Sin embargo, este hombre inteligente, comprometido e inquieto y asombrosamente abierto a nuevas ideas, se quedó en ese mismo centro intentando cambiar el mundo a través de la cultura y allí lleva ya años dirigiendo el departamento de actividades culturales. Buena prueba de su obstinación  ha sido la última Fiesta Internacional de la Literatura Kosmopolis 08 que ha organizado para tratar, entre otras muchas cosas, los problemas globales más urgentes con las armas de la creación y la cultura.  Durante cinco días, por el patio de este centro han paseado Gao Xingjian, J.M. Coetzee, Russel Banks, Dave Eggers, Amira Hass, Lou Reed y Laurie Anderson, entre otros muchos intelectuales, todos ellos con una misma intención: apoyar la creación sin barreras.

Beatriz Celaya: ¿Qué quieres transmitir con esta Fiesta de la Literatura?

Juan Insúa: El director de la casa, Josep Ramoneda, me dijo un día, hace ya años: ¿Por qué no piensas cómo se puede hacer un festival de Literatura? Entonces yo estuve dándole vueltas al tema, y pensé que sí, que se podía hacer  uno, pero si se tenía una visión amplificada de la literatura, ya que la literatura, tal y como la conocemos todos, en su concepto más convencional con sus escritores, editores, libros, etc. goza de buena salud, pero había otras palabras que también era necesario incorporar a esta fiesta, otras creaciones literarias, como las culturas orales, pero incorporando también la oralidad que había surgido con movimientos como el hip hop, el rap, la spoken word y el Slam, porque pienso que es un material muy interesante que debe ser considerado como literatura, así como el hipertexto y la relación de cómo los nuevos medios están afectando a la literatura. Todo ello era para mí imprescindible para que este festival viese la luz como un festival nuevo de literatura,  una fiesta de laboratorio para el nuevo siglo, y  de aquí  nace Kosmopolis 08, con una serie de principios y guía de trabajo para ser desarrollada a lo largo de los años.

B.C.:  ¿A quién va dirigido este Festival?

J.I.: Yo creo que va dirigido a todos los públicos, pero evidentemente me interesa mucho el público joven, porque me interesa el tema de conexiones. Muchas veces, los jóvenes, y sobre todo los internautas, lo que están haciendo es consumir literatura indirectamente. Yo no soy de los agoreros que piensan que hoy en día no se está leyendo, sino todo lo contrario;  pienso que las capacidades cognitivas que están desarrollando las nuevas tecnologías están aún por verse y que lo que está sucediendo ahora es muy interesante. El profesor Henry Jenkins dice que vivimos una época de convergencia de medios, y esta convergencia es muy difícil, ardua, porque son medios que se absorben mutuamente, pero sólo saldremos bien si sabemos trabajar juntos, es decir, si ponemos en práctica la inteligencia colectiva. Y aquí entra el tema de la participación ciudadana, del periodismo ciudadano, en la medida de que hay cada vez más gente que escribe sus propias noticias y sus propios blogs y establece sus propias pautas de lo que debe ser la comunicación, y  eso está creando una presión que hace que el periodismo corporativo y tradicional tenga que moverse y aceptar el juego de la participación. Hoy en día ya no hay un consumidor pasivo, y esto es magnífico. Si cada vez más gente es creativa, los privilegios se extienden, se reparten, se diseminan y esto es imparable.

B.C.: Y directamente estos cambios,  ¿cómo afectan a la literatura?

J.I.: A los escritores mentalmente abiertos y sin prejuicios sólo les afecta para bien. No creo que nadie pueda escandalizarse ante todo esto y tener una actitud de resistencia, porque me parece que este movimiento de la Web es extraordinario. Los nuevos cambios en la forma de comunicarnos y crear afectan sustancialmente a todo: al modo de crear, concebir y distribuir literatura, y le afecta positivamente porque alguien que tiene una vocación literaria, un adolescente por ejemplo, lo que debería entender es que tiene  que liberarse de los prejuicios, de la tiranía específica de crear como hasta ahora se ha hecho y ver todo lo que se puede hacer con todo lo nuevo, y entonces los prejuicios se romperán en muchos sentidos: en lo que puedes escribir y hacer.  Por ejemplo, lo estamos viendo en los videojuegos, donde hay una enorme cantidad de talento produciendo contenidos, muchos de ellos idiotas para el mercado o altamente belicistas, pero también se están creando otras historias de juegos narrativos que cuando todo ello sea asumido por escritores o por los mismos talentos van a cambiar el mundo de la creación radicalmente y habrá gente que se especialice en ese tipo de narrativa.  Hacia eso vamos.

