15 marzo 2011

El alto precio de la gratuidad en la lectura en pantallas

La gratuidad en la digitalización tiene un alto precio. Está es también la conclusión a la que se llega en el blog de The Scholarlykitchen en una más que interesante entrada que analiza el resultado de la digitalización de algunos títulos de dominio público -en este caso en Google Books-, en concreto con una edición de Jane Austen plagada de errores.

Las razones las resume Joe Esposito en cuatro: el original impreso del que se ha llevado a cabo la digitalización, sin revisión alguna; el proceso de digitalización en modo imagen que produce textos con errores; el reconocimiento óptico de caracteres (OCR) también conlleva en ocasiones erratas en el texto y que se manifiestan sobre todo en el «reflow» para adaptarse a pantallas pequeñas; y, por último, el problema de los metadatos y la mala indexación de estos libros de dominio público.

Sin lugar a dudas, uno de  los modelos de negocio del futuro sector editorial girará en torno al concepto de lectura en pantallas a través de cualquier dispositivo o navegador, más conocidos como «libros en la nube» o ahora también como los «spotify de los libros», pero la calidad de los contenidos digitalizados y, sobre todo, la experiencia de lectura serán claves para consolidar su éxito.

Como señala Joe Esposito en su post, si el acceso a los contenidos es gratuito, probablemente la calidad de los libros digitalizados y la experiencia de lectura sea muy mala, dado que probablemente  los proveedores no hayan invertido adecuadamente en la digitalización y adecuación de los contenidos para ser leídos en pantallas, ni  hayan gestionado correctamente los metadatos. Insistimos en la importancia del factor humano y la buena labor de los editores a la hora de digitalizar frente a los modelos automatizados. Del mismo modo que los lectores no quieren libros de papel mal maquetados o llenos de erratas, los libros digitales también requieren una serie de procesos para  un resultado óptimo en el momento de leerlos.

Diseñar una buena experiencia de lectura en pantallas conlleva una elevada inversión en digitalización de libros,  maquetación online  y gestión de metadatos, que el lector estará dispuesto a pagar, siempre y cuando dicha experiencia de lectura  sea igual o superior a su versión en papel.   Por estos motivos, no es aconsejable permitir un acceso gratuito a las versiones digitales de los libros en papel dado que son el futuro digital de las editoriales. Más vale no crear comportamientos en los lectores que luego serán muy díficiles de cambiar.

Desgraciadamente, muchas personas se conformarán con una experiencia de lectura mediocre por tener un acceso gratuito a los libros digitales. Unos libros que no deberían ser ejemplo de libro digital pero que, lamentablemente, para muchas personas lo son al ser los primeros a los que tienen acceso. La mala imagen y experiencia de lectura que ofrecen no son buenas para la aceptación de este formato.

62 Responses

  1. Todo tiene su trabajo y su precio. Es evidente. Pero el libro electrónico no tiene ni impresión ni transporte ni almacenaje ni exposición; ni en él la cadena tradicional de la comercialización del libro impreso tiene sentido. Su precio no debe superar los diez euros (IVA incluido). Los tabletas deben ser abiertas a todos los textos usuales, y no deben asustar ni por su complejidad y terminología imposible, ni por su precio, que en la actualidad es excesivo para el común de los mortales.

  2. Hola José Alfredo

    Coincido contigo que la fijación de precios competitivos y dinámicos de los ebooks es una de las variables clave en la economía digital, pero el post que hemos publicado hoy intenta hacernos reflexionar sobre las consecuencias derivadas de la gratuitad en Internet

    Un saludo

    Javier

  3. Estoy deacuerdo, la gratuidad de los libros esta conllevando su «no edición». Estoy cansado de descargar libros gratis y libre de derechos, que al final no leo por su baja calidad, erratas, errores de composición, traducciones antiguas con expresiones y lenguaje desfasado, etc… nada que ver con algunos libros digitales editados para dispositivos en los que si se ha cuidado dicha edición.

    Todo proceso lleva su trabajo, y todo trabajo lo ha de hacer un profesional. Y eso al final se nota y se paga.

    Otra cosa es que el precio deba ser el mismo que el de la edición impresa o no. Desde mi punto de vista no bede coincidir. Recordemos que aproximadamente más de la mitad del precio del libro se va a la distribuidora; si distribuyo mi libro por internet, ese dinero debería ahorrarmelo, así como el de la impresión encuadernación, etc…

  4. Interesante artículo, muy interesante. Pero…
    No estoy demasiado de acuerdo con el planteamiento. Se parte del estudio de la digitalización de unos determinadas obras de dominio publico en concreto de una obra plagada de errores.
    ¿Tendríamos el mismo resultado si el estudio se hubiera realizado con una obra correctamente digitalizada? Seguramente no.

