01 noviembre 2010

Calentones y linchamientos

Cuando el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunciaba el pasado 20 de octubre los cambios en el Ejecutivo, ninguno podíamos imaginar los derroteros por los que iba a derivar la crisis de Gobierno.

De entrada, la exclusiva de los cambios de Gobierno se dio en Internet, en concreto, en la edición digital de El País. Aún no eran las 9 de la mañana y los diarios en papel de ese día ya estaban desactualizados. Durante esa mañana, España fue un hervidero de comentarios en las tertulias de radio y televisión, en los cafés, en los trabajos, en la calle, en la Red… sobre una noticia que todos sabían, pero que aún no era oficial, porque había que seguir el protocolo. Y, mientras, los políticos silbando.

Y, después del anuncio oficial, vinieron las despedidas, las promesas del cargo, los traspasos de carteras… Y, en éstas estábamos, cuando el escritor Arturo Pérez Reverte comentó en su cuenta de Twitter: “Por cierto, que no se me olvide. Vi llorar a Moratinos. Ni para irse tuvo huevos” y posteriormente, en respuesta a los numerosos comentarios recibidos, explicaba su postura y añadía que “Moratinos, gimoteando en público, se fue como un perfecto mierda”.

Desde que el escritor hiciera estos comentarios, se ha desatado una enorme reacción en la red que ha convertido este asunto en tema de debate en las tertulias de radio y televisión y ha llenado páginas en los periódicos. La cuenta de Twitter de Pérez Reverte ha ganado más de 10.000 seguidores en pocos días. Se ha creado un hashtag (etiqueta que sirve para agrupar tweets que hablan sobre un mismo tema y facilitar su búsqueda) específico (#perezrevertefacts) e incluso se ha abierto una página web con el mismo nombre, para recopilar estos comentarios. Por su parte, Pérez Reverte ha seguido contestando a través de su cuenta de Twitter, que se ha convertido en fuente de información para muchos medios.

Sin entrar en la polémica, creo que todo este asunto nos permite hacer algunas reflexiones sobre nuestros comportamientos en la Web Social.

En primer lugar, cada vez vemos con más frecuencia que hay personas que utilizan sus perfiles en las redes o sus cuentas de Twitter para exponer su opinión sin meditar las consecuencias. A veces, asistimos a verdaderas enganchadas entre dos personas o leemos opiniones no demasiado meditadas. Por supuesto, que cada uno puede expresarse como crea conveniente, pero muchos de esos comportamientos probablemente no se darían fuera de la Red. Una cuenta de Twitter (y más tratándose de un escritor) es un canal de comunicación y de relación con otras personas que en muchas ocasiones no nos conocen. Esta premisa nos debería hacer reflexionar, cuando se nos “calienta la boca”.

En segundo lugar, sobre la reacción en Twitter, hay veces que me pregunto si no se está aprovechando en exceso el anonimato de la Red para promover linchamientos públicos en los que se llegan a traspasar las normas básicas de la educación. Se le critica a Pérez Reverte una actitud machista y una falta de clase por insultar a alguien a través de la Red y, como consecuencia de ello, se genera una cadena de mensajes en los que se ridiculiza al escritor y, en algunos casos, se le insulta. La legítima crítica a unas formas que se consideran inadecuadas queda empañada en una lapidación pública del personaje criticado.

Si a este razonamiento le unimos el hecho de que, como bien sabemos, un porcentaje relativamente bajo (alrededor del 10%) de usuarios de las redes aportan casi el 90% de los contenidos, habría que ver si la Red es un espacio tan abierto y democrático como algunos alardean…

Casos como el de Pérez Reverte o el de Manolo Lama y el mendigo demuestran que, en ocasiones, en la Red se actúa como una turba y se convierten las redes en un gigantesco patio de vecinas.

Y luego nos quejamos de que, cuando salen noticias sobre Internet en televisión, casi siempre son negativas… Y tratamos de explicar a algunos empresarios que aún dudan de las muchas bondades de la comunicación 2.0 que en la Red hay unos códigos específicos de conducta, que se deben respetar los usos de las diferentes redes, que hay que escuchar de forma activa y dialogar, sin entrar en discusiones bizantinas… No parece que ejemplos como éstos contribuyan a dar una imagen seria de Internet.

Efectivamente, la Web Social está modificando los esquemas de la comunicación personal, corporativa, política, etc… favoreciendo una mayor transparencia, una mayor cercanía y una profunda interacción…

Pero creo que sería interesante que, más allá de calentones y linchamientos, reflexionemos sobre nuestros comportamientos en la Red.

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