28 febrero 2023

Los editores de ciencia ficción están siendo inundados con historias generadas por IA

Imagen de Alexandra_Koch en Pixabay

Imagen de Alexandra_Koch en Pixabay

Desde que el noviembre del año pasado Brett Schickler pusiera a la venta en Amazon “su” libro Sammy the Squirrel, escrito en realidad por ChatGPT, no han parado de aparecer ebooks en Amazon con la famosa IA como protagonista.

Lo han hecho bien como fuente inspiración para escribir libros sobre cómo utilizar esta IA, bien como autor o coautor de todo tipo de libros, incluida la poesía. 

Así, a mediados de febrero ya había más de 200 libros digitales en la tienda Kindle de Amazon con ChatGPT como autor o coautor.

Y estos son sólo los que reconocen a la IA como partícipe en la creación, pero se desconoce el número verdadero de obras en las que se la ha utilizado para crear historias que se hayan puesto a la venta en formato digital.

Un género que está teniendo mucha aceptación, además de los que tratan sobre el propio software y los de autoayuda, son los libros infantiles ilustrados. En YouTube, TikTok y Reddit han surgido cientos de tutoriales donde se muestra cómo hacer un libro en apenas unas pocas horas.

Un autor, que pasa por llamarse Frank White, mostró en un vídeo de YouTube cómo en menos de un día creó una novela de 119 páginas llamada Galactic Pimp: vol. 1  sobre facciones alienígenas en una galaxia lejana. El libro se puede comprar por cerca de 1 euro en la tienda de ebooks Kindle. Obviamente, un libro escrito con/por ChatGTP.

Y es que el otro género favorito de estos autores fantasma con participación de una IA es el de la ciencia ficción. Así lo han percibido en la revista literaria de ciencia ficción y fantasía Clarkesworld, ya que su publicación se está viendo inundada por multitud de historias creadas con herramientas de IA.

Neil Clarke, el editor de la revista asegura que si una historia generada por IA mereciera su publicación en Clarkesworld, quizá se lo pensarían, aunque tendrían que lidiar con ciertas cuestiones éticas, y legales.

Pero Clarke dice que estas historias ni siquiera son buenas. Según cree, los algoritmos generadores de texto “no están diseñados para entretenernos o sorprendernos; analizan patrones en conjuntos de datos masivos para responder a solicitudes y determinar cuál es la salida más probable deseada”.

Algunas publicaciones de ciencia ficción están experimentando los mismos problemas. El caso de The Fabulist, donde ya prohíben explícitamente el uso de la inteligencia artificial (texto e imagen) en cualquier envío de propuestas a sus convocatorias abiertas, a menos que se especifique.

Esto está siendo sólo el principio de un gran boom o un caos editorial.

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