    He leído ebook comprados (no descargados de ninguna «página amiga») con errores de maquetado, erratas seguramente debidas a un ocr incorrecto y la sensación que te deja es que te han estafado…
    Ahora estoy leyendo un libro de Lorenzo Silva, comprado en la oferta que ha lanzado recientemente, y veo un resultado magnífico, de momento no hay erratas, el maquetado es correcto. Satisfacción plena y sensación de una compra que ha merecido la pena
    Pero he leído muchos libros descargados en los que no había errores y esto es debido a que determinada gente, en la mayoría de los casos de modo altruista, se había encargado de revisar y corregir esos errores. La satisfacción en ese caso también era plena.

    No me he podido resistir a comentarlo en mi blog 😉

  5. Hola JL

    Gracias por tus reflexiones

    Si hubiésemos elegido otra obra, también de dominio público como señalas, pero en este caso correctamente digitalizada, diríamos que el coste de la digitalización no ha sido traspasado al precio de venta al público.

    Los lectores estarán encantados pero ¿quién asume entonces los costes de una digitalización correcta, maquetación y gestión de metadatos?

    El post señala que la mayoría de los procesos de digitalización de libros se han llevado a cabo sin revisión humana alguna y por tanto se han generado muchas versiones digitales con reproduciones de textos con errores

    Señalas que estás leyendo un libro de Lorenzo Silva, comprado en la innovadora oferta que ha lanzado recientemente, y estas teniendo un resultado magnífico (no hay erratas, el maquetado es correcto, aatisfacción plena y sensación de una compra que ha merecido la penaetc).

    Para lograr esa experiencia de lectura satisfactoria, el autor ha contado con los servicios de su editorial (Destino del Grupo Planeta)

    ¿Vamos a dejar el futuro de la edición digital y la lectura en pantallas en manos del altruismo, buena fé y tiempo libre de la gente? No gracias 🙂

    Yo ya he pasado por mi etapa de becario en mi vida profesional,

  6. Gabriel

    Mas menos estamos de acuerdo en que es impensable hoy comprar un libro y encontrar una «plaga» de erratas. Sin embargo, creo que si es cierto que se ha instalado una especie de permisividad ante el error en lo digital que me parece inadmisible, sea gratis o de pago.

  7. Hola,
    Gracias a todos por las reflexiones y comentarios.

    Creo que estamos desviando un poco el debate, que no se centra en el precio de los libros sino en la necesidad de inversión para conseguir unos libros digitales óptimos.

    Como dice José Alfredo, la edición digital no tiene los costos de la edición tradicional, pero sí tiene otros costos para llevar a cabo esos procesos de digitalización. Cuando Google comenzó su programa de digitalización de bibliotecas y de ejemplares libres de derechos y obras huérfanas, posiblemente estaba enfocado a la consulta y no tanto a la lectura en pantallas (al margen de los beneficios que de su programa puedan conseguir). Si bien Google ha mejorado su sistema de digitalización, en los comienzos, al utilizar la digitalización en modo imagen, mucho más barata que en modo texto, vemos que el resultado no es el óptimo ni mucho menos para leer en cualquier tipo de pantalla: web, iPad, iPhone, Kindle, SonyReader, etc.

    Aunque se use un programa de OCR, y el porcentaje de erratas sea inferior a un 5 o 3%, todavía se necesitan varias revisiones para conseguir un libro limpio. El etiquetado también requiere a alguien que lo haga correctamente y con toda coherencia. Todo esto requiere de personal profesional para hacerlo, el que, como señala Javier, utilizan editoriales como planeta.

    Claro que las versiones impresas también pueden llegar plagadas de erratas; la diferencia estriba precisamente en que ya se ha creado un hábito en los lectores en el que detectan las malas ediciones, poco trabajadas y plagadas de erratas, y enseguida se comenta. En el caso de la edición digital, muchas veces los primeros lectores digitales acceden a los ebooks a través de estas versiones automatizadas. Al ver esto, es normal que los lectores tengan la misma experiencia que comenta Rafa, lo cual no ayuda a entender la edición digital como una división de la edición que requiere nuevas formas y especialización. Y no es bueno crear un hábito y una imagen de que los libros digitales están o pueden estar hechos de cualquier manera.

