El libro en un contexto digital
La obra de investigación El libro en un contexto digital. Un desafío de diseño, dirigido por Renée Bourassa y publicado online, reflexiona sobre qué es un libro y cómo constituye un desafío de diseño en un contexto digital.
Jade Pétrault habla sobre las claves de este extenso libro disponible de manera gratuita. La obra establece sus objetivos desde el prólogo, que busca responder a dos preguntas principales: qué es un libro, y de qué manera es un desafío de diseño en un contexto digital. Para ello Bourassa ha contado con diecinueve colaboradores de diversa procedencia, desde las ciencias humanas hasta el diseño, pasando por las humanidades digitales.
El libro se divide en cuatro partes: “Materialidades, hibridaciones, caminos de lectura de libros”, “Edición crítica”, “Literatura juvenil e investigación” y “Contextos de diseño”.
Para abrir la primera parte, Renée Bourassa escribe sobre “Pensar el libro en su ecosistema digital”. Un lugar de un encuentro entre pasado y presente, encuentro que pretende comprender y esclarecer las sucesivas evoluciones y el futuro del libro.
El autor utiliza un enfoque de diseño para entender el libro en términos de su naturaleza híbrida y sus múltiples materiales. Sostiene que las diferentes formas del libro modelan el conocimiento y modifican la forma en que actuamos con lo que nos rodea.
En “Hiperlectura y apropiación”, Franck Cormerais comparte su reinterpretación de la noción de “lectura apropiada”, señalando sus diversas formas. También estudia cómo evolucionan las prácticas lectoras. Su razonamiento se desliza, además, hacia otro concepto, el de “literatura erudita”. El desarrollo progresivo del autor, en seis etapas, se basa en el estudio de caso del Codex Atlanticus, “un prototipo de libro digital académico”.
Arnaud Laborderie, en el cuarto artículo titulado “Del libro enriquecido al libro aumentado”, expone muchas cuestiones relativas a las nociones de clausura y apertura, linealidad y reticularidad, así como muchas paradojas intrínsecamente ligadas al mundo del libro impreso y digital. El ejemplo que eligió es una edición digital enriquecida del Cándido de Voltaire, desarrollada por la Biblioteca Nacional de Francia (BnF).
Expone cómo las prácticas de remediación y edición alteran la naturaleza del libro, así como las funciones editoriales, autoral y de lectura. El lector es descrito como un actor real, participando en el enriquecimiento del libro. Una de las contribuciones clave del artículo radica en el paralelo tejido entre el libro medieval y esta edición de Cándido, paralelo que cuestiona la noción de “obra abierta”, que hizo famosa Umberto Eco.
En cuanto al capítulo de la “Edición crítica”, el artículo de Benoît Epron y Catherine Muller (“Del ABC al HyperOtlet”) presenta un proyecto para crear una herramienta de escritura colaborativa y académica, HyperOtlet, desarrollada por Enssib. HyperOtlet -cuyo título se hace eco voluntariamente de la noción de “hiperdocumento” teorizada por Paul Otlet en su Traite de documentation– también se inspira en el software del atlas experimental, el Abécédaire des mondes lettrés, otro proyecto del Enssib. Estos dos proyectos, que se enmarcan en las humanidades digitales, plantean cuestiones similares sobre las que vuelven los autores.
En el siguiente artículo, Margot Mellet y Marcello Vitali-Rosati exponen las preguntas, los problemas y los métodos en el centro del desarrollo de un proyecto editorial para la Antología griega (Cátedra de investigación de Canadá sobre griego digital). Su texto, “Editorialización de la antología griega”, presenta con precisión este vasto corpus que ha seguido creciendo con múltiples compilaciones.
En el centro de este proyecto que responde a una lógica de editorialización emergen verdaderos desafíos: lograr dar cuenta, por un lado, de la complejidad, el carácter fragmentario y dispar de este rico corpus y, por otro lado, lograr garantizarlo.
