07 mayo 2006

Rafael Doctor

Redacción Comunicación Cultural (RCC): ¿Por qué la pérdida de una persona se convierte casi siempre en la medida del amor?

La pérdida es la experiencia posiblemente más dura que un ser humano puede sentir en su vida. Se puede perder a alguien por una muerte o porque la vida nos aleja o distancia definitivamente. Con la pérdida descubrimos una perspectiva que nos da una dimensión de “verdad”, una dimensión muy rotunda del valor de las cosas, del valor de lo que perdemos. Por eso los paraísos suelen habitar en el mundo perdido.

RCC: Casi todos los personajes de la novela viven en soledad. ¿Por qué crees que la mayoría de las personas necesita reclamar la atención de quienes la rodean para que le hagan un poco de caso?

Bueno, la soledad es la manera más natural de vivir acoplado al mundo de hoy. La soledad es una opción absolutamente respetable y a la que cada vez tiende más el ser contemporáneo que habita una sociedad como la nuestra llena de estímulos y de rapidez acoplada a todos los elementos de la vida.

En cuanto a llamar la atención, creo que nos pasamos la vida haciendo cosas para de una manera u otra llamar la atención; no me da pudor decir que incluso si yo publico esto es para llamar la atención de una manera u otra, es una cuestión vital compleja que está acoplada a nuestra propia postura en torno a nuestro contexto. Llamar la atención para que nos hagan caso es algo natural y queremos llamar la atención porque queremos que nos quieran y nos acepten. Hace años comisarié una exposición que se titulaba “Dime que me quieres” que partía del hecho de entender que la gente hacía fotos para recibir esa contestación, para reclamar lo que más deseaba.

RCC: Varios personajes de la novela tienen la capacidad de leer los deseos de los demás. ¿Qué aporta a una persona esa competencia lectora?

No lo sé. Yo no veo eso en los personajes. Creo que cuando una persona está enfrente de otra y se produce empatía se leen los deseos, los anhelos, los dolores y todo lo que la otra persona tiene. Es algo lógico y parte de la naturaleza social humana.

RCC: Cuando intentas dejar de querer a alguien, ¿es la huida hacia adelante la mejor solución, o la única posible?

Cuando intentas dejar de querer a alguien tienes muchas opciones, muchos caminos y tienes que optar por el que consideras más adecuado. Cada persona planifica su estrategia de una manera y no hay una respuesta que ni yo ni nadie pueda dar, eso es lo bueno de las cosas del amor, que hay poquitas reglas y poquitas cosas que poder agarrar o teorizar.

RCC: La poesía tiene un importante papel en su novela. ¿Para qué sirve la poesía? ¿Qué es lo que nos enseña?

La poesía es la base de esta novela que en general está escrita en ese tono prácticamente toda. Existe un capítulo que es un poemario, un pequeño libro de poesía que tiene independencia por sí mismo y que por otra parte fue escrito mucho antes de haberme puesto a contar esta historia. Posiblemente contar esta historia es una excusa para sacar a la luz esas poesías, que son verdaderamente el corazón de la novela y donde mejor está expresado el dolor del que surge todo.

RCC: ¿Por qué la mayoría de las novelas de temática gay cuentan con personajes siempre a la deriva, relaciones difíciles y tormentosas y con finales tan tristes?

No puedo definir esta historia como una temática gay por diversos motivos, pero esencialmente porque he tratado de presentar todo con la máxima naturalidad y con la idea universal de entender los sentimientos. No es que tenga nada absolutamente contra lo específicamente gay, pero yo personalmente, siendo homosexual me decanto por una absoluta normalidad a la hora de entender las relaciones humanas de tal forma que intento prescindir de todo tipo de etiquetas. Creo que es ahí donde se debe situar la lucha ahora, en la absoluta normalidad, no en negar que somos gays, por supuesto, sino en vivirlo sin ningún tipo de etiquetas y sin ninguna diferencia con respecto al resto de parejas o grupos familiares establecidos por la norma imperante.

En cuanto a lo dramático, creo que en la actualidad hay de todo y si bien en cierta época el gay era un personaje atormentado y un asesino en potencia o un desgraciado ahora es uno más y en este sentido es todo lo posible, como cualquier otra persona.

Mi sueño es que llegue un día en el que la palabra gay se diluya por que no necesite de su uso, igual que la palabra heterosexual que no se usa porque se considera como normalidad.

RCC: ¿Te angustia la idea de cómo vas a envejecer?

No, absolutamente. Desde que nací estoy envejeciendo y cada vez me gusta más. Cada época de la vida te da unas cosas y te quita otras, eso es lo que hay que aprender a aceptar y hay cosas que se pierden con los años, pero aparecen otras cosas que pueden ser incluso mejores.

RCC: ¿Puedes compartir con nuestros lectores algunas técnicas de “hacer mesón”?

Jajaja. Hacer mesón es estar con las personas a las que quieres y pasarte el tiempo rememorando cosas sin parar, riéndote de todo, esencialmente de uno mismo y sentir que esas personas que hay a tu lado son tus amigos. Eso es hacer mesón y su secreto es simplemente estar con esas compañías con las que te irías al fin del mundo.

RCC: Cada día nacen en Internet decenas de revistas culturales en formato digital, blogs de creación artística, editoriales digitales, etc. ¿Crees que Internet ampliará la comunidad literaria? ¿Ayuda a descubrir y/o a dar a conocer nuevos talentos?

Sí, claro que sí. De hecho hay muchas cosas muy interesantes con una agilidad nueva. De todas formas para mí no existe algo más sublime que el objeto libro como forma de comunicación. Creo que el objeto libro es una de las cosas más bellas y perfectas que ha inventado el ser humano. Todo lo que Internet ofrece viene a ampliar lo que desde allí se hizo. Yo tengo a Internet como a una maravillosa enciclopedia actualizada capaz de agilizar mucho el conocimiento de muchas cosas. Su lado creativo estriba en cabezas concretas, no en la técnica por sí misma. Creo que dentro de diez años, lo que hoy conocemos como web puede ser algo gigante y un pozo sin fondo de conocimiento y de nuevos estímulos.

Sobre el autor: Rafael Doctor (Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 1966) es conocido por su labor dentro del mundo de la gestión y dirección de proyectos de arte contemporáneo en España. Desde 2002 es Director del MUSAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León. Desde mediados de los años noventa ha publicado más de una veintena de relatos cortos para introducir la comprensión de artistas contemporáneos.

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