    Si encontramos errores en libros no libres de derechos, con un precio, pero que están mal editados y también con errores como dice JL, entonces tenemos seguramente un mismo problema de edición, de querer ahorrar en diseñadores y revisiones. Por tanto, el problema viene a ser el mismo. Quizá más grave, aún más si se parte de una obra original, que no debe pasar por un OCR, y permite la digitalización directa del texto, lo cual no quita para que éste también pase por los necesarios correctores. Luego, al estar digitalizado, de nuevo se requieren revisiones para ver la implementación correcta en cada formato, pantalla, etc.

    Por entendernos, es como leer un libro impreso original o el mismo libro fotocopiado, incluso, el mismo libro pero que lo regalan con una revista o periódico. Sé a ciencia cierta que en muchos de estos casos la edición suele ser extra-rápida, para entendernos. Por eso son gratis, claro, lo cual tiene su precio.

    Todo esto requiere, como vemos, inversión y esfuerzo, que es lo que queríamos señalar con el post. Otro asunto son los nuevos modelos de negocio, copyleft, etc. Aquí hablamos de ciertos ejemplos.

    Por cierto, y muy oportuna la corrección de María (¡gracias!), eso pasa por no haber revisado bien el texto!

    Un saludo,
    José Antonio.

  8. Mi humilde opinión, basada en 20 años de experiencia en la edición, es que la edición deficiente comenzó mucho antes que la gratuidad. Y no solo en español, también en el mercado anglosajón. De esto tienen conciencia muchos agentes literarios que representan clientes americanos.
    El alúd de novedades; la edición entendida como actividad estacional casi equiparable con la industria de la moda; la sospecha cierta de que un libro tiene solo tres semanas de oportunidad en las mesas de novedades y luego cae en el olvido; el despido constante de los llamados «editores de mesa», que se cuidan de los textos a publicar; las tarifas vergonzosas de los correctores; los tiempos cada vez más breves entre la contratación y la publicación, que permiten optimizar financieramente las inversiones en nuevos títulos… todo esto ha contribuido a la edición deficiente. En el caso del papel, sin embargo, sin reducir en absoluto los precios que paga el lector.
    Hay, además, un continuo saqueo del dominio público. Se eligen esas obras porque no hay que pagar derechos de autor (y muchas veces, si son extranjeras, se usan traducciones realizadas viejas, quitándole a cada generación de lectores su derecho a leer una traducción hecha para ellos, leída desde su contemporaneidad)y se las destrata editorialmente.
    Me parece que el sector editorial tiene muchas más reflexiones y autocríticas pendientes antes de poder echar las culpas del cántaro roto a la gratuidad de los libros online. La devaluación del libro ha comenzado en nuestras propias casas y la hemos promovido nosotros mismos. Sí, en el modelo papel y con altísimos precios. Hoy, acosados por un sector tecnológico al que no entendemos, en lugar de poner orden en la casa y contribuir a la necesario renovación del sector, lanzamos gritos de horror y alarma contra el recién llegado. Así, la batalla está perdida.

  9. Estimada Julieta,

    Como dices, la edición deficiente también se da en la edición tradicional, y antes, como es lógico. No sólo se abusa de los libros de dominio público, también de los traductores, correctores, editores, proveedores, etc. Por su puesto que el sector editorial tiene muchas más autocríticas que hacerse. Ésta que planteamos hoy es sólo una de ellas. No es echar la culpa a la gratuidad, es hablar de las posibles consecuencias de esto;hablamos de casos concretos que han podido ser ejemplo de mala praxis en el ámbito profesional.

    Precisamente porque estamos a tiempo de no crear una estructura de errores permitidos, mejor advertir antes de que suceda lo mismo con la edición impresa, y esto no es lanzar alarmas contra el recién llegado. Estamos en lo mismo, no caer en los mismos errores. Si abobinamos de malas ediciones, con erratas, con traduccionmes antiguas en los libros de papel, la misma atención y crítica se le debe hacer a la edición digital; la misma exigencia que pedimos para que las editoriales tradionales trabajen en condiciones con profesionales (editores de mesa, correctores) debemos exigir para las ediciones digitales profesionales que entiendan y trabajen en en este sector tecnológico.

    La oportunidad está en no caer en los mismos errores. Si comenzamos desde una mentalidad de edición digital, ni hará falta comparar con la edición impresa, aunque sé que esto es difícil a la vista de los resultados y de los flujos de trabajo que se están ejerciendo.

    Un saludo,
    José A.

  10. Entiendo, José Antonio. Y propongo, para ser más «científicos», un ejercicio similar con cualquier libro de los publicados durante el 2010 en el ámbito de la lengua española, de cualquier autor y de cualquier editorial. Aunque en ese caso será más embarazoso dar nombres, apellidos, y una lista detallada de erratas y otros ejemplos más graves de lesa edición.
    Por eso no pido que se publique. Lo propongo como sano ejercicio ignaciano.

