27 octubre 2010

Kosmopolis 2010: Hablando en corro del futuro

Lo
que en principio iba a ser un simple preludio de Kosmopolis 2011, la jornada
del 23 de octubre desarrollada íntegramente en el Hall Proteo del CCCB,
con tres temas principales agrupados en: BookCamp,
exposición de «Pequeños Editores, grandes libros», y las conferencias de Zygmunt Bauman,
premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010, y Lawrence Lessig,
uno de los creadores de Creative
Commons
, acabó siendo una gran fiesta dinámica y creativa que
puso sobre la mesa lo que puede dar de sí la literatura,  el futuro de la edición, las nuevas narrativas
y sus formatos cuando se amplifican y se comparten.

La
convocatoria contó con una asistencia presencial, durante las dos primeras
partes de la jornada, de 400 personas entre editores, escritores, diseñadores,
bibliotecarios y lectores, donde en todo momento se produjo la reflexión, la
aportación de ideas y el diálogo entre todos los actores que estaban allí
presentes junto con los que siguieron toda la jornada a través de las redes
(blogs, wikis y twits) que pusieron en evidencia que la filosofía 2.0 está
viva, funciona y no hay que obviarla, y que gracias a ella las 1.500 personas
que por la tarde se quedaron fuera de las conferencias pudieron seguirlas y
opinar como si estuvieran allí.

Pero
aparte de la masiva utilización del 2.0 el esquema de la jornada era novedoso
en sí mismo; por primera vez se ponía en funcionamiento un método de trabajo
que hasta ahora no se había probado en el territorio español: los BookCamp,
cinco sesiones simultáneas de una hora cada una, repartidas en cuatro franjas
horarias que sumaban un total de diecisiete sesiones y que tenían como eje
principal hablar en pequeños corros del futuro del libro desde sus diferentes
ángulos.

Los
títulos que englobaban estas tertulias en el primer bloque de mañana de 11.30 a
14.00 horas en las 10 sesiones desarrolladas a lo largo de los 5 bookcamps fueron
los siguientes: Pequeños editores,
estrategias de resistencia; Perdiendo el control; Del libro impreso al libro
digital; Evolución y diseño de las interfaces de lecto-escritura y Las lengua
minoritarias y libros digitales: amenazas versus oportunidades por un lado y
Mashup books o el buffet libre de la lectura. Ebooks y conocimiento: rompiendo
límites y explorando posibilidades. Tecnologías del papel y dispositivos
móviles, lectura y mbooks
.

¿De qué hablamos cuando decimos que
hablamos de libros?

Por  destacar algunos BookCamp por los que nos
movimos, comenzamos con el de Rosa Llop que
habló de los
pequeños editores, grandes libros
. En
esta tertulia era de imaginar que el interrogante más incomodo para los
editores y más sugestivo para el sector digital fuese una vez más sobre los
soportes del libro, como si el debate sobre soportes, formatos y acceso a
contenidos se hubiese quedado atrapado en bucle:¿Cuál será el  futuro de la
cultura en la era digital? ¿Cuál será el futuro de los libros en papel? ¿Quiénes
deben dar el paso, los pequeños editores o las grandes editoriales?
  También se debatió el problema de la posible y
casi asegurada invasión pirata en el mundo editorial. Problemas todos ellos que
parece que se plantean una y otra vez en cada jornada y que no hacen más que
poner de relieve la incertidumbre en la que vive el sector, aunque hay que
añadir que al menos cada vez se van perfilando más respuestas. También destacar
la gran presencia de editores jóvenes en este grupo, algunos conocidos y otros no,
pero todos ellos con ideas entusiastas y con la intención de seguir creando
libros (sea cual sea el formato).

En
otro de los BookCamp se encontraba Carlos
A. Scolari
hablando sobre   Evolución y diseño de
las interfaces de lecto-escritura
, donde nada más empezar invitó
a los participantes a comenzar a reflexionar a largo plazo para alejarse del
debate de los formatos, para acabar poniendo sobre la mesa el tema de la
vigencia de los mismos, que preocupa a todos y del que no se ha empezado a
hablar en profundidad, es decir: ¿podremos leer un documento pdf dentro de 100
años?  Una pregunta que quedó en el aire.