En “Del manuscrito a lo digital”, Cécile Meynard y Elisabeth Greslou se centran en el proyecto de edición crítica de los escritos de Stendhal, Journaux et Papiers, con el fin de ofrecer una nueva visibilidad a los textos del autor, ya sean desconocidos u olvidados, y esto, a un público heterogéneo.
Se parte de una edición multimedia, de un modelo “híbrido” donde la web, la edición en papel y el ePub se describen como complementarios, lo que permite una ampliación del círculo de lectores. Más allá de la descripción de las elecciones realizadas, el artículo examina las dificultades que surgen en el contexto de la edición digital.
En cuanto a “Literatura infantil e investigación acción”, Christine Develotte y Mabrouka El Hachani reflexionan sobre la relación entre papel y digital a partir de un corpus compuesto por libros-apps y entretenimiento público. También proporcionan un estudio importante de la recepción de la literatura infantil por parte de los profesionales de las bibliotecas y el público.
Además de identificar las particularidades de las aplicaciones de los libros, el artículo estudia el uso de estos objetos complejos durante eventos públicos, así como los comportamientos y gestos de los lectores. Christine Develotte y Mabrouka El Hachani defienden la necesidad de tener en cuenta la corporeidad y el compromiso del lector.
Nathalie Lacelle, Prune Lieutier y Eleonora Acerra revelan una visión general de los desafíos y dificultades del sector en “Desarrollo de la publicación digital juvenil”. A lo largo de su investigación destacan tres niveles: el primero se relaciona con la creciente complejidad del trabajo entre los diferentes polos y los nuevos actores de la edición digital; el segundo se refiere al reconocimiento de la literatura infantil digital; el tercero, sobre el conocimiento de los usos de niños, padres y docentes por parte de las editoriales.
En definitiva, este artículo es como un reservorio de herramientas destinadas a los distintos protagonistas del mundo de la edición infantil, con el objetivo principal de ayudarles y apoyarles en el uso de las tecnologías digitales.
En la última parte, “Entre el libro-objeto y objeto libro” de Oriane Deseilligny, se diferencia de los demás artículos en que ofrece un estudio original del libro impreso como mobiliario, cuando está sujeto a lógicas de marketing o “escenografías visuales y comerciales”, según las palabras de la autora.
Examina la puesta en escena del libro en los anuncios, por ejemplo, y esto en un entorno digital (redes sociales y web). Su análisis de las diferentes funciones del libro, en cuanto a sus características y su materialidad, le lleva a definir el libro como un “objeto de diseño”, un “objeto antropológico” o incluso un “objeto industrial”.
La penúltima publicación, “Versión 0” de Jean-Louis Soubret, destaca un modelo editorial diseñado a partir de los tres ejes del design thinking: “deseabilidad, viabilidad y sostenibilidad”. Este modelo permite, según el autor, “renovar la dinámica en torno a la mediación de los resultados de investigación […] de un coloquio”. Para ello, Jean-Louis Soubret se apoya en un caso de estudio, el libro “Versión 0, Apuntes sobre el libro digital”.
El artículo que completa El libro en un contexto digital, «La pantalla del móvil: de la movilidad del lector a la lectura-movimiento» de Nicolas Tilly y Sophie Monville, pretende ser una reflexión sobre la cultura móvil y, más concretamente, sobre las apps y pantallas de móviles.
Los autores forman parte de un taller de investigación-creación, “Edición Nuevas Formas”, y cuestionan la cuestión de la apropiación de las obras por parte de los lectores, en particular a través del gesto.
Según la crítica de Pétrault, la totalidad del libro ofrece una visión real del libro en un entorno digital: se redibujan sus definiciones, se destacan sus diferentes naturalezas, sus múltiples formatos, materiales y funciones.
En definitiva, el libro, que se presenta en todas su estados, debe ser considerado a la luz de su carácter complejo e híbrido.