  11. Isabel

    No entiendo como hablas de Jane Austen cuando el libro en dominio público del que insertas imágenes no es otro que Jane Eyre de C. Brontée. Claro que por lo que sé, tú no eres lector profesional ni empedernido ni tampoco editor. En realidad no sé quien eres en el mundo editorial porque nadie te conocía hace pocos años en este país en relación con el libro. Se te conoce por tu relación la venta de ereaders o ipads.

    Gracias,

  12. Isabel

    Me sorprende el tono de tu comentario

    No suelo contestar a comentarios fuera de lugar, pero como en este caso has puesto en duda la profesionalidad de uno de los miembros de mi equipo, quiero aclararte un par de cosas

    Los artículos de este blog son publicados de manera colectiva por el equipo de Dosdoce. Al igual que la revista The Economist los colaboradores de Dosdoce no firmamos estos post dado que lo elaboramos en equipo y así evitamos ego 2.0

    La imagen que hemos insertado en el artículo es intencionada. No estamos hablando de un libro específico, estamos reflexionado sobre la calidad de los procesos de digitalización de la mayoría de los libros de dominio público que posiblemente estaban enfocados a la consulta y no tanto a la lectura en pantallas.

    Para tu información este post ha sido escrito por Jose Antonio Vázquez, Postgraduado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y Diplomado en Filología Eslava por la Universidad Complutense de Madrid, ha vinculado su formación y labor profesional en el ámbito de la edición a los nuevos medios, desde la edición y promoción online hasta el análisis de contenidos. Asistente durante tres años de Valeriano Bozal, Catedrático de Historia del Arte en la UCM, a su vez ha trabajado en tareas de promoción, prensa, contenidos para portales de Internet (SGAE, Punto de Lectura), así como lector, corrector, editor de mesa en editoriales como Suma de Letras, Plaza y Janés, Machado Libros, Iniciarte (Junta de Andalucía), etc. En ocasiones, continúa colaborando esporádicamente con algunas editoriales en la edición de títulos propios, prólogos, etc.

    Del 2005 al 2009 se hizo cargo de la dirección editorial Velecío Editores. Desde el 2007 colabora como parte del equipo en el portal cultural Dosdoce.com en la elaboración de nuestros estudios, investigaciones de mercado, análisis de tendencias en el sector editorial (edición y marketing online 2.0) y consultor. A su vez, escribe como crítico literario en nuestra sección de reseñas y participa en la edición de artículos para el blog Comunicación Cultural con noticias sobre la digitalización del libro. En la actualidad también ejerce como profesor y tutor en el Máster Online de Edición Digital de la Universidad de Alcalá.

    En relación a mi trayectoria profesional, no pienso defenderla ante un persona que se escuda en el anonimato, tan sólo decirte que no soy vendedor de ereaders ni de iPads, solamente un ávido lector en papel y digital y un recién llegado editor digital.

    Tengo el placer de comunicate que Dosdoce.com cumple el próximo viernes su séptimo aniversario en la Red

    Un saludo

    Javier

  13. @Equipo Dosdoce.com

    Coincido con la respuesta que me dais. Te aseguro que estoy plenamente satisfecho de la compra. 6 libros por 15 euros (y que podrían haber sido menos si el IVA no fuera del 18 sino del 4%).

    Entiendo que es un precio que puede ser muy ajustado, pero lo que no estoy dispuesto es a pagar 18€ por un libro en formato electrónico porque me va a parecer muy caro, en comparación con los 0€ y algunos errores.

    Las editoriales deben empezar a ver por donde va el futuro, y no esperar a lo que les deparará, porque si esperan de brazos cruzados luego llegarán (algunos ya han empezado) las lamentaciones y las lágrimas. Deseo que la iniciativa de Destino sea un completo éxito para que así otros sigan el camino que ellos han señalado.

    ¿Libros a 4-5 euros? Estoy totalmente dispuesto a pagarlos porque espero y entiendo que me garantizan una cierta calidad. Ojo, que en mi compra ha contado y mucho el que el libro viniera sin DRM.
    ¿Libros a 18-20 euros? Me pueden esperar sentados, el salto es demasiado grande. Y si encima no puedo compartirlo, dejarlo… hoy tengo opciones mejores.