El
que dinamizó la conversación sobre los Mashupbooks
o el buffet libre de la lectura
fue Xavier
Belanche
, quien habló sobre el nuevo papel del lector
que pasa a ser creador; algo que está
transformando no sólo la manera de acceder a la lectura sino también de pensar
y de aprender. El nutrido número de asistentes en este BookCamp defendió la
integración y colaboración que este nuevo tipo de textos traen consigo, dejando
claro que si los diferentes soportes tomarán su tiempo antes de instalarse, la
democratización de la página ya lo ha hecho y que ya todos sabemos detener la
mirada en un párrafo y en muchos más a la vez. Entre los asistentes también se
encontraban los menos crédulos que hablaron de la distracción del lector a la
hora de enfrentarse a estos nuevos textos, por donde se creó el debate.

Estas
nuevas corrientes, sin embargo,  no
fueron impedimento para que unos pasos más a la izquierda se estuviera
realizando en otro de los BookCamp una conversación sobre el libro como objeto,
con Damiá Gallardo como coordinador
de la charla  Tecnologías
de papel
donde además de hablar del beneficio de las nuevas
tecnologías en el papel se fueron pasando diferentes formatos de libros que los
asistentes tocaban sin evitar encontrarse (a estas alturas de la
digitalización) como idólatras del papel. 

Ya
por la tarde, pero en este mismo sentido, Joaquín
Rodríguez
se atrevió a hablar sobre la sensualidad
de los libros como objeto en su BookCamp llamado Bibliofrenia, que
empezó reuniendo a unos pocos y acabó con un gran número de interesados a su
alrededor, sobre todo cuando pronunció frases como: «Para ser sostenible, el ebook sólo puede ser un 20 ó un 30% más
barato que el libro de papel» o «El libro perdurará porque aún sirve para
legitimar una obra», o bien cuando admitió que no era insensible al
lujurioso contacto con el papel y que, a día de hoy,  todo lo que esté escrito sobre papel goza todavía
de mucha más credibilidad que aquello que está en la Red. Los reticentes al
mundo digital estaban encantados en este corrillo.

La
tarde, que prometía larga con los foros sobre Bifestival de twpo y twna; lectura y herramientas 2.0 la experiencia en
las bibliotecas de Barcelona; el oficio editorial en la web social; y el libro
ilustrado ¿qué?; Bibliofrenia; hábitos lectores literarios; propiedad
intelectual y derechos de autor y Archinhand, atomizando la ciudad, un edificio
o un barrio,
transcurrió muy rápida y las dos horas de BookCamp dejaron con
ganas de más a los asistentes. Por un lado, Twittpoesía y Twittnarrativa dio
muestras de estar abriéndose un hueco ya innegable en la Red. Tema del que se
habló también en el BookCamp El
oficio editorial en la web Social
dirigido por Daniel
Pratt
, quien hablando de Twitter reconoció que su presencia ha alterado la manera de comunicarse y que todos los actores
de la literatura que quieran ser leídos o comprados deberán saber cómo navegar en
estas aguas. Sobre Propiedad
intelectual y derechos de autor
Esther
Franch
habló del inevitable cambio que
traen estos nuevos dispositivos de lectura. Su BookCamp fue completado durante
toda la jornada con la colaboración de Ignasi
Labastida
, que estuvo ofreciendo sus conocimientos
como asesor
en estos terrenos como impulsador de
Creative Commons en España.

En
resumen, los BookCamp fueron capaces de aglutinar todas las conversaciones que
están ocurriendo en torno a editores, diseñadores, bibliotecarios, escritores y
lectores, donde todos y cada uno de ellos se dieron cuenta de que todavía
tienen mucho que decir y bastante por andar. Los grandes ausentes de la jornada
fueron los libreros y los distribuidores; quizá los verdaderos afectados en
este cambio y los que menos se atreven a afrontarlo.

