¿Sabemos todo sobre cómo enseñar a leer de manera correcta?
En Estados Unidos, según la Evaluación Nacional del Progreso Educativo, más de 6 de cada 10 estudiantes de cuarto grado no son lectores competentes, es decir, un tercio de los niños no saber leer bien a un nivel básico.
Se sabe que prácticamente todos los niños pueden aprender a leer sin problema, si se les enseña de manera correcta. Al parecer no ha sido siempre sí, pero con los enfoques científicos actuales que saber cómo el cerebro trabaja durante la lectura, los resultados pueden cambiar.
Para comenzar, mientras aprender a hablar es un proceso natural que ocurre cuando los niños están rodeados de lenguaje hablado, aprender a leer no lo es. Para convertirse en lectores, los niños necesitan aprender las palabras, saber cómo se pronuncian y su relación entre pronunciación y representación para poder escribirlas (sobre todo en inglés, como sabemos).
Es decir, se necesita un aprendizaje fonético y sistemático. Sin embargo, muchas veces se ha pretendido que se aprende a leer sencillamente leyendo -de forma natural, como aprender a hablar-, con un libro delante, sin poner suficiente atención en la fonética, o ni siquiera en el vocabulario.
Hoy la ciencia muestra claramente lo que algunos pedagogos ya intuían: que para convertirse en un buen lector hay que aprender a descifrar las palabras. Lo que algunos denominan “alfabetización equilibrada”.
La introducción de las lecciones de fonética en un aula de alfabetización supone introducir nuevas prácticas basadas en la relación entre los sonidos y las letras, como por ejemplo el uso de libros que contienen palabras con patrones de letras que aún no se les han enseñado, donde se muestra que leer es un proceso también de memoria visual en lugar de un proceso únicamente de comprensión de cómo las letras representan los sonidos.
También hay sistemas donde los maestros les piden a los niños que adivinen las palabras que no saben en función del contexto y las imágenes que les muestran, en lugar de enseñarles a los descifrarlas de manera sistemática.
Como en todo, hay corrientes a favor y en contra de estos métodos. Lo que es seguro es que las evidencias científicas pueden ayudar a ajustar más los modos en que se enseña a los niños a introducirse en la lectura.
Por tanto es fundamental que las escuelas y los responsables directos de la educación a alfabetización de los niños (padres y profesores) al menos se interesen en conocer estas corrientes educativas, en los últimos resultados en cuanto al aprendizaje de la lectura. Algo que parece que, al menos según los datos que se tiene de Estados Unidos, no se está haciendo.
Quien sabe es cierto que hasta ahora no se ha estado haciendo bien del todo, o sencillamente que con otros métodos, complementarios o diferentes, los resultados podrán ser mucho mejores.