06 septiembre 2017

La respuesta de las editoriales al necesario diseño móvil

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Mobile First, vía Shutterstock

Por José Antonio Vázquez

Son ya varios años los que llevamos hablando de diseño adaptativo, diseño responsive y, últimamente, del concepto de ‘mobile first’. Todo, claro, por el creciente uso de los smartphones en todo el mundo.

No hace falta detenerse con las cifras que se dan casi mensualmente y que indican que el móvil se está convirtiendo en la herramienta de búsqueda por internet más habitual (sólo en España, ya casi  la mitad de todos los usuarios de Internet usan sus móviles para hacer consultas; de hecho, España es el país que más ha crecido en cuanto a esta tasa de crecimiento -7,5%-, siendo el país que ocupa el segundo lugar en búsqueda móvil con un 47% de las solicitudes). De modo que es natural que se insista en las nociones arriba mencionadas en relación al diseño web para móviles.

Dado que ha pasado el tiempo suficiente como para que las editoriales hayan tomado nota y puesto sus webs al servicio de los usuarios móviles, he estado echando un vistazo sobre la situación de algunas de nuestras editoriales. El resultado ha sido irregular y, en cierto punto, esperado (de pasada, durante la navegación, he entrado en algunas librerías y parece que el resultado sería aún más negativo, pero merecería una revisisón más profunda).

Antes de avanzar de manera rápida sobre lo hallado, creo que estaría bien matizar, si bien brevemente, algunas diferencias entre lo que es el diseño adaptativo, el responsive y la más reciente idea del ‘mobile first’.

En principio, las webs adaptativas y responsive son casi iguales, ya que las dos basan su concepto en los cambios de aspecto que sufren según el entorno del navegador en el que se están viendo, sobre todo según el ancho del navegador.

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Designer sketching responsive web design website, close-up of hand with mobile phone screen showing fluid grid template with laptop computer in background, vía Shutterstock

La diferencia esencial es que los responsive responden a estos cambios de tamaño en cualquier punto, se ajustan desde todos los ángulos encajando en los espacios disponibles, optimizando la pantalla de forma dinámica. Por tanto, los usuarios pueden navegar fácilmente por un sitio web independientemente del dispositivo que utilicen. El diseño  adaptativo indica que los sitios web se adaptan a la anchura del navegador en puntos específicos; es decir, cuando el sitio detecta el espacio disponible, selecciona el diseño más apropiado para la pantalla en la que se está viendo.

En cuanto al diseño directamente para móvil (a lo que hace referencia básicamente el ‘mobile first’), supone un enfoque directo en el que todo el diseño se hace por y para la pantalla del móvil, de modo que se tendría una web de escritorio, y otra para móvil. Al acceder desde un dispositivo móvil, el sitio reconoce que es un móvil y el usuario entra en la web específica para éste. Responde más a una estrategia de diseño que a una de carácter técnico, como son las dos anteriores. La desventaja de este modelo es tener que dar soporte a dos webs diferentes.

Estas son las diferencias, contadas de un modo muy sucinto, dado que existen muchos matices diferenciales que un diseñador web podría señalar mucho mejor. En realidad, los usuarios comunes no van a notar las diferencias de manera apreciable cuando visiten la web de una editorial. Lo importante de todo esto que es que los usuarios accedan a la información de manera rápida y cómodamente visible desde sus smartphones.

Tras el boom de las apps móviles, la opción preferida cuando se trata de ofrecer el contenido de una editorial del mismo modo o similar al que se da en un sitio web ha sido adaptarse al uso móvil sin necesidad de desarrollar una aplicación sólo para dar la misma información, lo que supone una inversión innecesaria (a menos que la app tenga un enfoque totalmente distinto y esté pensada para ese formato específico).

Con todo esto, ¿qué es lo que se encuentra el usuario que visita las webs de las principales editoriales españolas, al menos a lo que en narrativa se refiere? Pues grandes editoriales con los deberes hechos y  medianas y pequeñas editoriales sin ningún tipo de concesión al usuario móvil, y en esto no se necesita una gran inversión para la transformación o adaptación de la web, por lo que sencillamente, las grandes están más al día frente a otras tantas que, por alguna razón, no ven necesario aún –y ya están tardando demasiado- cumplir con los hábitos de los usuarios.

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Adaptive or responsive web design choice – a napkin doodle with a cup of espresso coffee, vía Shutterstock

Así vemos que Megustaleer y Panetadelibros ya son fácilmente visibles en móvil y han optado ambos por un modelo directo y sencillo: lo primero que se ve son las cubiertas de los libros a un tamaño considerable (lo que obliga, claro, a un scroll prolongado que en móvil no es un ‘pecado’ de diseño –ahí están Instagram, por ejemplo-, como lo pueda ser en escritorio), con la correspondiente pestaña de menú en la parte superior. Es decir, se ha optado por ofrecer lo principal que los usuarios buscan, libros, sin mayores complicaciones para una pantalla pequeña.

En un acertado plano similar están Sexto Piso o Acantilado, esta última presente en sus colores y tipografías que les representan, también las cubiertas pero acompañadas únicamente con autor y título: un breve texto sobre los libros no molesta ni sobrecarga la vista. El menú también podría estar algo más visible, y la tipografía mayor haría la navegación más amable.

Raro es el caso de Anagrama, que sigue el mismo esquema de los anteriores pero sin las cubiertas; es decir, se ha optado por un diseño y scroll similar, pero donde en las demás predomina la cubierta, en Anagrama han preferido optar por poner título, autor y una pequeña sinopsis. El resultado es algo anodino y una cara excesiva del texto junto a la extraña decisión de eliminar el componente visual que mejor define a una editorial sus cubiertas.

Sin embargo, bastantes editoriales –algunas de ellas de mis favoritas en cuanto a narrativa-, muchas de ellas también elogiadas dentro de las marco de las ‘pequeñas fuertes’, no  han dado todavía el paso. Y tienen un arraigo suficiente en el ámbito editorial como para facilitar ya a sus lectores un paseo por sus webs a través del móvil. No las voy a nombrar por no señalarlas directamente, pero lo cierto es que siguen apareciendo muy pequeñitas en la pantalla del móvil. Por tanto, prácticamente invisibles a los ojos de cualquiera.

Sólo hace falta, como decía al comienzo, ver los datos que se publican con asiduidad sobre el acceso móvil para saber que todo esfuerzo que  vaya en esta línea es más que acertado. En un país como el nuestro donde el 94,6% de los usuarios se conecta a Internet a través del móvil (frente al 64% de hace cinco años), y las compras online también crecen considerablemente (si todavía fuera editor me preocuparía también por saber qué librerías donde están mis libros son accesibles a través del móvil), conviene tener presente parte de los gastos en este tipo de desarrollo más que necesario paso para hacer los contenidos visibles en móvil.

Estoy seguro que casi todas las editoriales que aún no están disponibles para móvil lo tienen entre sus planes. Sin embargo, no me retrasaría demasiado; las generaciones que se van sumando a sus potenciales consumidores ven algo antiguo, apagado o en desuso todo aquello que no es perfectamente móvil. El New York Times ya se ha fijado en ello.

Pero no hace falta ser ni el New York Times, ni Planeta ni PenguinRandomHouseMondadori. Sólo hace falta un poco de dedicación a la parte del negocio que no supone sólo leer y editar libros.

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