05 junio 2019

Libros ¿por color o por tamaño?

Home library interior with bookshelves by the sides of a door and a ladder to gain access to the books on high shelves, por ImageFlo/Shutterstock

Siempre se ha dicho que los libros para decorar es una herejía dentro del mundo lector, y bibliófilo.

Incluso cuando se usan para la lectura, el modo de colocarlos provoca críticas, como hacia aquellos que los amontonan por colores, o por editorial, que suele ser lo mismo.

Pues bien, Philip Blackwell, un librero del Reino Unido–profesión heredada de una familia que lleva en el negocio de los libros desde 1879-, y ávido lector, ha huido de estos prejuicios a favor de darle una vuelta al negocio de los libros y ha montado una empresa que decora hoteles, restaurantes, apartamentos, barcos, etc. con libros a la medida y necesidades de la decoración de local o espacio que requiera sus servicios.

La empresa se llama Ultimate Library y vende libros por metros  ya incluso a hoteles de lujo.

En realidad la empresa no es nueva, fue fundada en 2011, pero en los últimos años ha capitalizado una explosión de interés en los libros como objetos decorativos, en parte gracias a herramientas como Pinterest e Instagram y a corrientes como los bookstagramers, que ponen en el centro de atención de sus imágenes a los libros, que no necesariamente a la lectura.

La idea de Blackwell no surge tanto de dar salida a los libros que no se venden como al ver que, tras una época viajando, en los hoteles donde se hospedaba, las bibliotecas estaban mal instaladas y eran feas.

En definitiva, los hoteles cuidan su diseño, pero no sus estanterías. Hoy ya trabaja con clientes más de 40 países, incluyendo Filipinas, Grecia, Maldivas y Tanzania.

Como recuerda el artículo del New York Times, los libros como objetos de diseño no son nada nuevo. En la década de 1820 en Gran Bretaña, los libros personalizados empezaron a ser populares para las élites, con colecciones que debían ser uniformes para una sola familia, a veces con su escudo familiar incluido en cada volumen.

Chuck Roberts, un vendedor de libros usados, denomina a este tipo de iniciativas un «rescate de libros». Siempre ha vendido libros para decoración en sus librerías y eventualmente comenzó también un negocio paralelo,Books by the Foot, como una forma de reutilizar libros que no se venderían en su tiendas.

Una forma alternativa de darle vida a los libros de papel, aunque no sea precisamente siempre para su lectura. Al menos son libros de verdad, no ‘falsos libros’.

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