Lavanderías como bibliotecas y centros digitales
Bibliotecas sin Fronteras (BSF) ha puesto en marcha una iniciativa en Estados Unidos para transformar las lavanderías en bibliotecas y centros digitales.
El proyecto se llama ‘Wash and Learn’ (lava y aprende).
La elección de este tipo de centros es sencilla: hay nada menos que cerca de 30.000 establecimientos, la mayoría de ellos en barrios menos favorecidos económicamente.
Por eso son lugares ideales para intentar limitar la brecha digital y brindar acceso a la lectura a las poblaciones más vulnerables.
La función principal de BSF es favorecer la alfabetización y la lucha contra el analfabetismo. Lo hace a través de espacios culturales y educativos innovadores que permiten a las personas más desfavorecidas aprender, divertirse, crear vínculos y construir un futuro mejor en muchos aspectos.
Con esta misma vocación surgió la idea del programa ‘Wash and Learn’. La pandemia ha acentuado la brecha educativa y digital; no todas personas tenían medios o estaban preparadas para trabajar a distancia (además de tener que hacer trámites de todo tipo online).
Del mismo modo que no todos los alumnos tenían los medios necesarios o estaban educados para estudiar desde casa. Además, el acceso la información también dependía únicamente en los meses de confinamiento de la conectividad a internet.
Convertir esas 30.000 lavanderías en espacios de aprendizaje comunitario señala la necesidad de brindar acceso digital y literario a los ciudadanos que quieren acceder a sus bibliotecas locales.
Además de que las familias que usan las lavanderías son generalmente más vulnerables, muy a menudo, los adultos suelen ir allí con niños. Era el lugar perfecto para abarcar todos los rangos de edad.
Si a eso le sumamos el tiempo de espera, que oscila de media en una hora, se da el tiempo suficiente para aprovechar el sitio y el momento para poner en marcha el proyecto. Además, las lavanderías están abiertas los 7 días de la semana, las 24 horas del día.
Algunas lavanderías proporcionan libros en varios idiomas en asociación con bibliotecas locales. Otras, ordenadores portátiles y puntos de acceso a Internet para los clientes de las lavanderías. Muchas más bibliotecas se han ido uniendo a este proyecto para trabajar conjuntamente con la iniciativa de BSF.
Según sus primeros datos, los niños están 30 veces más interesados en los libros y encontraron interés en la lectura durante este tiempo de espera en la lavandería con sus padres. Y lo padres más atentos a la formación de sus hijos.
Razones suficientes para felicitarse por iniciativas como esta.