B.C.: También hay un tema importante dentro de Kosmopolis 08 que es el de los escritores para el cambio. ¿Piensas que es el momento de que los escritores se comprometan y hagan algo para cambiar el mundo?

Es evidente que el cambio climático, las guerras, el terrorismo, la crisis económica,  están ocurriendo y nosotros no podíamos dejar pasar esta edición sin plantear este tema a las grandes figuras y escritores para ver, sobre todo, no tanto sus ideas sobre estos temas sino las soluciones que puedan aportar. Todos los intelectuales que hemos traído aquí son ejemplos de distintas formas de pensar y eso me interesaba contarlo. Nosotros, todos, sabemos perfectamente lo que la razón nos dice para cambiar, sabemos lo que tenemos que hacer para cambiar el mundo pero nos gusta demasiado nuestro estilo de vida como para hacerlo. El escritor J.M. Coetzee se preguntaba el otro día en la presentación de este Festival: ¿Quiénes somos este Nosotros? ¿Estamos preparados para asumir lo que la razón nos pide, que es que hay que cambiar? ¿Por dónde comenzamos y quién lo hace? “Escritores para el cambio” era necesario para asumir un tema de gran urgencia conjuntamente con otra  serie de cambios profundos que se están dando en el mundo de la cultura, ya que en este festival todo está interconectado. Creo que el mundo de la cultura tiene que colaborar activamente; en otro momento de la Historia te puedes permitir el lujo de hacer cualquier cosa, pero en un momento con tantas urgencias como el que estamos viviendo yo creo que los intelectuales del mundo de la cultura no sólo deben dar diagnósticos, que eso es muy fácil,  sino presentar soluciones,  con posibilidades reales de cambios y herramientas de cambios.

B.C.: ¿Crees en la democratización de la cultura?

J.I.: Me parece que en estos momentos la distinción entre cultura popular y alta cultura es absurda, porque creo que es irracional no entender que se está mezclando y que hay vasos comunicantes entre unos y otros.

B.C.: ¿Y no piensas que este discurso de escritores para el cambio si estuviese en manos de escritores más populares, de “best-seller”, digamos,  hubiese tenido más difusión?

J.I.: ¿Te refieres a si necesitamos un Al Gore de la literatura?

B.C.: Efectivamente…

J.I.: Claro que lo necesitamos. A mí me parece que hay que decir y hacer por parte de todos, y realmente es muy importante la voz de quien tiene influencia pública. Llegan tiempos en que todo lo que está pasando supera toda previsión y es necesario actuar, es decir: hablar. Todos los que tienen poder mediático deberían hablar; todos aquellos que tienen una influencia pública deberían hablar,  y por medio de sus canales denunciar, ayudar y aportar soluciones y vías alternativas. Este es un momento de soluciones.

B.C.: Han pasado cinco ediciones de Kosmopolis. Del primero al quinto ¿qué ha cambiado?

J.I.:: Se ha ido estabilizando. Este es un festival muy complejo con una puesta en escena de tipo formal que lo complica aún más, pero yo confío mucho en el modelo y creo que a nivel de Estado Español y de Europa es uno de los más interesantes en el mundo de la literatura, es un modelo que cuando los escritores y la gente lo visita realmente se sorprende de que pase todo esto en un mismo espacio y que haya tantas cosas, todas ellas muy pensadas y elaboradas que conectan unas con otras; y finalmente, cuando llega  la participación de ciudadanos, es cuando surge la magia.

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