"Lost" en las Azores
Nunca pensé que me convertiría en uno de los protagonistas
de la serie «Lost» por culpa de la avería técnica que sufrimos en pleno vuelo de vuelta de la Feria del Libro de
Guadalajara (México).
A primera hora de la madrugada del sábado 4 de diciembre, y en mitad del Atlántico, el
comandante del avión de la compañía Aeroméxico que nos llevaba a Madrid anunció
a 300 pasajeros medio dormidos que acababa de apagar el motor derecho del avión
al detectar un grave fallo técnico.
Durante los cincuenta minutos siguientes reinó un silencio
absoluto en la nave. Según la compañía aérea, la avería no supuso un grave
peligro. No obstante, una docena de personas decidió no embarcar al día
siguiente en el avión ya reparado por dos técnicos de la compañía desplazados
expresamente desde México.
Debido a que el espacio aéreo español estaba cerrado a causa
de la huelga de controladores, el capitán decidió cambiar de rumbo para
aterrizar en el aeropuerto más cercano. Descendió a la mitad de la altitud de
vuelo y redujo la velocidad de crucero a menos de 500 kilómetros por
hora hasta alcanzar la pista de aterrizaje del aeropuerto de Santa María, una
pequeña isla del archipiélago de las Azores.
Afortunadamente, este aeropuerto dispone de la pista más
larga de estas islas, con 3.048 metros de longitud, un aspecto clave dado que
el tamaño y peso de un Boeing 777 necesita cada uno de estos metros para
despegar, como comprobamos, de nuevo en silencio, a la mañana siguiente.
Una vez en tierra, las conversaciones resucitaron en toda la
nave. En el avión viajábamos parte de la representación de profesionales del
mundo del libro que habíamos asistido a la Feria del Libro de Guadalajara por
cortesía de la Junta de Castilla y León, invitada de honor de este año por la feria.
A bordo estaban los escritores José María Merino y Juan Pedro Aparicio; Alex
Grijelmo, de la Agencia EFE; Ángel María Herrera, de Bubok; Javier Valbuena, de
Territorio eBook; Luis González, de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, así
como varios editores y bibliotecarios, entre otros.
Al desembarcar descubrimos que estábamos en una de las islas
más pequeñas del archipiélago, con una superficie de 97,5 km², una población de
6.500 habitantes en verano y tan sólo tres hoteles. Aprovecho para felicitar a la
compañía Aeroméxico por el modo en que gestionó el incidente en tierra. En
apenas una hora consiguió negociar con los tres hoteles para que acogieran a
todo el pasaje hasta que repararan el avión o trajeran uno nuevo desde México.
Una vez instalados en los respectivos hoteles, la mayoría de
los viajeros aprovechó el resto del día para descubrir la isla. Santa María cuenta
con impresionantes acantilados, playas de arena blanca, un paisaje muy verde
(no paró de llover durante nuestra estancia) y un ambiente muy relajante, como
podéis ver en las fotos.
Sobre las cuatro de la madrugada del sábado otro avión de la
compañía aterrizó en la isla con dos técnicos y las piezas necesarias para
reparar el motor. A las 8 de la mañana el avión estaba listo para despegar. Tal
y como he comentado, una docena de personas decidió no subir a bordo y pagar
cada una de ellas cerca de 3.000 euros para alquilar un avión privado que los
llevara a Madrid. El resto subimos al avión, que despegó como una gaviota tal y
como podéis ver en el vídeo.
FIL, una feria del
libro apasionante
A pesar de este incidente, pienso volver el próximo año a la
Feria del Libro de Guadalajara. Es una de las ferias más dinámicas y apasionantes
que he visto en el mundo. La ciudad se vuelca con las actividades y la feria
parece un after hour con música por
todas partes, multitud de fiestas, presentaciones de libros, etc.
El martes 30 participé en una de las mesas redondas que
organizó el Gremio de Editores de Castilla y León con motivo del I Foro
Jurídico Internacional de Editores. Tuve el placer de escuchar a Daniel Tejada, Director General de Lex Nova; Alberto Vicente, del blog Anatomía de la edición; y a José
Luis Caballero Leal, socio senior del despacho profesional «Jalife, Caballero,
Vázquez y Asociados». Entre los cuatro ponentes y los asistentes compartimos
interesantes reflexiones sobre los retos de la edición digital, que
próximamente publicaré en esta web.
El jueves 2 de diciembre participé en la mesa redonda El libro digital. ¿Qué pasa con los lectores?,
organizada por la Fundación Germán Sánchez
Ruipérez (FGSR). Al igual que en la anterior ocasión tuve el placer de
escuchar a Javier Valbuena, de Terriorio eBook; al escritor Luis García Jambrina
y a Luis González, de la FGSR. Lo mejor de esta sesión fue la
curiosidad y entrega de los asistentes, decenas de chavales entusiasmados por
la lectura en pantallas.
Aprovecho la ocasión para agradecer a los organizadores de
la FIL, al Gremio de Editores de Castilla y León y a la Fundación Germán
Sánchez Ruipérez por invitarme a
participar en esta increíble feria. Volveremos a cruzar el charco:)