    Saludos

  14. Laura Cardenal

    En la linea del comentario de Julieta.
    A veces, cuando edito un texto, me interrogo sobre la utilidad de mi trabajo, el texto ya está hecho ¿qué aporto editándolo? entonces, observo mis correcciones, las dudas, plantedas y resueltas, las erratas corregidas, el ajuste de la maqueta y el diseño, etc, etc. y descubro que editar no es tan fácil. Que dar a la luz un buen producto editorial es una labor «primorosa».
    Lanzados a la edición digital lo debemos exigir y exigirnos entre los editores es rigor, calidad y verdad. Pero amigos, esto tiene un precio. Quizá el consumidor no lo sabe aún, hasta no hace mucho bien acostumbrado a leer productos bien rematados, y ahora, mal acostumbrado a ‘encontrar’ lecturas gratuitas en la red. Por eso, porque no vale todo, ni aún siendo gratis, una nueva «cruzada» va a tener que ser asumida por el sector editorial y no es otra que la de la comunicación. Habrá que explicar los productos, defenderlos y justificarlos. Porque no vale todo.
    Este diálogo es un buen principio

  15. Xpectro

    Veo la discusión y la leo, pero me sorprende que se pase en alto la capacidad de corrección colectiva que estos títulos tendrán.

    Muy pronto, al estilo Wikipedia, libros de este tipo serán leídos por miles de personas que, al encontrar una errata encontraran una manera de reportarla o, si el lector/autor/editor permite, corregirla al acto. Y así, por primera vez en la historia de la humanidad, estaremos ante obras que se mejoran entre mas ojos las lean.

    No son sólo notas al margen lo que vamos a compartir, es también el mantenimiento de nuestro patrimonio literario universal.

    Ejemplos hay, y muy interesantes.

    Es cuestión de software de lectura y cambio en el chip de un público que podrá ver reconocida su buena labor con reputación digital (a lo recomendaciones de compra o estrellitas de buen huésped/anfitrión, p. Ej.) o en rebajas reales otorgadas por la editorial a la que se le haga el favor.

    My two cents…

  16. Isabel

    Al equipo de Dosdoce :

    Siento si mi tono os pareció inadecuado, pero lo que no admito es que se diga que lo hice de forma anónima. Firmé con mi nombre y añadí mi email. Por tanto, todo el equipo y los editores del blog saben perfectamente quien hizo el comentario y que no fue amparado en el anonimato. En todos los blogs añado mi dirección de correo electrónico.
    Sigo creyendo que tras algunos existen intereses ligados a marcas, lo cual es legítimo siempre que no se oculte.

    Muchas gracias,

  17. Hola Isabel

    Gracias por aceptar, aunque sea indirectamente, que el tono de tu anterior mensaje era inadecuado

    Publicar un comentario que intenta desacreditar a un persona o marca con un nombre porpio tan común como Isabel, sin apellidos ni enlace a un sitio web personal, ni cuenta en Twitter, perfil en Facebook o similar, es como firmar de forma anónima

    En Dosdoce nunca hemos ocultado con quién trabajamos, todo lo contrario nos sentimos orgullosos de ello y por eso lo hacemos público.

    Puedes ver la lista de clientes en el siguiente enlace http://www.dosdoce.com/servicios-culturales/ Como verás no trabajamos para ninguna empresa fabricantes de ereaders ni tabletas como iPad, aunque nos encantaría 🙂

    Un saludo

    Javier Celaya

  18. Parece claro que se está gestando un doble tráfico de libros en internet: por un lado, libros retrodigitalizados o directamente mal editados, que suelen encontrarse de forma gratuita; por el otro, libros que las editoriales -o autores de forma independiente- suben a la red cumpliendo todos los requisitos formales y semánticos de un ebook de calidad, a menudo de pago. Es preciso que los profesionales del sector aprovechemos la ventaja que nos brinda este doble flujo (calidad y rapidez asociados al pago; dispersión y mala lectura asociados a la gratuidad), poniendo al mercado los ebooks a precios más económicos y sin DRM, estando de esta manera en condiciones de competir con el verdadero rival: los libros gratuitos.

  19. Pingback : Adiós a la gratuidad del New York Times online

  20. Betlem Vidal

    Aunque la digitalización de libros de dominio público tiene una connotación de dar facilidad a todo el mundo para acceder a la cultura, por otra parte, no está dando muy buena imagen de lo digital debido a la mala calidad y a la mala lectura, por ello doy la razón a Roger Segú en que parece correcto ponerse las pilas y editar ebooks de buena calidad (sobre todo en ePub) que, por el hecho de ser de dominio público pueden ser más baratos. Y es importante no dejar que se extienda el uso de lo gratuito porque generará mala fama.

  21. Pingback : Nueva Biblioteca digital pública frente a Google Books

  22. Pingback : Twitted by BURSofia

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