Faltó
también el don de la ubicuidad que hubiera permitido estar presente en más
sitios con las orejas bien abiertas, pero como dijo Juan Insua, jefe
del departamento de actividades culturales del CCCB en
la presentación de la jornada: «No se
queden con la sensación de que podían haber hecho más, lo que pase hoy es lo
que tenía que haber pasado».
Nada
más ni nada menos.

Lo más esperado de la jornada: Bauman
Líquido y Lessig compartidor

Por
otro lado, las conferencias de Zygmunt Bauman y Lawrence Lessig superaron todas las expectativas de los organizadores de CCCB.  A las 7 de la tarde la cola para entrar en
estas conferencias daba la vuelta al edificio y contaba con 1.500 personas en
espera que lograron entrar y otras 1.500 que quedaron fuera y que siguieron las
ponencias online, bien a través de sus propios
dispositivos o del streaming que el CCCB ofreció
a través de Internet.

En el caso de Bauman, esta era la primera conferencia que el sociólogo polaco pronunciaba
después de haberle sido otorgado el Premio
Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010 bajo el tema «Nuevas y viejas
dimensiones de la desigualdad
«, por lo que
el  interés se acrecentó. Conocido por su
pensamiento abierto, Bauman, que fue presentado por Josep Ramoneda, dejó
reflexiones tan importantes como el principio de incertidumbre marcado por la
desigualdad de poder y oportunidades en la que vivimos. Exponiendo y debatiendo
muchas de sus teorías sobre la «vida líquida» y la «sociedad moderna líquida»
en la que vivimos, sus peligros y las oportunidades de esta condición de cara a
la posibilidad de hacer del mundo humano un lugar algo más acogedor para la
humanidad.  Y como lleva haciendo en los
últimos años recordando que no hay atajos ni soluciones rápidas para salvar la
actual crisis sino que hay que buscar un nuevo tipo de escenario global en el
que los itinerarios de las iniciativas económicas de cualquier rincón del planeta
dejen de ser tan sumamente volubles y dejen de estar guiados exclusivamente por
las ganancias momentáneas, sin prestar atención a los efectos secundarios y a las
víctimas colaterales y sin atribuir importancia alguna a las dimensiones
sociales de los equilibrios entre coste y efecto. Para finalizar recordando que:
No podemos predecir cómo será el futuro, sólo
sabemos que será diferente a todo aquello a lo que nos hemos acostumbrado.

Por su
parte, el mensaje que lanzó  Lawrence
Lessig
en su conferencia «Liberando la cultura
para que sea cultura
» fue simple y claro: Coge mi trabajo, mejóralo, nómbrame y compártelo. Despejando la
duda de que de lo que él habla no es un debate a favor o en contra de la
propiedad, sino un debate sobre cuál es el régimen que permite a la mayor
cantidad de gente posible ser creativa, por supuesto protegiendo los beneficios
comerciales de la industria. Invitando, asimismo, al público a vivir en el
siglo XXI y hacerle ver que las reglas del juego han cambiado y que ahora, en
esta era YouTube, los consumidores
han pasado a convertirse en recreadores de cultura. Lessig piensa que no debemos matar esa creatividad y convertir a nuestros hijos en seres
pasivos, llamándoles simplemente terroristas o piratas y añadiendo que en el
momento en que nos demos cuenta de que la cultura es regrabable (esto es, que
los autores crean apoyándose en las ideas de los otros) no seremos capaces de
avanzar en esta nueva tesitura y que las leyes que han protegido la creación cultural en los últimos cien
años no sirven en la sociedad digital y que debemos adaptarnos y aprovechar los
flujos creativos que se están dando. Hasta ahora sólo unos pocos podían crear
mientras que con las nuevas tecnologías digitales se ha conseguido que un gran
número de gente pueda participar en la creación de cultura. En vez de impulsarlo,
la ley frena la creatividad. Celebremos la creatividad de amateurs en vez de
frenarla y desregulemos y creemos nuevas leyes más abiertas de mentalidad:
«cambiando el Todos los derechos reservados por Algunos derechos
reservados», acabando la charla con una petición colectiva: Por favor, ayudadnos
a hacer este cambio.

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